Sus mil secretos -
Capítulo 1792
Capítulo 1792:
Sin embargo, cuando recordó la condición que le propuso a Abigail, su expresión se ensombreció drásticamente, pues no estaba segura de si ésta aceptaría.
Si Abigail lo aceptaba, Arielle aprovecharía la oportunidad para sugerirle que trajera a dos personas más con ella. De lo contrario, dejaría de atenderla.
Al fin y al cabo, ese era el trato al que habían llegado las dos.
«Tienes que protegerte. Mientras tanto, pensaré cómo sacarnos de aquí», comentó Vinson mientras le despeinaba el pelo.
«Tú también ten cuidado».
Anna parece más difícil de tratar que Nico.
«Estoy viviendo en una de las mansiones del padre de Anna y dándole tratamiento. Si hay necesidad, puedes encontrarme allí», informó Arielle antes de irse.
«¿La mansión del padre de Anna?». Tirando de ella para abrazarla, Vinson -en tono celoso- preguntó: «¿Eres la nueva esposa del general de la que todo el mundo habla?».
«La persona que me salvó me presentó como un regalo para él». Arielle arrugó las cejas. «La primera vez que nos vimos, hicimos un trato. A cambio de que lo tratara, no me pondría un dedo encima».
A pesar de su explicación tranquila, Vinson no podía estar más preocupado.
Si tan sólo no estuviéramos atrapados aquí…
De repente, abrazó a Arielle. «Sannie…»
Dándose la vuelta, Arielle levantó los talones del suelo y le besó en la mejilla. «Vinson, sé cuidarme sola, así que no te preocupes».
Justo cuando Vinson le acariciaba el cabello y estaba a punto de decir algo, de repente vio que alguien se acercaba.
Al instante la soltó y susurró: «Hay alguien aquí. Deberías irte antes de que te descubran».
Alertada por la advertencia de Vinson, Arielle se escabulló rápidamente, pues por el momento debía mantener en secreto su relación con Vinson.
…
De vuelta en Turlen, Linda notificó al Duque que la mercancía había sido preparada y que ya era hora de hacerla llegar. A continuación, el Duque, junto con ellos, abandonó Turlen en un barco.
En el momento en que abandonaron el apartamento, Carlos llegó con sus soldados y lo rodeó.
Monisha, que no tardó en percatarse del asalto, se apresuró a informar de ello a Nancy. Cuando ésta corrió a la ventana y vio a los soldados fuera, el pánico empezó a invadirla.
«Vamos a ver al Duque», ordenó a Monisha, que salió corriendo en su busca.
Por desgracia, pronto se dio cuenta de que ellas dos eran las únicas que quedaban en el apartamento. El hecho de que el Duque hubiera vaciado todas sus cosas la dejó estupefacta.
Cuando recobró el sentido, se apresuró a contarle la marcha del Duque a Nancy, que se sintió desconcertada por la noticia.
¿Cuándo se han ido?
¿Por qué no me lo dijeron antes? ¿Qué debo hacer ahora?
Miró a los soldados de abajo y sacó rápidamente el teléfono para llamar a Matthew.
Desde que Nancy le amenazó la última vez, cualquier sentimiento residual que sintiera por ella se había desvanecido. Como resultado, ignoró su llamada y dejó que el teléfono sonara continuamente.
«¡Contesta, maldita sea!» Nancy estaba tan furiosa que sintió ganas de romper el teléfono cuando Matthew no contestó a su llamada.
Al no conseguirlo, Nancy terminó la llamada y marcó el número de otra persona, su hermano. A menos que se tratara de una emergencia, nunca querría involucrarlo en el asunto. Por desgracia, era su última esperanza.
Mientras tanto, su hermano miraba el teléfono que sonaba. A pesar de las ganas que tenía de contestar, al final decidió no hacerlo al recordar la información que acababa de recibir.
«Nancy, por favor, no me culpes….
No puedo poner en peligro la seguridad de toda la familia sólo por ti…».
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar