Sus mil secretos
Capítulo 28

Capítulo 28:

La frustración de Shandie se desató al ver lo falsa que era Arielle y se desmayó enseguida.

Henrick frunció las cejas y dijo: «Qué vergüenza. Rápido. Mándala de vuelta al hotel».

Cindy le miro de forma agresiva al principio, pero enseguida ocultó el desprecio en su rostro. Luego llamó a un camarero para que le ayudara a llevarse a Shandie.

Arielle no esperaba que Shandie se desmayara. Justo cuando estaba a punto de rebajar la tensión, se acercó un grupo de patrocinadores que representaban a varias marcas de café.

Uno de ellos dijo: «¿Te gustaría ser la embajadora de nuestra marca? Le recompensaremos con creces».

El otro patrocinador se hizo eco: «Elíjanos, señorita. Somos una marca de renombre mundial».

«¡Sí, claro! Como si nadie supiera que sólo son una empresa que vende café instantáneo barato», se burló otro patrocinador. Luego se dirigió a Arielle y le dijo: «¡Por favor, trabaje con nosotros!».

Más y más patrocinadores de diferentes marcas se acercaron a ellos. Algunos incluso empezaron a pelearse en medio de la conmoción.

La situación se descontroló tan rápidamente que los patrocinadores incluso empujaron a Henrick fuera de la multitud.

Se quedó sin palabras.

¿Estos patrocinadores están luchando para que mi hija sea su embajadora? ¿Mi hija, que se ha criado en el campo? Bueno, bueno, bueno… A pesar de haber crecido en el campo, tiene un gran carisma como yo. Supongo que se parece a mí.

Henrick miró a su hija y asintió con una sonrisa.

Shandie se despertó por fin cuando el camarero la llevó a la entrada de la ceremonia. Abrió los ojos y se dio cuenta de que todos los patrocinadores habían rodeado a Arielle. Ya nadie le prestaba atención.

Todo esto sucedió porque ella quizo desafiar a Arielle, pensando que la aplastaría en público.

Pero, quién lo iba a decir, su plan le había salido mal.

Shandie sintió una sacudida de ira y se desmayó una vez más.

El segundo desmayo de Shandie puso a Cindy aún más nerviosa. Ya casi no podía prestar atención a Arielle.

Al final de la ceremonia de entrega de premios, Arielle recibió un montón de tarjetas con nombres de representantes de diferentes marcas de café.

Henrick acabó por arrebatarle las tarjetas y empezó a revisarlas una por una.

Arielle respondió con un suspiro al ver la emoción en la cara de Henrick. ¿En qué me he metido? Lo único que quería era darle una lección a Shandie…

Pero aun así se alegró de haber conseguido molestar a la familia, y sabía que el dúo madre-hija no la dejaría escapar fácilmente.

Cindy había intentado deshacerse de Arielle desde el momento en que decidió volver a la familia. Arielle sabía que al final tendría que enfrentarse a Cindy de frente.

Adelante, Cindy. ¡Adelante!

Antes de abandonar la ceremonia, Henrick sacó una tarjeta de su cartera y se la dio a Arielle. «Esta es una tarjeta suplementaria. Si has agotado las otras dos tarjetas, aún puedes usar esta».

«Cómprate ropa bonita y ponte guapa», añadió, «no te preocupes por el dinero».

Tras unos cuantos rechazos superficiales, Arielle aceptó la tarjeta.

La tarjeta le sería útil para investigar los bienes actuales de Henrick.

Arielle había contratado una vez a un investigador privado para averiguar más sobre su madre, Maureen. Al final se enteró de que Maureen tenía diez mil millones de liquidez antes de fallecer.

Así que tenía curiosidad por saber cuánto poseía el Grupo Southall después de adquirir el Grupo Moore.

Arielle y su familia no tardaron en coger un vuelo, en un abrir y cerrar de ojos, llegó de nuevo a Jadeborough.

No se relacionaron al salir del aeropuerto.

Henrick tenía que irse a trabajar, así que su chófer ya estaba esperando allí para recogerlo Mientras esperaba que su coche les llevara de vuelta a la mansión, Shandie ya no podía contener su ira. Disparó dagas a Arielle y le advirtió: «Mi paciencia tiene límites. Será mejor que tengas cuidado».

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