Sus mil secretos -
Capítulo 1505
Capítulo 1505:
¿Por qué se volvería loca Cindy de repente?
¡Eso no debería ocurrir!
¿No ha estado tomando su medicina durante los últimos días? No es posible que pierda la cabeza de repente…
Con el ceño fruncido, Arielle se dirigió a la habitación de Cindy. De repente, se detuvo en seco, pillando a Vinson por sorpresa.
¿No iba a ver a Cindy? ¿Por qué se ha detenido de repente?
Al notar la expresión de desconcierto del hombre, Arielle soltó una risita antes de decir: «¡Casi nos engaña!».
Vinson comprendió enseguida lo que estaba pasando al oír aquello.
Lo que Arielle quería decir era que Cindy no se había vuelto loca en absoluto. Sólo era su estratagema para engañar a Arielle y que la viera.
A juzgar por eso, era evidente que el tratamiento al que se estaba sometiendo Cindy estaba funcionando.
«¿Vas a seguir entonces?” preguntó Vinson en voz baja.
Arielle miró en dirección a la habitación de Cindy y, con una sonrisa confiada en el rostro, dijo: ‘‘Por supuesto. Si no vamos, ¿Cómo vamos a averiguar su objetivo de atraernos hasta allí?”
Tras decir eso, la mujer siguió caminando hacia la habitación de Cindy. Los labios de Vinson se curvaron en una mueca antes de seguirla de cerca. Antes de llegar a la habitación de Cindy, ya podían oír sus gritos desgarradores a cierta distancia.
Con el ceño fruncido, Arielle entró en la habitación. En un principio, Vinson había pensado esperar fuera. Sin embargo, no pudo evitar preocuparse por Arielle. Por ello, entró también en la habitación.
Cindy dejó de chillar inmediatamente cuando vio a Arielle.
“¿Por qué te has tomado tantas molestias para traernos aquí?” preguntó Arielle con indiferencia.
Cuando Cindy vio a Arielle y a Vinson, sus ojos se abrieron de par en par, incrédula.
Había pensado que sus encuentros de los últimos días habían sido sólo alucinaciones suyas. No esperaba que fuera realmente Arielle quien se la había llevado.
Mirando furiosa a Arielle, Cindy se preguntó por qué tenía que sufrir tanto. Apenas había conseguido escapar de la Reina Madre antes de caer en manos de Arielle.
La mujer se sintió muy agraviada, poco dispuesta a aceptar el hecho de que la desgracia se hubiera cebado con ella una vez más, cuando pensaba que por fin podría empezar de nuevo.
Cielos, ¿Por qué la vida es tan injusta?
‘‘Si no hablas, me voy ahora mismo’’. Arielle no estaba de humor para enfrentarse a Cindy. Por eso, tras decir eso, se dio la vuelta para marcharse.
Al ver que Arielle se iba de verdad, Cindy empezó a asustarse, pues no quería que la encerraran de nuevo.
No estaba bien de la cabeza cuando la dr%garon y, por eso, entonces no podía sentir mucho. Sin embargo, ahora que se había recuperado y estaba completamente cuerda, estar encerrada en la pequeña habitación no era diferente de estar en la cárcel, y eso la estaba volviendo loca.
“¡Envia! ¡Me! ¡A! ¡A! Chanaea!” Cindy expresó cada palabra entre los dientes con mucha dificultad.
Había gritado con todas sus fuerzas durante las dos primeras semanas de encierro. Sin embargo, al darse cuenta de que nadie iba a dejarla salir, por mucho que gritara, dejó de hablar. Después, la dr%garon y, naturalmente, no pudo decir nada.
Por ello, le costó mucho esfuerzo pronunciar aquellas pocas palabras a Arielle.
Sin embargo, Arielle no era consciente de los pensamientos de Cindy.
Si lo estuviera, probablemente le divertiría lo absurdo de la situación. Cuando Cindy había perdido la cabeza anteriormente, seguía siendo muy elocuente, maldiciendo a Arielle y suplicando que no la capturaran y la mataran.
“¿Quieres volver?” preguntó Arielle, arqueando las cejas hacia Cindy, que asintió con la cabeza.
Antes de encontrar a Cindy, la intención de Arielle era enviarla de vuelta a Chanaea para que recibiera su castigo. Sin embargo, tras conocer a la mujer de Turlen, Arielle cambió de opinión.
Como dijo su padre, sospechó que no era una mera coincidencia que Cindy estuviera allí, y que tenía que haber alguien más ayudándola. Sin embargo, no era capaz de averiguar quién era esa persona ni cuáles eran sus objetivos.
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