Un año para divorciarme -
Capítulo 100
Capítulo 100:
Beatriz se encontraba concentrada explicando su receta cuando de pronto sintió que caía al suelo y algo se presionaba sobre ella, lo siente fue un disparo y luego los gritos de las personas.
“¿Estás bien?” le preguntó el hombre que estaba sobre ella, Beatriz reconoció su voz, era el militar de anoche, ella movió la cabeza diciendo que si y luego el agregó:
“Tengo que ir detrás del Francotirador, no te levantes todavía del suelo, si vas a salir trata de hacerlo agachada”.
Beatriz volvió a asentir y el hombre se marchó.
Eduardo no sabía porque había elegido salvarla y arriesgar su trabajo, pero una voz en su cabeza le impidió abandonarla a su suerte , cuando se aseguró que ella estuviera a salvo corrió hasta la salida por donde tendría que intentar escapar el hombre, las personas corrían y gritaban despavoridas y eso dificultaba su trabajo, pero no fue difícil reconocerlo.
Llevaba años detrás de él, a pesar de la gorra y las gafas de sol Eduardo supo que era él y Corrió a atarlo, el hombre intentó huir, soltó el maletín y se liberó de todo el peso intentando ir más de prisa mientras el general lo perseguía.
El criminal logró escapar del hotel, pero Eduardo le pisaba los talones y cuando creyó que lo perdería descubrió que su equipo tenía cercado el hotel junto con la policía, al cremalleras no le quedó otra opción que levantar las manos y rendirse mientras Eduardo lo alcanzaba y le ponía las esposas.
Beatriz salió del hotel cuando los policías le dijeron que era seguro y le pidieron que fuera a la comisaría a rendir declaración y ella acepto, mientras se subía a un taxi vio al general rodeado de otros agentes, lo saludaban y felicitaban, ella pensó en acercarse y darle las gracias por salvarle la vida, pero creyó que lo vería más tarde en la estación de policías, así que prefería que estuviera solo.
Desafortunadamente no lo volvió a ver y cuando pregunto por él le informaron que pertenecía a una unidad especial, que era poco posible que fuera allí, también le dijeron que habían encontrado mensajes entre el criminal y su prima, así como también una trasferencia de dinero, por lo que todas las pistas indicaban que su prima lo había contratado para que la asesinara.
Beatriz no podía creerlo, era cierto que su relación no era la mejor, pero no podía entender como alguien a quien conocía de toda la vida era capaz de hacer algo así.
Decidió que no quería quedarse ni un segundo más en ese país, así que fue al hotel recogió sus cosas y salió para el aeropuerto, antes de montar en el avión le envío un mensaje a Sara y a Emily y les dijo que las extrañaba y quería verlas, que llegaba dentro de unas horas, sus amigas prometieron ir a recogerla al aeropuerto y Beatriz se sintió un poco mejor, después de todo ya no estaba sola, tenía a sus amigas.
Eduardo recibió las felicitaciones de todos sus compañeros y de sus jefes que le ofrecieron un estímulo, aumento de sueldo, una ascensión y unas vacaciones, él las aceptó porque de verdad las necesitaba, pensó que era momento de regresar a su país, hacia mucho no veía a su amigos y eran la única familia que le quedaba, pero antes de preparar su viaje decidió ir al hotel y ver como se encontraba la chica, pero cuando llegó a su habitación solo se encontraba una empleada limpiando todo y le informó que la huésped se había marchado ya.
Eduardo lamentó haber demorado tanto, le hubiese gustado volver a verla tal vez saber su nombre, bien podía investigarla, pero sintió que eso sería acoso, así que no lo hizo, tal vez algún día se volverían a ver, tal vez su destino era encontrarse.
Esa tarde Eduardo y Beatriz tomaron el mismo avión de regreso a su cuidad, aunque no se volvieron a ver ninguno de los dos pudo parar de pensar en el otro. Cuando el avión aterrizó Beatriz fue al baño y a Eduardo le pareció ver una silueta conocida, pero no le prestó atención.
En el aeropuerto Nadia, Sara y Emily esperaban a su amiga con una pancarta inmensa
“Bienvenida a casa, Beatriz, la mejor chef del mundo”.
Eduardo fue el primero en salir siguió de largo en la sala de espera porque sabía que nadie sabía de su llegada así que no lo vendrían a recoger, vio a las chicas hermosas sujetando un cartel y pensó que era un poco infantil, así que les paso por delante y siguió su camino.
Beatriz salió a los pocos minutos y no pudo evitar sonreír al ver a sus amigas. Las chicas salieron del aeropuerto charlando animadas cuando Nadia miró a la izquierda y dijo.
“Señora Emily ese no es su esposo, el Señor Martin” todas se giraron a ver y vieron a Martin que se acercaba a un hombre alto y de piel bronceada y lo saludaba como si fueran grandes amigos.
Eduardo suspiró al encontrarse con Martin recostado de su coche, no sabía cómo su amigo se había enterado de su regreso, pero Martin era así, no sucedía nada en la cuidad de lo que él no estuviera enterado.
“Bienvenido a casa” le dijo y le dio un abrazo. Mientras abrazaba a su amigo vio a su esposa que salía del aeropuerto con sus amigas
“Mira qué casualidad hay alguien que me encantaría presentarte”
tomó a su amigo del brazo y caminó hasta alcanzar a las chicas.
“Eduardo te presento a mi esposa Emily y sus amigas”.
Pero los ojos de Eduardo no se fijaron en Emily, ni Sara, sus ojos chocaron con los de Beatriz mientras una sonrisa aparecía en sus labios y su corazón se llenaba de un sentimiento que no era capaz de describir.
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