Un destino difuso -
Capítulo 43
Capítulo 43:
Llegaron a un fino restaurante italiano, que de primera vista impactó el buen gusto de Fabiana, se sintió complacida; el aroma que se respiraba consentía sus sentidos y la música invitaba al romance.
El ambiente era tan agradable que llegó a pensar que estaba en un sueño del que podría despertar abruptamente.
Pero… ¡No!, allí estaba ella, y, ¡Con su esposo!
¡Increíble!
La cena fue impecable y por primera vez pudieron comunicarse como dos personas razonables.
Su conversación giró en torno al ambiente, los alimentos que estaban disfrutando, la atención de los mesoneros, entre otras trivialidades.
Ambos sabían que tocar otros temas, era como pisar en tierras movedizas.
Tácitamente, se pusieron de acuerdo para no dañar el momento. De pronto Alejandro preguntó:
“Amor, ¿Te gustaría ir a bailar un rato?, así aprovechamos la velada completa”,
Y acercándose a la oreja de Fabiana le susurró con picardía:
“¡Y en casa cerramos con broche de oro!”
‘Mmm…’, pensó Fabiana, hasta ahí todo era perfecto.
Pero como sabía que el broche de oro era inevitable; aceptó la invitación a bailar.
Estaba dispuesta a aprovechar al máximo su cuarto de hora.
Días más tarde, Alejandro estaba en reunión con Hugo, Tiago y otros dos hombres de su entera confianza y su mano derecha; planificando los lugares a donde iban a repartir a las nuevas adquisiciones.
Estos chicos del barrio que a simple vista no impresionaron a nadie, pero que con el pasar del tiempo y del intenso entrenamiento, habían podido desarrollar la destreza y la habilidad suficientes para resolver con acierto cualquier dificultad inherente al tamaño del compromiso que se les delegara.
“Estoy bastante satisfecho con el resultado obtenido del trabajo de entrenamiento de los muchachos. Quería reunirme con ustedes para agradecerles el esfuerzo, reconozco que fue duro, pero como dije antes, el resultado valió la pena.
Hugo tomó la palabra, para añadir:
“Si patrón, los chicos venían como cabritos desbocados, sin la más mínima noción de reglas de comportamiento para mantener el orden y la subordinación, y sabemos muy bien que en esta profesión prima la disciplina”, dijo.
“En principio tuvimos que tratarlos con mano de hierro para poder dominarlos, pero como usted dice, los resultados están a la vista”, añadió.
“Ya enviamos tres para el barrio, como usted mandó. Ellos mismos se pusieron a la orden, alegando que, como nacieron allá, conocen cada centímetro del terreno como la palma de su mano”, comentó tranquilamente.
“Por otro lado, van a estar camuflados entre los habitantes del sector; de esta manera cualquier hogar les puede servir de escondrijo, ya que todos los vecinos los conocen. Otra ventaja que tienen es que, estos chicos cambiaron mucho en estos meses; la buena alimentación y el ejercicio diario los hizo crecer y desarrollar músculos”
Tenían que reconocer que esos muchachos se habían ido diferentes a cómo llegaron, ahora eran bastante útiles para ellos en el negocio.
“También querían aprovechar para ver a sus familias para dejarles algo de dinero. Ellos solo vivían con su madre y sus pequeños hermanos y los que tienen que ayudar para su sustento. Esta es la razón, por la que les urgía pasar por sus casas”, comentó Tiago.
Uno de los hombres de confianza de los que estaban presentes, añadió:
“De ahí vinimos la gran mayoría, de la extrema pobreza, hay otros que tienen a los dos padres, pero igual no tienen su protección por ser alcohólicos y drogadictos. Son hombres y mujeres abusivos que no deberían traer hijos al mundo”.
El otro hombre se añadió a los comentarios diciendo:
“Ustedes culpan a la pobreza de todos los males, pero como les parece que yo creo que no es la única culpable; porque si así fuera, por lo menos el setenta u ochenta por ciento de los habitantes de este país fueran delincuentes y no es así. La mayoría de ciudadanos son gente honesta y trabajadora, que se inventa y se reinventa todos los días”, explicó.
