Un año para divorciarme
Capítulo 118

Capítulo 118:

El corazón de Hugo latía acelerado dentro de su pecho, mientras manejaba el coche hacia el hospital con Sara desmayada en el asiento de copiloto.

“Sara, cariño, por favor abre los ojos”.

repetía una y otra vez sin obtener respuesta alguna.

En el camino al hospital llamó a su padre para que reuniera a los mejores médicos del hospital y atendieran a su esposa, así que cuando por fin llegó todos los esperaban afuera, ayudaron a trasladar a Sara a una camilla y se la llevaron.

Dos horas después el especialista principal se acercó a hablar con él.

“Su esposa e hijos están bien, pudimos estabilizarla por el momento, pero a sufrido una amenaza de aborto y necesita tener mucho cuidado si no perderá los bebés, los primeros tres meses del embarazo suelen ser los más delicados y en el caso de gemelos es un más frágil, así que le aconsejo mucho reposo, no puede alterarse, nada de emociones fuertes o trabajar en exceso . Estos meses son los más importante para salvar a los bebés”.

cuando el médico terminó de hablar Hugo por fin pudo volver a respirar, no había escuchado la mitad de lo que dijo solo las palabras claves.

amenaza de aborto, mucho reposo, no puede estrenarse ni trabajar…

Sara despertó unas horas más tarde y asustada llevo la mano a su vientre. Su esposo estaba sentado cerca y la vio despertar rápido se acercó a ella.

“No te preocupes, están bien, solo necesitas descansar”.

“Gracias a Dios”

susurró Sara.

Esa noche el médico le pidió que se quedara en observación y podía marcharse al día siguiente, ella dijo que se envía bien, que quería irse, pero Hugo la obligó a permanecer en el hospital.

Debido a la insistencia de su esposo Sara se quedó y Hugo la mimo y arropo la noche entera, el corazón de Sara se sentía cálido y feliz, recordó la última vez que había terminado en el hospital por el anticonceptivo, en aquel entonces estuvo sola la noche entera sin nadie a su lado que la cuidará, pero ya no era así, ahora tenía a Hugo, tenía a su esposo y pronto tendría sus hijos, nunca más volvería a estar sola.

Sara cerró los ojos y se dejó llevar por los felices pensamientos de su nueva familia.

Cuando Sara fue dada de alta del hospital, Hugo organizo todo para llevarla de regreso a su país, y así poder cuidar de ella, pero antes de marcharse Sara pidió pasar por la mansión de los Ferrán, quería despedirse de su familia y darles la buena noticia, pero cuando llegaron el guardia de la entrada no les permitió pasar, le había denegado la entrada, ella exigió hablar con su madre, pero esta negó a verla, le envió un mensaje que decía que ella era la culpable del estado de su padre y que nunca la perdonaría.

El corazón de Sara dejó de latir durante algunos segundos, sintió como se rompía dentro de su pecho, la última esperanza que le quedaba, en ese momento desapareció.

Hugo observó a su esposa sentada a su lado con la cabeza gacha mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, la consoló como pudo y se juro nunca hacerla sufrir y protegerla el resto de su vida. La pareja por fin volvió a su país donde todos sus amigos les organizaron una fiesta de bienvenida, la barriga de Emily parecía un globo a punto de explotar.

Mientras Martin corría de un lado a otro buscando todo lo que ella pedía, Emily por supuesto se aprovechaba de la situación y Hugo juro nunca hacer semejante ridículo, pero Sara sabía que pronto él estaría igual, de eso no le quedaba ninguna duda, ella podía leer en sus ojos que estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por hacerla feliz.

Nadia y Alejandro se tomaron el día libre para festejar también, Hugo se había negado a liberar a su secretario del trabajo, pero Sara lo obligó haciendo uso de su encanto, así que por primera vez Alejandro disfruto de unas copas con su novia y sus amigos, aunque su jefe lo miraba con rencor y él tenía el presentimiento que pronto lo harían trabajar el doble.

Beatriz se unió de última a fiesta, había tenido mucho trabajo, pero sobre todo llegó tarde intentando no cruzarse con Tobias que últimamente no se cansaba de molestarla. Para su mala suerte al bajarse del coche se encontró con él que fumaba un cigarro fuera del local donde se reunían.

“Hola preciosa” la saludo con esa sonrisa de rompecorazones que alguna vez la volvió loca.

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