Sin escape -
Capítulo 35
Capítulo 35:
Grace tenía interminables pesadillas cada noche.
Estaba de pie en el borde de un acantilado, de repente cayó en un abismo… se despertó.
No había un abismo, en su lugar, la puerta tras ella fue tirada para abrirse desde el interior de la habitación.
«¿Estás bien? ¿Ahora no duermes en la cama sino fuera de la habitación?»
Desde su inconveniente, Ruby solía ignorar a Grace cuando se encontraba con ella. Ruby la daba la espalda y no hablaba con ella. Era tan indiferente y despreciaba tanto a Grace que le daba vergüenza hablar con ella.
A primera hora de la mañana, en su dormitorio común, era muy raro que Ruby tuviera la amabilidad de conversar con Grace.
Sin embargo, cuando lo hacía no le dirigía palabras agradables, eran incluso peor que no decir nada.
Sintiéndose demasiado mareada, Grace no quiso responder a Ruby.
Se limitó a decir: «Anoche la puerta estaba cerrada con seguro». Ruby debería entender de qué estaba hablando.
Grace no esperaba que Ruby se disculpara, pero esperaba que Ruby no volviera a hacer algo así.
Oyó a Ruby decir con voz tranquila: «Oh, la puerta solo estaba cerrada. Pudo ser un accidente el ponerle seguro ayer».
¿Por accidente? ¿Quién se creería eso?
Grace sacudió la cabeza y dejó de discutir con Ruby. Empezó a sentir dolor de cabeza y todo a su alrededor daba vueltas.
Ruby continuó: «No es mi culpa. Fue un accidente. ¿No pudiste tocarla o llamarme? Tú tienes boca».
Ruby era tan habladora que Grace con dolor de cabeza no pudo soportar decir: «Ruby, estoy muy cansada»
Todo el mundo podía saberlo con ver el rostro de Grace.
Ruby fingió no oírlo y se rió de Grace; la miró para decir: «Oh… lo sé. Tú boca sólo sirve para cosas vergonzosas».
Grace se abrazó al marco de la puerta y parecía demasiado agotada. Volvió a decir: «Estoy muy cansada».
Ahora estaba demasiado pálida.
De todos modos, Ruby aún así no la dejó entrar en la habitación y dijo: «Un momento».
Ella detuvo a Grace que estaba caminando dentro y se tornó más agresiva, «¡Grace, te lo diré ahora mismo, no vuelvas a encontrarte con Franklin!».
Ruby nunca admitiría que le daba mucha envidia que Grace y Franklin se llevaran muy bien. Como estudiante de la Universidad S, Ruby tenía que trabajar a tiempo parcial en el club para poder pagar la matrícula. Ella creía que era totalmente superior a los demás allí.
Grace se sostuvo del marco de la puerta… agotó casi toda su energía, no tenía ganas para nada más que acostarse en la cama pronto.
«Ruby, no me siento bien».
Al escuchar esto, Ruby se detuvo por un minuto; abruptamente, su enojo aumento al sentirse insultada. Gritó: «Grace, no seas tan ingrata. Sólo he hablado contigo un rato, ¿Y ahora no te sientes bien?».
Grace levanto la mitad de su ceja; no estaba dispuesta a seguir discutiendo con ella.
«Anoche me mojé con la lluvia. ¿No cerraste la puerta?».
Grace se limitó a decir la verdad; no imaginó que eso irritara a Ruby por completo. Posiblemente, a Ruby no le gustaba hasta el punto de que cualquier cosa que dijera sería incorrecta.
«¿Qué quisiste decir con eso?»
Ruby se enfadó al decir: «¿Soy yo quien ha hecho que llueva? Y ya te dije que cerré la puerta por accidente. ¿Tú crees que quería hacerlo apropósito?”.
Ya mareada, Grace sintió más dolor de cabeza con estas palabras. En realidad, le gustaría refutar a Ruby o trabajar su infelicidad sin ninguna duda.