“Yo, por ejemplo, no vengo de una familia desmembrada o conflictiva. Mi papá fue comerciante toda su vida, fue un padre promedio, cumplió mal que bien con sus obligaciones en la casa”
Y esa era la verdad, él venía de un hogar estable:
“Mi mamá nos crio según sus valores y su concepción de las buenas costumbres; mis dos hermanos llegaron a graduarse como profesionales, pero yo desde pequeño tenía otros intereses; me gustaba el juego con armas, buscaba el peligro, sentir la adrenalina, me gustaba la acción, no he sido miedoso”
Hizo un gesto con los hombros dando a entender que le daba igual.
“Mi pobre mamá siempre se lamentó de tenerme como hijo, pero yo no pude cambiar esa actitud. Y aquí me tienen, trabajando en lo que me gusta”.
Alejandro, observándolos, como si estuviera analizando sus comentarios, y a su vez haciendo una introspección de su propia infancia.
Simplemente añadió:
“Cada hombre de los que nos hemos dedicado a este estilo de vida tenemos más de una historia que contar”, dijo.
“Todos de alguna manera hemos sido marcados desde nuestra infancia, por situaciones difíciles y poco convencionales; por traumas que determinaron quienes íbamos a ser como personas y como adultos. Simplemente, son circunstancias que se van sumando y a la final, marcaron el rumbo de nuestro destino”.
“Pero bueno, compañeros, estamos filosofando mucho y se nos va la mañana en esta diatriba”, explicó.
“Enfoquemos en determinar para que sitio vamos a mandar a los otros muchachos”.
“Bueno jefe, usted dijo que iba a mandar uno o dos como vigilantes de la joyería y los otros mandarlos como porteros en los gimnasios, si usted está de acuerdo..”., dijo Santiago.
Alejandro moviendo la cabeza afirmativamente respondió:
“Si, estoy de acuerdo, me parece que así quedan bien; por ahora los dejamos ahí unos dos meses y después los rotamos; de esta manera van conociendo la actividad económica y la rutina de nuestros negocios alrededor de ella”, dijo.
“Ah, otra cosa, cada semana tenemos que mandar uno de estos jóvenes con un cobrador de experiencia, zona por zona; para que vayan conociendo quienes son nuestros clientes, qué mercancía distribuimos, quienes nos deben dinero, como estamos organizados..”., explicó.
“Qué día a la semana pasamos, en que horario y todos los detalles que deban saber; para que más adelante sean capaces de realizar un trabajo de calidad que nada se les pase desapercibido. Quiero que estén muy bien preparados, ustedes me conocen, y saben que no me gustan las equivocaciones ni las excusas”
Alejandro quiso dejar en claro.
“Hugo, quedas a cargo de organizar este compromiso. Te hago responsable”
Lo miró para observar si había comprendido.
“En cuanto a los hombres que se prepararon para la labor de inteligencia que tenemos pendiente en el caso de los chinos, ¿Por fin cuántos quedaron disponibles, Tiago?”
“De la lista de veinte hombres que usted nos hizo llegar, escogimos a doce que se entrenaron de forma integral, no solo en el dominio absoluto de diferentes armas de fuego de todos los calibres; sino en la lucha cuerpo a cuerpo y las otras técnicas de combate que usted ordenó”, comentó.
“Puedo asegurarle que han tenido una excelente preparación tanto física como mental. También han estudiado bien la logística y estrategias de ataque y de defensa en los diferentes escenarios”, explicó.
“Puedo asegurarle Alejandro, que son elementos serios, inteligentes y sin miedo, no les temblará el pulso en el momento de actuar. Están conscientes del peligro que representa el infiltrarse y hacer labor de espionaje; saben perfectamente que el enemigo es letal, pero el incentivo económico que usted les ofreció, supera cualquier duda y los tiene motivados”.
“De acuerdo, Tiago, diles que hablaré con ellos en la tarde, porque tenemos esta semana una reunión con Odín en su oficina. De ahora en adelante ellos hacen parte viva y esencial de todo lo que tenga que ver con el plan de ataque a estos desgraciados”.
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