Sus mil secretos
Capítulo 1387

Capítulo 1387:

Hubo todo tipo de discusiones sobre Arielle. Muchos se mostraban escépticos sobre su capacidad.

Desde que entró en la sala de conferencias, Arielle se dio cuenta de que los estudiantes no la recibían con los brazos abiertos.

Se limitó a mantener una sonrisa en el rostro mientras Kristoff hacía la presentación.

«Alumnos, ésta es la Señorita Arielle Moore, una conferenciante invitada expresamente por la facultad. Enseñará ortopedia, neurología y medicina tradicional chanaeana».

Antes de que terminara, se armó un revuelo entre los alumnos.

Eran tres campos distintos. Se preguntaban hasta qué punto era buena para poseer conocimientos tan amplios.

La mayoría de los alumnos de aquella aula eran estudiantes de ortopedia, excepto Sonia Wynter, a quien todos consideraban un genio de la medicina.

Además de ortopedia, había elegido especializarse en medicina tradicional chanaeana.

En cuanto Arielle entró en la sala, la dudosa mirada de Sonia se clavó en ella.

Cuando terminó la breve presentación de Kristoff, dejó que Arielle subiera al estrado.

Mirando a los ojos sentada frente a ella, Arielle se presentó en primer lugar.

«A partir de hoy, soy su profesora. Seré su guía en el campo de la medicina.

Somos alumnos y profesora durante las clases y amigos después de ellas».

Aunque Arielle era profesora, no era arrogante. Al contrario, era humilde y educada.

Como una conferenciante legítima, comenzó su lección tras su introducción.

«Vamos a entender los fundamentos de la ortopedia. Hay muchos tipos de fracturas y diferentes formas de roturas. Hay fracturas transversales, oblicuas, en espiral…».

Arielle era estudiosa en su enseñanza, pero ninguno de los alumnos prestaba atención. Le estaban faltando al respeto descaradamente.

Algunos cuchicheaban, otros dormían y otros incluso jugaban a Verdad o reto.

A Arielle se le heló el corazón.

No esperaba que los alumnos de su edad fueran tan difíciles de enseñar. Quizá no haya muchos profesores jóvenes en la facultad de medicina, así que probablemente duden de mis capacidades.

No quería ser demasiado estricta en su primer día, pero su falta de respeto había cruzado una línea.

Interrumpió la clase de repente y se colocó en el estrado con los brazos cruzados, mirando fijamente a los tres estudiantes inmersos en su juego.

«¡Han perdido! Así que tienen que acercarse a la Señorita Moore y decirle que es hermosa».

«No lo haré».

«Cumple la apuesta. Tú eres quien eligió el desafío».

Sus voces no eran altas, pero Arielle estaba lo bastante cerca como para oír cada palabra.

El resto de los alumnos empezaron a lanzar papel picado contra el trío para advertirles de su peligro inminente.

Sin embargo, seguían sin notar el cambio en el ambiente a pesar de las bolas de papel que les golpeaban.

«¿Han acabado de jugar?» preguntó Arielle con voz escalofriante.

Toda la sala se sumió en un silencio sepulcral.

Los tres estudiantes percibieron por fin el ambiente tenso. Giraron la cabeza hacia el estrado y vieron que la profesora les miraba fijamente.

«Veo que los tres se estaban divirtiendo». Una sonrisa se dibujó en la comisura de los labios de Arielle, resquebrajando su máscara de fría indiferencia.

Aunque sonreía, la tensión del ambiente no se relajó. Al contrario, se hizo más densa.

Tras un prolongado silencio por parte de los tres hombres, la sonrisa de su rostro desapareció lentamente mientras cruzaba el pasillo hacia ellos.

«Levántense, los tres».

Los tres se levantaron despreocupadamente y dejaron de conversar en ustranasion. Cambiaron al turlenés mientras cuchicheaban entre ellos.

Arielle no lo entendía, pero sabía que no era nada bueno.

Entre los hombres, uno de ellos era alto, mientras que los otros dos eran más bajos de estatura. Con una mirada, supo enseguida que el alto era el descarado.

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