Sus mil secretos -
Capítulo 1483
Capítulo 1483:
Oh, vaya. ¿De verdad acaba de anunciar que va a arrebatarme a mi hombre? Bueno, es una lástima que yo sea muy mezquina. Nadie puede arrebatarme nada que sea mío si yo no quiero dejarlo ir.
Arielle sonrió satisfecha.
«Así que te gusta, ¿Eh?». Se quedó mirando a Nico con una sonrisa. «Tengo que decir que tienes buen gusto. Por desgracia, me pertenece».
Dicho esto, enganchó el dedo y le hizo señas a Vinson para que se acercara.
«Tengo la mano muy fría», dijo Arielle.
En respuesta, Vinson sonrió y le puso la mano en la palma. Luego bajó la cabeza y le calentó la mano con el aliento.
«Ya está. Ahora ya no tendrás frío».
Nico fulminó a Arielle con la mirada.
¡Lo hace a propósito! No creas que vas a hacer que me rinda tan fácilmente. He conseguido todo lo que he querido desde que era una niña, ¡Y eso desde luego no va a cambiar ahora! ¡Haré lo que haga falta para tener a este hombre!
«¡Hmph!» Dio media vuelta y se marchó, pues no quería seguir contemplando aquella escena enfurecedora.
¡Voy a tener que idear un plan para arrebatárselo a esa mujer!
Cuando Nico se marchó, Arielle retiró la mano de la palma de Vinson.
Vinson le sonrió en respuesta. Vaya, vaya, me echa en cuanto he cumplido mi propósito.
Se sentía extrañamente culpable cuando él la miraba así.
«¿Puedes acompañar a mis padres? Tengo que hablar de algo con Sonia», le pidió con una sonrisa.
«No pasa nada. No tengo prisa». Sonia agitó rápidamente las manos al oír que Arielle iba a espantar a su marido sólo para que pudieran hablar. No quería ser insensible y separar a la pareja.
«Que tengan una buena charla, entonces». Vinson acarició cariñosamente la cabeza de Arielle antes de marcharse.
La envidia brilló en los ojos de Sonia al ver aquello. Es tan agradable ver a dos personas que están enamoradas la una de la otra.
Cuando se marchó, Arielle entrecerró los ojos y preguntó en voz baja: “¿Qué es lo que te hace dudar en hablar conmigo? Puedes contarme lo que tengas en mente. No hace falta que te contengas».
Sonia miró a su alrededor y se dio cuenta de que no había nadie cerca de ellas. Así que se inclinó más hacia Arielle y le susurró su secreto.
«Sonia, te dije que encontraras tu propia felicidad, pero no me refería a eso…». Arielle miró fijamente a Sonia y se preguntó por el proceso de pensamiento de la mujer.
No esperaba que su consejo llevara a Sonia a acostarse con un desconocido.
«Aquel día mi madre me enfadó mucho, y cuando él siguió aferrándose a mí, yo… pensé que debía seguirle la corriente», dijo Sonia en voz baja mientras tiraba del borde de su vestido.
Había guardado silencio sobre el asunto y se lo había callado. Tenía intención de contárselo a Arielle al día siguiente, pero la mujer estaba tan ocupada que no encontraba la ocasión de hacerlo. Como tenía la oportunidad de hacerlo esa noche, decidió confesárselo.
Aparte de Arielle, nadie más lo sabía, ni siquiera Bella.
Aunque Bella se daba cuenta de que pasaba algo, sabía que no debía preguntar.
«¿Usaste protección?» preguntó Arielle.
Sonia negó con la cabeza.
«¿Y píldoras anticonceptivas de emergencia?».
Sonia abrió los ojos.
¡Píldoras anticonceptivas! No puedo creer que me hubiera olvidado por completo de esto. ¿Qué hago ahora?
Se quedó mirando a Arielle con cara de pena.
Sin embargo, Arielle no podía hacer gran cosa. Al final, dijo con el ceño fruncido: «Ven a buscarme un mes después».
Si realmente está embarazada, tiene que ab%rtar cuanto antes para que su cuerpo no sufra graves daños. Como no tiene ni idea de quién es el hombre, no quiero que se quede con el niño. Si se queda con el niño, tendrá que criarlo ella sola.
Claro que la maternidad fortalece a una mujer, pero la gente rara vez comprende lo difícil que es.
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