Un destino difuso -
Capítulo 60
Capítulo 60:
“Me siento más seguro cuando yo voy al control!
“¡Cómo siempre!”, respondió Martín.
“¡Eso no importa, con tal de que me lleven a comer pizza!”
“Mmm, ¿Estás de antojos, Fabiana?”
“¡Ay… zapé! Es solo que hace mucho no disfruto de una buena pizza, mi querida Amalia”
“Bueno, en eso, asunto, ustedes dos, que les encanta comer fuera, son maestros”.
“Pues sí, para que negarlo. Amalia y yo conocemos dos o tres lugares donde preparan unas pizzas a la leña, ¡Mmm para chuparse los dedos! ¡Pedimos unas dos familiares, para matar el antojo!”
“¡Bueno a que esperamos!? ¡Vámonos!”
“Un momento. ¿Quién nos escolta?”
“Ya yo le di la orden a Tiago, para que cuadrara eso, tranquilo Martín”
La pizzería estaba concurrida, fueron buscando mesa donde acomodarse y Fabiana grito.
“¡Mira allí cerca de la ventana hay un buen puesto!”
“¡No Fabiana ahí no!”, contestó Alejandro.
“Disculpa querida, es por nuestra seguridad”.
“¡Qué lástima tiene una buena vista!”
“Pero mira allá en aquella terracita que da hacia el patio interior, estaremos muy cómodos..”.
“Así Fabiana ese lugar se ve más íntimo”, añadió Amalia.
“Huele delicioso, me dio hambre, pidan rápido”
“Vamos a ver que tanto vas a comer amor… me extraña esa hambre tuya”.
Al ratico llegaron las calienticas y olorosas pizzas, de colores llamativos, que no daban espera para deleitar a los hambrientos comensales.
Cuando de repente, Alejandro comentó un tanto intrigado.
“No sé Martín, si son cosas de mi imaginación, pero desde hace días, me ha parecido ver gente extraña observándonos donde quiera que vamos. Lo hacen muy disimuladamente, pero no me han pasado desapercibidos”.
“Yo estaba por decirte lo mismo, pero quise antes estar seguro. No son siempre los mismos, pero sí, tienes razón. Debemos extremar las precauciones”
“Observa cuidadosamente al tipo que está a cuatro mesas a la derecha y a mi espalda están, otros dos que acabaron de sentarse”
“Ustedes chicas sigan comiendo como si nada, y no volteen a ver a ningún lado”.
“Ay Alejandro, me pones nerviosa..”.
“No es nada, no te preocupes, tienes que acostumbrarte, son gajes del oficio; es solo que tenemos que estar preparados. Hay gente que cree que les debemos algo; y buscan la manera de dañamos”.
“No, nos dejemos estropear la salida. Disfrutemos el momento”.
“Ah, ahora que recuerdo, quería informarles a las chicas que mis padres nos invitaron a almorzar el próximo domingo”.
“¡Ay que bueno, Martín y yo queremos hablar con ellos!”
“Ya me tienen curioso ustedes, ¿Cuál es el secreto?”
“¡Ya te dije que el domingo lo sabrás!, pareces una vieja chismosa Alejandro”.
La velada fue divertida, se cumplieron los objetivos y terminó sin mayores contratiempos, excepto por:
“Alejandro, vamos a la casa..”.
“Por qué Fabiana, ¿No te estás divirtiendo?”
“Si, me he divertido mucho, pero me está empezando un malestar de estómago… no sé… tengo una fuerte sensación de náuseas”
“¿Te caería mal la pizza?”
“Es posible, a lo mejor estaba muy grasosa..”.
“Vámonos muchachos, Fabiana se siente Indispuesta”
Por fortuna alcanzaron a llegar sin contratiempos a casa.
…
El día domingo, ya en el apartamento de los padres de Alejandro y Martín; sentados a la mesa y en medio de la conversación, Martín, alzo su mano y su voz diciendo:
“Oido todos, familia, Amalia y yo, tenemos algo importante que decirles”
“Tata, ta, tan… ¡Por fin van a revelar el secreto mejor guardado de todos los tiempos!”
“Si Alejandro no te burles. ¡Solo pon atención!”
“Les comunicamos que Amalia y yo, ¡Queremos contraer matrimonio!, ahora si haznos la fanfarria..”.
“Con gusto, repito la fanfarria… ¡Ta, ta, ta, tan! ¡Salió el edicto del rey! ¡El segundo hijo de los Cruz, tiene mi permiso para contraer nupcias!”
“¡Deja ya de molestarlos Alejandro!”
“¡Ay, pero qué bueno, muchachos, felicitaciones!”
“Si mami, tomamos la decisión por el bienestar de nuestro hijo. Queremos que tenga un hogar con todas las de la ley”.
“Me alegro muchachos, tomaron la mejor decisión, ¿Para cuándo fijaron fecha?”
“Pues no la hemos fijado aún, pero queremos que sea pronto, suegro, pensamos en tener todo organizado para cuando nazca el bebé cómo dijo Martín”.
Fabiana, acercándose a Amalia, y dándole un sincero abrazo, manifestó.
“Qué alegría Amalia, te felicito de corazón. Y a ti, Martín, me parece una sabia decisión”
“Si hermano… Amalia, felicitaciones. Comparto la alegría de toda la familia”
“¿Cómo piensan organizar la boda?”
“Queremos algo sencillo y completamente familiar, sin ninguna parafernalia. Amalia solo quiere algunos de los miembros más allegados de su familia y nosotros, nadie más”
“A correcto, respetaremos su decisión”
“Gracias papá, sabía que sería así”
Concluido el almuerzo, los hombres se retiraron a la salita de estar para charlar de negocios y disfrutar del café; mientras las mujeres se dirigieron a la cocina con el propósito de levantar los platos y esa charlar de sus cosas, a sus anchas.
“Y, díganme muchachos, ¿Cómo es el asunto del contacto para comprar las piedras?”
“Pues el tipo es este… Pedro ojo pelao, el propietario de la venta de motos. Tú sabes que es un tipo sagaz, que tiene buenos contactos y ahora resulta, que conoce al contrabandista que vende las piedras”.
“¿Y de cuándo acá este señor, quiere hacernos un favor?”
“Pues no es exactamente un favor, él pide el uno por ciento del beneficio de la compra”.
“Ah… bueno, dile que queremos hablar personalmente con el vendedor y que le ofrecemos solo la mitad de lo que él nos está demandando”.
“Está bien papá, mañana mismo hablo con Pedro”.
“¿Tú quieres decir algo Martín? Te veo como inquieto”.
“Quiero comentarte algo, de otro tema. Hemos estado notando gente extraña a nuestro alrededor, parece como si nos vigilaran..”.
“¿Cómo así?, ¡Explíquense!”
“No estamos seguros, papá, los guardaespaldas no han comentado nada… son solo suposiciones, no hay nada concreto”.
“De todas formas, Alejandro, estemos alerta. No podemos descuidarnos”
Mientras tanto en la cocina:
“¿Cómo vas con tu barriga Amalia?, estás un poco delgada; ¿Qué te dice el obstetra?”
“Todo va bien Valeria, el médico me encuentra bien, él dice que de ahora en adelante comenzaré a ganar peso”, explicó.
“Me mandó una dieta balanceada, para que no me exceda”.
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