Un matrimonio de conveniencia -
Capítulo 210
Capítulo 210:
“¿Inaguantable?” preguntó Tonny.
“Gemma. Su nombre es Gemma” Michael él respondió.
“Oh, sí“, Tonny ahogó una carcajada.
“Ella es insufrible. ¡De verdad! ¡Ella cree que puede decir lo que quiera! ¡Me ofende todo el tiempo! Puedes creer que ahí en la fiesta…”, entonces Michael empezó a hablar de lo que pasó, de que le pegó accidentalmente en el brazo y de cómo ella le pegó de frente. Después habló de las otras veces que la vio y de la frialdad con que lo trató.
“¡Como si le debiera algo! ¡Ah, cuando no hice nada malo! ¡Sólo soy bien parecido! Amado por todos. Super hermoso“, Michael habló con una voz burlona. “En serio. ¡Bueno para todos menos por ella! ¡Esa tonta!”
Tonny vio que Michael seguía hablando de la chica.
Al mismo tiempo que hablaba mal de la chica, se quejaba, decía que tenía unos ojos bonitos, un cabello brillante, una piel que parecía de durazno, un cuerpo bien formado…
La está despreciando, pero le interesa, pensó Tonny, riéndose de su hermano.
“Quién sabe, quizás cuándo se case, madure”, dijo Tonny, como si no pasara nada. A lo que Michael dejo escapar una risa burlona.
“¿Casarse? ¿Quién querrá casarse con esa bruja?” Se rio más. “Pobre diablo la persona que termine con ella”.
“Ella es bonita, no será tan malo. Y al menos conmigo, fue muy educada“, Tonny se encogió de hombros. “Y es joven. Se pondrá mejor después de un tiempo”.
Michael hizo una mueca. Pero antes de que pudiera decir nada más, la puerta se abrió y Clara entro.
“Me iré primero”, dijo Michael y besó la frente de su hermano mayor. “Recupérate pronto, te voy a dar una paliza en el ring”.
Tonny se rió.
“¡Sigue soñando!”
“¿No? Ya veremos cuando vuelva de Rusia”.
Hubo silencio en la habitación.
“¿Rusia?” preguntó Tonny y Michael asintió, mirando a Tonny y Clara. “Pasaré un tiempo allí. Necesito entrenar más. Esto me ayudará a poner mi cabeza en orden”.
“Bueno… ¿El plan es hacerte crecer después de recibir algunos golpes de los rusos? Pyotro, que yo sepa, es un pequeño monstruo”.
“Pero no mejor que Ekaterina”. Michael hizo temblar su cuerpo. “Ella es un demonio”.
“Ekaterina es un amor, vamos, Michael” dijo Clara y el chico sonrió.
“Ella sólo es dulce contigo”.
“Al parecer, todo el mundo es un amor, excepto contigo” dijo Tonny y Michael suspiró levantando las manos.
“Está bien, está bien… Hablamos más tarde.” Asintió a Clara y salió de la habitación.
Michael no la tocó, no la abrazó ni siquiera le puso la mano en el hombro. Todavía era difícil no interactuar con ella, pero decidió que era lo mejor que podía hacer. Y el viaje a Rusia le vendría genial para poder mantener las distancias sin sufrir tanto.
Al llegar a la Mansión Herrera, Samuel y Gemma ya estaban allí. Michael hizo una mueca al mirar a la chica, quien miró a su alrededor y al darse cuenta de que nadie miraba, hizo una mueca a él también, y luego sonrió dulcemente.
“Mira, llegó Michael”.
Hablaba lindamente, pero sus ojos, que estaban conectados con los de Michael, mostraban desprecio.
¡Maldita chica!, pensó Michael y sonrió falsamente, pero cualquiera que no lo conociera bien pensaría que estaba siendo amable. ¡Dos pueden jugar este juego!
“Excelente. Desayunemos como es debido, ya que no hay mucho tiempo, ¿Verdad?”
