Sus mil secretos -
Capítulo 1555
Capítulo 1555:
Después de empujar con fuerza, Sonia descubrió que podía abrir la ventana. Sin embargo, el hueco seguía siendo bastante pequeño.
Era lo suficientemente grande como para que pasara la mitad de su cuerpo. Al mirar hacia abajo, se dio cuenta de que estaba en un piso bastante alto. Además, como la ventana daba a la parte más oscura del edificio, aunque gritara con todas sus fuerzas, nadie la oiría.
Empezó a sentir pánico. Me pregunto si podré escabullirme por esta ventana. Si puedo, me deslizaré por la tubería y escaparé.
Justo cuando estiró la pierna, su cuerpo se atascó. No podía moverse ni hacia dentro ni hacia fuera.
Y lo que era más importante, empezó a dolerle el estómago.
Mientras tanto, Harvey estaba de pie delante del bar con un ramo de flores.
El ambiente dentro del bar era muy animado, pero ninguno de ellos era la persona que él estaba esperando.
Envió otro mensaje a Sonia y se quedó mirando los muchos otros mensajes que había enviado. Ella no había respondido a ninguno. Aquello empezaba a hacerle sospechar que algo pasaba. Así que intentó llamarla.
El teléfono sonó durante un buen rato, pero nadie lo cogió.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que algo iba realmente mal. Pensó qué hacer y decidió llamar a Arielle.
Arielle estaba tumbada en la cama, acariciando el retrato de su madre. Maldecía a la Reina Madre una y otra vez en su mente por ser cruel.
Sin saber cómo deshacerse del dolor de su corazón, se vistió y subió.
Arriba reinaba el silencio.
“Vinson…», gritó con cuidado, pero nadie respondió.
Su mirada curiosa recorrió el espacio antes de oír correr el agua en el cuarto de baño. Supongo que ahora se estará duchando.
“¿Por qué estás aquí?” Vinson abrió la puerta del cuarto de baño con sólo una toalla cubriéndole el cuerpo.
Su rostro se sonrojó de repente por la vergüenza mientras bajaba la cabeza en silencio.
‘‘¿Por qué estás levantada?’’, preguntó mientras pasaba junto a ella y cogía el pijama de un armario cercano.
No fue hasta que se puso la ropa cuando ella dijo algo. “Te he traído leche».
Creía que habías dicho que no debíamos beber leche antes de dormir». Se rió entre dientes.
‘‘Tú… ¿Te estabas dando una ducha fría?’’ Arielle cambió de tema. “Sé que estás acostumbrada, pero no creo que debas hacerlo ahora. Es perjudicial para tu cuerpo…”
‘‘La temperatura es la adecuada’’. Vinson la interrumpió y cogió la taza para beber.
Luego se acercó a ella y le susurró al oído: ‘‘¿Qué te pasa, Arielle? Si vinieras aquí sin una razón clara, podría sospechar que me estás seduciendo intencionadamente’’.
“¿Qué estás diciendo?” Ella levantó la cabeza y se encontró con sus ojos. ‘‘¡Vinson!’’
‘‘¿Hmm?’’ Se estaba acercando. Huele tan bien. Supongo que echo de menos ese aroma después de no olerlo durante mucho tiempo. Me dan ganas de olerla más. La obligó a sentarse en la cama antes de hundir la cabeza en su cuello.
El agradable aroma que emanaba de su cabello recién lavado entró en su nariz. Sin embargo, su frialdad la hizo estremecerse. Su cuerpo aún no se había recuperado del todo.
‘‘Vinson’’. Arielle le abrazó.
La temperatura de su cuerpo expulsó la oscuridad de su corazón.
Acariciándole el rostro, la estrechó con fuerza entre sus brazos. ‘‘No tienes por qué estar triste. Aún nos tienes a papá y a mí. Arielle’’.
Al besarle la cara, fue como si hubiera encontrado la fuente de agua dulce de manantial. Ya no pudo contenerse.
Su temperatura corporal subió y subió, y justo cuando estaban entrando en ambiente, sonó su teléfono.
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