Reina inesperada
Capítulo 24

Capítulo 24:

POV Angelica

“Si todo el mundo está en esta reunión, supongo que ella está en casa con un mínimo de seguridad”

“No podemos irnos”

Por mucho que quiera ir con mi hermana, no necesito que Antonio reciba alguna alerta de que me he escabullido.

Necesito que se concentre, y sé que no podrá hacerlo si está preocupado por mi paradero.

“No, nos vamos a ir”, ella engancha su brazo con el mío, llevándome fuera del dormitorio.

“¿Crees que mi hermano se gastó todo ese dinero en un internado de lujo para nada?”

“No fui a un internado de lujo, así que no entiendo lo que sea que estés diciendo”

Bajamos las escaleras, con los brazos todavía enlazados.

“Butch”

Carina le hace un gesto con la barbilla a Butcher.

Él la fulmina con la mirada.

“¿Qué pretendes?”

“Nada”, le dice Carina.

“Voy a la biblioteca, eso es todo”

Butcher responde con un gruñido, claramente sin creérselo.

Él nos sigue y se detiene cuando entramos en la biblioteca, pero se queda en la puerta.

Sé que Butcher no me haría daño, pero aun así me asusta.

Hay un vacío detrás de sus ojos.

Carina toma un portátil de la mesa.

“Ponte aquí”

De hecho, me coloca frente a la silla de la esquina de la habitación antes de dejarse caer en ella.

“¿Qué estás haciendo?”

Carina abre el portátil y mueve los dedos.

“Voy a ver si podemos echar un vistazo a la Casa de los Larone. Dijiste que tu padre tiene cámaras por toda la casa”.

“Sí, pero no en su despacho ni en ningún lugar donde haga negocios”

Al menos nunca había visto ninguna ahí.

Estaban por todo el exterior, así como en las zonas comunes y los pasillos.

Siempre sentí que nos observaban, excepto en nuestro dormitorio.

“¡Carina!”, ladra Butcher, habiendo escuchado todo lo que dijimos.

Me doy la vuelta para mirarlo.

“Solo puedo tener el ordenador aquí, y está vigilado, pero nadie lo está vigilando ahora”, Ddice Carina desde detrás de mí mientras Butcher se acerca a nosotras.

“No te muevas, Angelica”

“Dame el maldito ordenador”, exige Butcher.

Él se cierne sobre mí y Carina está escondida detrás de mí.

¿Me está usando como escudo…?

¿Contra Butcher?

¿Qué demonios?

Pensé que éramos amigas.

Carina sigue haciendo clic en el ordenador.

“No puede tocarte”, dice Carina con una sonrisa.

Me está utilizando como un maldito escudo.

Butcher intenta rodearme para quitarle el portátil, pero me muevo y levanto las manos para empujarla.

Él se aleja para que mis manos no conecten con él.

“¿Ves?”

Carina se ríe.

“Maldita sea, Carina”

“No pasa nada. Solo estoy controlando a su hermana”

“Tú y ese p%to ordenador”, refunfuña, tratando de hacer un agarre de nuevo, pero extiendo la mano para tocarlo, y una vez más retrocede.

“Es como si tuviera un superpoder”

No puedo evitar reírme.

“Que la fuerza te acompañe…”

Carina se ríe por detrás de mí.

Puede que ahora nos riamos, pero cuando los hombres lleguen a casa, no creo que siga siendo así.

POV Antonio “Esto no es lo que esperaba…”

Constantine lanza una mirada a Gilly.

“Pensé que confiarías en el hombre con cuya hija te casaste”

“La confianza es escasa”

Le hago un gesto al camarero para que se vaya una vez que haya llenado mi copa de vino.

“Me enteré de lo que pasó después de la boda”

“¿Lo hiciste?”, preguntó, levantando las cejas en señal de incredulidad.

“Sí, me sorprendió”

“Interesante”

Me recuesto en mi silla, la habitación en silencio excepto por nosotros dos y unos cuantos cacharros que tintinean en la cocina.

“¿Qué tiene de interesante?”

Él sumerge un trozo de pan en el aceite de oliva y le da un mordisco.

Yo por mi parte, me encojo de hombros.

“Simplemente me parece interesante que tu hija y tu flamante yerno hayan sido atacados a plena luz del día y que tú no hayas ido ni llamado para ver cómo estaba tu hija. ¿No te parece interesante?”

Él deja de masticar y sus ojos se entrecierran.

“Sabía que estaba bien. No estoy completamente fuera del circuito. Ambos lograron volver a su casa al otro lado del río”

Tomo mi cuchillo de mantequilla y corto con cuidado un trozo de pan de la barra.

“Espero que entiendas que me tomo muy en serio este atentado contra nuestras vidas y pienso encontrar al autor y matarlo en breve”

Golpeo el pan en el aceite de oliva y luego lo mastico con los ojos puestos en Constantine.

El anciano se aclara la garganta y su mirada se dirige a Gilly.

“Por eso quería esta reunión. Necesito saber qué estás haciendo para proteger a mi hija”

“¿Cuál?”, pregunto.

Él da un sorbo a su vino.

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