En cambio, se deshizo de la idea tan pronto como se le ocurrió, antes de poder realmente hacer algo.
Grace, no había sido la princesa de la familia de James durante tres años:
Grace, sólo eres una prisionera liberada
Grace, Ruby es una estudiante de la Universidad S, tiene un próspero futuro. ¿Y tú que tienes?
Para Grace, el tiempo era una mi%rda. Fue testigo de lo confiada que estaba antes, así como de lo miserable que era ahora.
¿No le gustaría trabajar su ira, su disgusto y otras infelicidades?
No, ella no podía.
«Ruby, lo has entendido mal. Acabo de decir que me mojé bajo la lluvia durante la noche y dormí fuera de la habitación. Ahora me siento muy mal, así como mareada. Si quieres hablar conmigo, por favor espera hasta que me despierte».
Grace estaba casi suplicando a Ruby. Sus labios se pusieron pálidos, lo que demostraba su debilidad.
No pudo evitar pensar en ella misma de hace tres años. No pudo evitar pensar en lo que le gustaría hacer si no hubiera cambiado durante esos tres años.
¿Sería ella la que dudara tanto en hacer todo como ahora?
¿Sería ella tan humilde para no ofender a nadie, pero seguir cediendo como ahora?
«¡Grace, no me culpes! Ya te lo dije, cerré la puerta por accidente. ¿No me crees? Te lo he explicado. ¿Qué estás haciendo?» Dijo Ruby. Ella también recordó lo que pasó en las escaleras.
No sólo lo que pasó en las escaleras sino también que en la habitación 606, Franklin entró de repente para rescatar a Grace que iba a besar a un guardaespaldas para divertir a algunos presentes.
Cuanto más recordaba Ruby, más envidia sentía.
Odiaba a Grace en todos los aspectos.
Mientras tanto, se enfadaba mucho más cuando veía que Grace nunca rechazaba nada.
Era tan fácil intimidar a Grace. ¿Por qué Franklin la quería tanto?
No era hermosa, esbelta, ni académica… ¿Cómo Grace, una chica cualquiera, fascinaba tanto a Franklin? A menos que…
Ruby dijo: «¡P$rra!», a menos que Grace sedujera a Franklin. Estaba segura de ello tras una cuidadosa especulación.
Grace bajó la cabeza y trató de ocultar sus emociones.
A veces, en efecto, estaba muy enfadada.
Pero le costó tres años aprender a soportarlo y seguir.
Grace levantó la cabeza lentamente. Miró a Ruby y dijo: «Si te gusta el Señor Cordón, no vengas a hablar conmigo. No le gustarías por molestarme constantemente».
Sí, le costó tres años aguantar y comportarse; aun así, seguía era orgullosa de sí misma dentro de su corazón.
No regañó a Ruby por molestarla, sino que dejó que Ruby se enfadara más.
Incluso sabía muy bien cómo refutarle a Ruby de forma fácil para acabar con sus agresivas palabras.
Al escuchar esto, Ruby estaba totalmente furiosa. No daba la impresión de ser tan bonita como de costumbre, sino feroz y fuera de control. Ella abrió sus ojos de par en par con la increíble e inaceptable verdad de que Grace siempre fue una p$rra miserable en su opinión.
«¡Franklin no amaría a una p$rra! Nadie te amará a ti, desvergonzada». Ruby miró a Grace furiosamente y gritó. Parecía estar recogiendo su dignidad frente a Grace al decir eso.
A Grace le dolía mucho la cabeza y sentía un frío que le hacía temblar. Cuando miró a Ruby, mientras estaba confusa y se tambaleándose, apretó los puños con fuerza para que las uñas se clavaran en sus manos y así poder mantenerse serena.
Tenía que decírselo a Ruby, «Ruby Carter, si amas a alguien, no puedes hacer nada más que llevarte bien con él y actuar con extrema sinceridad. Sin embargo, creo que ahora te preocupas más por mí que por el Señor Cordón. No entiendo si el hecho de que lo ames sea sólo una broma ¿Cuánto le quieres?».
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