Sus mil secretos
Capítulo 1538

Capítulo 1538:

Arielle había pirateado el ordenador y el teléfono de la Reina Madre. De ese modo, conocería todos los movimientos de la Reina Madre.

Después, apagó el ordenador. La medicina funcionaba bien, pero no era lo bastante eficaz como para que se recuperara por completo en pocos días. Además, acababa de sobrevivir a un disparo. Tardaría al menos semanas en curarse del todo.

De vuelta al palacio, la Reina Madre estaba furiosa por el pirateo de su red. No tenía ni idea de lo que quería el pirata informático ni de qué más había pirateado además de su sistema de seguridad. La sola idea la ponía muy nerviosa.

Tras calmarse, marcó un número. “¿Puedes encontrarme un hacker poderoso?”

“¿Hacker? ¿Te has metido en un lío?” Sonó la voz de un hombre, aparentemente ansioso.

El corazón de la Reina Madre se llenó de calidez.

Sigue siendo el mismo. Se preocupa por mí pase lo que pase.

“Un pirata informático ha entrado en mi sistema de seguridad. No sé si también ha pirateado algo más. Es frustrante’’, reveló la Reina Madre con un suspiro.

Al oírlo, el hombre se calló.

“No te preocupes. Preguntaré por ahí y te lo haré saber más tarde’’.

El hombre se arrepintió enseguida de haber aceptado que su hijo se especializara en economía en vez de en piratería informática.

Si su hijo supiera piratear, podría ayudar a la Reina Madre.

‘‘Mm.’’ La Reina Madre dejo escapar un suspiro de alivio. Le dio las gracias y colgó.

Al terminar la llamada, apoyó la cabeza en un brazo y se masajeó las sienes.

“Majestad, ¿Debemos despedir a esa mujer?” Monisha entró y preguntó en voz baja. Su mirada se dirigió a la Reina Madre.

El dolor de cabeza de la Reina Madre se intensificó cuando Monisha le recordó a Cindy.

“¿Qué pasa con ella?”

Frunciendo el ceño, Monisha reveló: ‘‘Quiere que cumplas tu palabra enviándola a Manchernius’’.

“¿Tiene trapos sucios sobre mí, pero quiere ir a Manchernius? ¿En serio?

Si quiere irse, concédele su deseo. ¿Qué se cree que es Manchernius?

Aunque tenga dinero, no es un lugar donde pueda hacer lo que quiera. Se arrepentirá cuando llegue allí», dijo con calma la Reina Madre. Estaba claro que no se tomaba a Cindy como una amenaza.

En realidad, a la Reina Madre no podía importarle menos Cindy, pero Monisha no compartía sus sentimientos.

“Majestad, tú la incitaste a ella y a Henrick a actuar contra Maureen.

¿Y si se lo revela a alguien más?” preguntó Monisha preocupada.

No quería que Cindy se marchara. De hecho, creía que lo mejor era que se quedara en palacio el resto de su vida. Al fin y al cabo, el palacio era enorme y les resultaría fácil encerrar a Cindy en una zona espaciosa en cualquier lugar, siempre que fuera en el palacio.

«¿Qué crees que debo hacer?», preguntó impaciente la Reina Madre.

Ahora no estaba de humor para lidiar con Cindy.

Puede que Cindy tenga sus propios motivos ocultos, pero se deshizo de tu enemigo’’. Monisha se lo pensó y sugirió: ‘‘Hay muchas habitaciones vacías en el palacio. ¿Por qué no la encerramos en una zona apartada? Así podrá vivir sin preocupaciones el resto de su vida’’.

La Reina Madre asintió con aprobación. ‘‘Eso funciona. De acuerdo. Tú te encargarás del asunto. Como no vamos a liberarla, tendrás que vigilarla. No dejes que vuelva a escaparse’’.

Monisha asintió. Esta vez, vigilaría de cerca a Cindy.

Haciendo una pausa, Arielle sacó su teléfono. Le llegaron muchos datos, así que los abrió. Cuando oyó el contenido, la furia brilló en sus ojos.

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