Samuel y Gemma sonrieron y los siguieron hasta la mesa.
“¿Cómo está Antonio?” Samuel preguntó. Él no le llamaría a Tonny sin estar autorizado.
“Está reaccionando bien. Clara se quedó con él” dijo Emilia, sonriendo.
“La novia, ¿Verdad? No… no la vi en la fiesta”, Samuel se llevó el vaso de jugo a los labios.
“Terminaron y volvieron ahora. Ella no es de la mafia“, Osvaldo habló cortésmente, pero dejando claro que no quería profundizar en el tema. Samuel entendió perfectamente.
“Gemma y yo tenemos que volver a Atlanta”, Anunció y Gemma hizo un puchero. “No sirve de nada, Gemma. Tengo compromisos allí”. Luego miró a Bia y él le guiñó un ojo, dejando a Bia con las mejillas rojas.
“Hmmm“, suspiró Gemma. “Me encantó México“.
Bia iba a abrir la boca para invitarla a pasar unos días más, pero la interrumpieron.
“Te dejaré quedarte en mi habitación cuando quieras”, dijo Lucas, amistoso y recibió un golpe en la nuca, de parte de Michael.
“¿Estas loco? ¡Ella es una chica!”
“¡Pero sólo la dejaría dormir en la cama!”, dijo Lucas y miró a Gemma, con ojos soñadores. “Cuando sea grande, me casaré con Gemma”.
Samuel levantó las cejas y miró directamente a Lucas.
“¿Qué edad tienes ya? ¿Once, doce años?”
“¡Once! ¡Casi doce!” Lucas habló, lleno de sí mismo.
“¿Entrenas?”
“Empezaré en cuanto cumpla los doce. ¡Seré fuerte como papá!”
“Espero que sí. Porque mi sobrina tiene que casarse con un hombre fuerte”.
“Y con mano firme“, Michael susurró, pero Samuel lo oyó, y Gemma también.
“¿Qué has dicho?”
Todos voltearon hacia Michael, quien solo entonces se dio cuenta de que había hablado demasiado alto.
Se aclaró la garganta torpemente.
“Un hombre con mano firme, para protegerla”, dijo y Osvaldo le dirigió una mirada mortal.
“Lo entiendo…“, Samuel habló educadamente, pero sin quitarle los ojos de encima a Michael. “Sí, los hombres deben saber defender a sus mujeres. Y también deben saber cómo protegerse. A Gemma le va bastante bien cuidándose a sí misma. ella no es tan entrenada como la Señora Sigayeva, pero…”
Jannochka sonrió.
“Nada que un entrenamiento bien hecho no pueda ayudar“, respondió.
Los ojos de Gemma brillaron, admiraba mucho a Jannochka.
“¡Soy fan tuya! ¡Una mujer, señora! ¡Eres increíble, Señora Sigayeva!
“¡Mi esposa es increíble, de verdad!“ habló Santiago, lleno de orgullo y los gemelos asintieron con la cabeza.
“Sería genial tenerte entrenando con nosotros”, dijo Pyotro, mirando a Gemma y sonriendo.
Ekaterina se sorprendió, ya que Pyotro no era tan amigable con los extraños. Entrecerró los ojos hacia su hermano y hacia sus padres.
“¡Me encantaría!”
Michael miró la interacción entre los dos e hizo una mueca angustiada.
Terminado el desayuno, Bia y Samuel fueron a los jardines, a conversar y despedirse. Gemma se sentó en el cine con los mellizos y Michael estaba con ella.
“En serio, si tu papá me deja, te enseñaré muchas cosas allí en Rusia. Además de mostrarte Moscú!”
Ekaterina habló, sonriendo.
“Yo ayudo. Conozco varios lugares“ Pyotro seguía mirando a Gemma.
“Puedo mostrarte más de la Ciudad de México ahora si quieres. no creo haber caminado mucho”, dijo Michael y Gemma lo miró sorprendida.
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