Sus mil secretos
Capítulo 116

Capítulo 116:

Acababa de salir del ascensor cuando oyó a Jordan y Harvey discutir. «Ya es suficiente de tu parte. ¿Llamando a eso amor verdadero? ¿A cuál de tus ex no considerabas tu verdadero amor?»

«Yo también estoy harto de ti. ¿Qué sabe un soltero de toda la vida como tú? ¿Y el amor a primera vista? Pfft. A mí me suena más a p%tas antes que a hermanos. Creo que deberías ser tú quien me la entregue a mí en su lugar».

«¡Tal vez deberías preguntarles a mis puños qué piensan de eso!»

«Oh, ahora nos ponemos serios, ¿no?»

«¡Claro que sí!»

Sin saber de qué se trataba el desacuerdo, Arielle intervino inmediatamente al ver lo cerca que estaban de llegar a las manos. «Estamos en un hospital, ¿Qué diablos creen que están haciendo los dos?»

A los dos hombres les tomo desprevenidos y ambos parecieron sorprendidos cuando se giraron y vieron a Arielle en el vestíbulo del ascensor. «¿Qué estás haciendo aquí, Arielle?»

Harvey fue el primero en acercarse, y Jordan le siguió de cerca.

Arielle estaba a punto de hablar cuando Vinson se adelantó a ella. «La he traído para que eche un vistazo porque ha dicho que puede tener una idea para un tratamiento. Si no hay nada mejor que hacer aquí para ustedes dos, dejen de molestar y váyanse a casa a dormir de una vez.»

«¡No! Estamos muy ocupados, ¿Verdad, Harvey?». Jordan le ignoró y se giro a mirar a Arielle en su lugar. «¿Eres capaz de tratar dolencias psicológicas?»

Arielle respondió humildemente: «Resulta que sé un poco sobre el trastorno de estrés postraumático, así que pensé que valdría la pena intentarlo. ¿En qué sala está el paciente?»

Carter señaló a la derecha. «Esta». Arielle se adelantó y entró. Los ojos de Carter se apagaron al ver su silueta desaparecer más allá de la puerta. Entonces sacó su teléfono para hacer una llamada.

«¿Dónde estás? Sube a la decimotercera planta y revisa a tu paciente de inmediato».

Vinson frunció el ceño cuando lanzó su mirada a Carter. «¿A quién has llamado?»

«A su médico de cabecera, el Doctor Jankowitsch. No me fue fácil traerlo desde el extranjero». Vinson había oído hablar de aquel distinguido profesional, protegido de los Wilhelm, que estaban considerados entre los mejores psicólogos del mundo. Este hecho por sí solo hablaba de la experiencia del doctor.

Sin embargo, eso le dio un momento para la pausa. «Si Arielle ya lo está evaluando, ¿Para qué haces venir a Jankowitsch?».

Carter se encogió de hombros. «Para qué más. Para que supervise las cosas y se asegure de que ella no mate al paciente. No tenemos ni idea de su nivel de competencia, así que no creo que debas confiar demasiado en ella sólo porque sea amiga tuya. Ya sabes lo importante que es este tipo y por qué lo necesitamos vivo».

Vinson pareció dudar, pero no hizo ningún comentario antes de entrar con los demás.

En el interior de la sala, Arielle comenzó a examinar al demacrado hombre que yacía en la cama utilizando los Cuatro Métodos de Diagnóstico basados en las antiguas tradiciones médicas chanaeanas. «Desorientación, pereza, desarmonía y desequilibrio en el hígado, hiperactividad, palpitaciones y otros síntomas… parece ser característico del trastorno de estrés postraumático».

Los observadores Harvey y Jordan aplaudieron con entusiasmo en señal de aprobación. «¡Ha dado en el clavo, Señorita Moore! ¡Bravo!»

«No podíamos saber que usted también poseía tal talento. Estamos muy impresionados».

Carter torció los labios al no pensar mucho en que Arielle se limitara a repetir como un loro lo que ya había dicho sobre el estado del paciente.

En ese momento, la puerta de la sala se abrió de un empujón. «¡Doctor Jankowitsch!» Carter saludó al recién llegado antes de mirar a Arielle. «Este es el internacionalmente conocido Doctor Jankowitsch, que estudió con los ilustres Wilhelms».

Los ojos de Arielle se abrieron de par en par al oír mencionar el nombre de «los Wilhelms», porque eran sus padres adoptivos.

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