Un matrimonio de conveniencia -
Capítulo 137
Capítulo 137:
Lo primero que Santiago vio fue el vestido negro de la mujer. Un hombro estaba al descubierto, mientras que el otro tenía una manga larga que llegaba hasta la muñeca. La tela era suave, sin brillo alguno, delineando la hermosa figura de la mujer. Para complementar el vestido, había una gran abertura que mostraba una pierna torneada y un zapato de tacón alto del mismo color que la tela. En su mano, Jannochka sostenía un pequeño bolso.
Llevaba el cabello suelto con una ligera ondulación, y el maquillaje estaba concentrado en sus ojos. Solo usaba un poco de pintura en sus labios. En ella se podía ver un bonito y pequeño arete brillante, el cual era la única pieza que resplandecía en su cuerpo.
Osvaldo aún no había visto a la mujer; solo miraba a su hermano y se sorprendió al notar su reacción, pues Santiago tenía la boca abierta como si estuviera asombrado. Osvaldo
Siguió la mirada de este y luego comprendió todo.
“¿Necesitas una babero?“.
“¿Qué?“, le preguntó, sin apartar los ojos de la mujer.
“Se están acercando. ¡Cierra la boca!“, susurró Osvaldo mientras Emilia contuvo la risa. Jannochka notó que Santiago estaba con la boca abierta; entendió de inmediato a qué se debía su expresión. Él la miró de arriba abajo, entonces, la chica alzó una ceja y frunció los labios.
“Señor Herrera“. Un hombre, que no parecía tener más de cuarenta y cinco años, se les acercó junto con otros dos de alrededor de treinta. “Stepan Sigayev, encantado de conocerlos“, dijo.
Tenía ojos verdes y cabello negro perfectamente peinado hacia un lado, y vestía un traje de tres piezas que le quedaba justo a la medida. A pesar de no ser joven, estaba claro que se mantenía en forma. Su mirada era astuta, y Jannochka sin duda alguna, había heredado eso de su padre.
“Es un honor tenerlo en nuestra ciudad, Señor Sigayev“, respondió Osvaldo mientras se levantaba y extendía la mano hacia Emilia, quien lo acompañaba. “Ella es mi esposa, Emilia Herrera, y él…“. Miró hacia su hermano, “Es Santiago Herrera“.
Stepan examinó a Santiago de arriba abajo, respirando profundo y los otros dos hombres hicieron lo mismo. Uno tenía los ojos similares a los de Stepan y Jannochka, pero los del tercero eran de un color azul intenso.
Sin embargo, la mirada de todos se asemejaba. “Encantado, Señor Santiago Herrera. Finalmente estoy conociendo a mi futuro yerno“, dijo mientras extendía la mano hacia este, quien se puso rígido y le estrechó la mano. “Estos son Yuri y Fyodor, mis sobrinos“, continuó Stepan.
A pesar de que Osvaldo y Santiago eran altos, los dos sobrinos de Stepan sin duda superaban los dos metros de altura.
¡Dios mío, parecen dos armarios!, pensó Emilia e imaginó que sería mejor que Santiago no le hiciera nada malo a Jannochka, porque no solo tenía a esos dos que parecían dispuestos a protegerla en todo momento, sino que ella misma no era ninguna flor delicada.
Jannochka no abrió la boca, se limitó a sonreír levemente y asintió con la cabeza.
“Por favor, tomen asiento. Haremos el anuncio del compromiso y la unión entre las mafias en unos minutos, cuando lleguen más invitados“.
“Por supuesto, Señor Herrera, como guste“, respondió Stepan y sacó una silla para su hija, diciéndole: “Siéntate, Janna, moya printsessa“.
“Spasibo papa”, respondió esta con amabilidad, y aunque Emilia no entendía el idioma, sonrió ligeramente. El afecto que se tenían el uno al otro era notorio. Stepan se sentó, seguido por sus dos sobrinos. Yuri también tomó asiento junto a Jannochka, mientras que Fyodor lo hizo junto a su tío. Ambos permanecieron serios y sin quitar la mirada de Santiago, quién tragó saliva y aclaró la garganta.
“¿Le gustaría tomar algo a mi querida prometida? Arreglé todo para que tengamos vodka esta noche“, intervino él mientras sonreía.
Jannochka levantó las cejas sorprendida y también sonrió.
“Estaría encantada, gracias“.
Antes de tomar su bebida, Santiago fue al baño y se echó agua en la cara. Apoyándose en el lavabo con ambas manos, se miró en el espejo.
“Pero qué demonios…“, dijo en voz baja y suspiró. “¿Dónde maldición fui a meter?“.
Tomó su celular para ver si tenía algún mensaje de Jade, pero no había nada. Tan pronto como terminara el compromiso, pondría su plan en acción para deshacerse de Marcelo de una vez por todas. Al casarse, nadie sospecharía de él o de una relación entre ambos. Y después de seis meses, sería libre para estar con ella.
Al pasar por la cocina, pidió vodka y se lo llevó a su prometida, sin embargo, ella ya no estaba en la mesa. Mirando a su alrededor, decidió buscarla en los jardines. Se percató de que, esta vez, el perímetro se encontraba bien vigilado para evitar incidentes como el último.
Jannochka estaba apoyada en la pared, sujetando algo que Santiago pensó que era un cigarrillo. Entonces él le cubrió la mano, por lo que ella paseó la mirada desde su brazo hasta el rostro.
“¿Qué haces?“, preguntó en un tono irónico.
“No deberías fumar“, habló él con seriedad, a lo que Jannochka hizo una mueca de desdén. Si no quitas tu mano, no podrás usarla por un buen tiempo“, rebatió ella, con una sonrisa leve y carente de amabilidad.
“¿Me estás amenazando, prometida?“.
“No. Cuando me conozcas mejor, verás que yo no amenazo; solamente doy avisos. Hay una diferencia”
Santiago se acercó aún más a ella porque algo en su atrevimiento lo instigaba, Jannochka no se movió ni un centímetro, mostrando que no se echaría atrás
“¿Y cual es la diferencia Janna?”
Provoco que la mirada de Jannochka brillara peligrosa cuando entrecerro los ojos
Empleo el mismo termino de cariño que su padre, lo que
“Una amenaza es simplemente cuando una persona intenta asustar a otra con una posible represalia a futuro. En cambio la advertencia, Señor Herrera, es la premonición de una reacción como respuesta a una acción No hay amenaza hay una promesa segura. Y yo no hago promesas a la ligera“, dijo casi entre dientes. “Ahora, por favor, quita tu mano de encima de mí”.
Santiago vio a Jannochka pasarse la lengua por los dientes, lo que atrajo su atención a los labios carnosos de la chica y una sensación de ardor le recorrió el cuerpo como no ocurrió desde hacía mucho tiempo.
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