Un año para separarme -
Capítulo 6
Capítulo 6:
Sara llegó a la Universidad y sintió la mirada de todos sus compañeros sobre ella, murmuraban a su paso y la criticaban por siempre dar una imagen de chica buena, estudiosa y decente y resultaba que no era más que una mosquita muerta.
Ignoró todos los comentarios hirientes y las miradas a su paso durante todo el día hasta que pudo marcharse. Cuando llegó a su habitación su teléfono sonó notificando un mensaje, era de Tobias, se había enterado de lo que sucedió y la invitaba a salir esta noche. Sara de lo último que tenía deseos era de beber o de salir de la protección que le brindaba su cama, así que rechazó la invitación.
Tomó una ducha de agua fría, porque esperó hasta que no quedara nadie en el baño para evitar ser criticada y cuando por fin estuvo sola, ya no quedaba agua caliente. Eran a penas las 6 de la tarde, pero la temperatura ya había bajado a -5° y fuera seguía nevando. Salió del baño y Corrió a refugiarse bajo la comida de su colcha por miedo a resfriarse, pensó en pedir algo de comer a domicilio para así no tener que salir, pero antes de que pudiera hacerlo Emily entró hecha un mar de lágrimas. Durante los próximos 15 minutos Sara intentó averiguar que le había sucedido, pero su amiga fue incapaz de decir una frase completa y solo podía llorar. Cuando por fin se calmo le explicó.
“Oscar me está engañando“ se soplo la nariz , seco unas lágrimas y continuó “hoy íbamos a pasar la noche juntos, ver una película, cenar juntos y quedarnos a dormir, lo de siempre, pero cuando llegué me dijo que hoy no podía porque tenía que hacer un trabajo con unos compañeros, que esperara mientras se bañaba para el traerme y así un tuviera que coger el bus por el mal clima” respiró profundo para no volver a llorar “cuando entró al baño dejó su móvil sonó re la mesa y comenzaron a entrar algunos mensajes, yo no quise verlo, pero no paraba de sonar y la curiosidad me ganó. Era una chica, habían quedado hoy para salir a tomar unos tragos y lo llamaba cariño, no tuve el valor de leer los mensajes anteriores, cuando salió del baño fingí que no sabía nada y me trajo”. No pudo aguantar más y rompió en llanto otra vez “Ahora debe estar con ella, haciendo dúos sabe qué, mientras yo estoy aquí como tonta llorando”.
Sara no sabía cómo consolarla, no se le daba bien reconfortar a las personas, ella siempre supo que Oscar no era bueno, intentó hacérselo ver a su amiga, pero esta estaba tan enamorada que no presto atención. Luego de pensarlo un poco sacó su móvil y le envió un mensaje a Tobias diciéndole que al final si tenía ganas de salir a beber. Y luego miro a su amiga.
“Si él anda con otra, y no sabe valorar la increíble mujer que se está perdiendo es su problema. Tu vas a dejar de llorar ahora mismo, te vas a arreglar que nosotras también vamos a salir, vamos a beber y bailar y olvidar las penas del mundo. Así que levanta ese ánimo que tenemos una maravillosa noche por delante y ese estúpido no se merece tus lagrimas”.
Sara y su amiga se cambiaron y se pusieron un poco de maquillaje, cuando estuvieron lista llamaron un taxi y salieron al Bar donde los esperaba Tobias. El lugar estaba repleto de personas y la fila rodeaba el edificio. Emily se lamento al ver aquello.
“Creo que no conseguiremos entrar hoy”.
Sara no dijo nada, saco su teléfono del bolsillo y llamo a Tobias.
“Estamos fuera, pero hay mucha cola”.
“Ya voy” contesto el y luego colgó.
Dos minutos más tarde salió por la puerta y las busco entre la multitud, al verlas les hizo un gesto con la mano y ellas se acercaron. Al ver quien las acompañaba el hombre de seguridad de la puerta las dejo entrar. Tobias las acompañó hasta su mesa privada donde había dos chicas rubias idénticas esperando.
“Emily, Sara les presento a Diana y Diane” les presento Tobias.
“Creí que seriamos solo nosotros tres” se quejo una de las chicas haciendo un puchero.
“No es lo que piensan” se justificó Emili poniéndose roja.
“Solo son amigas” termino de decir Tobias” estaban aburridas y vienen a divertirse.
Las chicas se relajaron y dejaron de verlas como una amenaza. Sara al principio no tenia ganas de beber o salir, lo hizo para alegrar a su amiga, pero cuando tomo las primeras copas su cuerpo que estaba acostumbrado a beber de los últimos anos al lado de Tobias, enseguida se sintió con ánimos de seguir bebiendo y bailar.
Sara nunca se vestía se%y, no usaba ropa corta o vestidos, siempre andaba en vaqueros anchos y pulóver, Emily y Tobias estaban acostumbrados ya a su atuendo, pero para el resto siempre resultaba extraño que una chica joven vistiera de esa manera en cualquier ocasión. Lo mismo resultó para las acompañantes de Tobias, que dedicaron su noche a criticarla siempre que podían.
En las oficinas centrales del Grupo Moretti, Hugo estaba sentado tranquilamente trabajando, cuando la puerta fue bruscamente abierta, un hombre cercano a los treinta años con rostro jovial y juvenil entró sonriente.
“Hugo, Hugo, Hugo, No puedo creer que no me hallas avisado que estabas de vuelta en el país” hablo el recién llegado mientras caminaba de prisa casi corriendo y se tiraba de forma dramática sobre Hugo para abrazarlo y llenar su cara de babosos besos.
Hugo asqueado lo apartó y dejó caer al suelo.
“Puede que no la hiciera porque no me complacía verte” respondió con indiferencia.
“En ocasiones como esta me pregunto a donde va a parar tu dignidad” habló otro hombre de pie en la puerta de la oficina usaba uniforme militar y su rostro era muy varonil con una pequeña cicatriz en la frente y leve barba.
“Si quiero seguir siendo amigo de Hugo debo dejar de lado la dignidad. El es tan frio que podría congelar el mar del caribe.” bromeó el primero “¿Cómo supieron que estaba aquí?” interrogo Hugo.
“Matías” dijo a modo de explicación el uniformado.
“Sabes que yo siempre soy capaz de localizarte” sonrió Matías ”Eduardo me hizo el favor de acompañarme para que no me votaras a patadas. Que te parece si salimos a festejar tu regreso y nos tomamos unas copas”.
“No me interesa tengo mucho trabajo.” respondió Hugo volviendo su atención a los papeles.
“Vamos, lo animo Eduardo, acabas de regresar, pero yo mañana salgo para una misión y no se cuando regrese”.
“Está bien” aceptó Hugo y cerró la carpeta que tenía enfrente.
“¿Por qué a él siempre le dices que sí y a mí que no?” preguntó Matías haciendo un puchero.
“Porque el no molesta tanto como tú” respondió simplemente Hugo.
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