Reina inesperada -
Capítulo 12
Capítulo 12:
POV Angelica
“Señora, no puede salir”, intenta decirme el hombre de la puerta principal.
Lo ignoro.
No intenta detenerme físicamente.
“¡Está corriendo!”, oigo gritar a la chica.
“¡Angélica!”
Antonio ruge.
Por un breve momento, me detengo.
Su intensidad casi me paraliza.
Tres hombres se giran hacia mí cuando salgo por la puerta.
“Señora Palermo…”, dice uno.
También los ignoro.
No tengo ni idea de adónde voy, pero me precipito por el lateral de la casa.
“¡Señor!”, grita uno mientras otro me sigue.
“¿¡Puedo agarrarla!?”, grita el que me persigue, acercándose a mí.
“¡No!”
La voz de Antonio está ahora más cerca.
Doy la vuelta a la casa y veo una piscina gigante y un patio.
Voy a correr alrededor de ella, pero un brazo me rodea por detrás, haciendo que mis pies abandonen el suelo.
Gritó y lanzó el codo con toda la fuerza que puedo, esperando golpear alguna parte de él.
Antonio ni siquiera gruñe ni afloja su agarre.
Antes de darme cuenta, estoy inmovilizada en el suelo con Antonio entre mis muslos.
Voy a golpearlo, pero es más rápido que yo.
Agarra mis dos manos con una de las suyas y las inmoviliza por encima de mi cabeza.
“Angelica”, dice mi nombre con mucha calma, como si intentara tranquilizarme.
Intento romper su agarre de nuevo, pero no consigo nada.
De hecho, cuanto más lucho, más me aprieta, y su dura p$ne se frota contra mi v%gina.
Dejo de moverme.
“Necesitas entrenamiento”
“¡¿Entrenamiento?!”, escupo.
“¿Qué m!erda significa eso? ¿Trajiste a una amante aquí para entrenarme?”
Quiero vomitar.
Antonio echa la cabeza hacia atrás y se ríe.
“Te voy a matar”, gruño.
“Tienes que dormir en algún momento”
“Ahí está mi pequeña diablilla”, sonríe.
“Entrenada como en, fue demasiado fácil para mí atraparte. Deberías saber cómo defenderte mejor”
“Espera, ¿Qué? ¿Está tratando de facilitarme que lo mate?”
“Bueno, tus guardias apestan. Pasé por encima de ellos”
“No pueden tocarte”
Pongo los ojos en blanco.
Claro que no pueden tocarme.
Se pone celoso. Tal m!erda. Como él. Es tan hipócrita.
“No puedo creer que haya pensado en dejarte vivir”
No volveré a cometer ese error. Debería
saber que no debo confiar en ningún hombre.
“¿Pensaste en no matarme? Lo siguiente que vas a decir es que me amas”
Se inclina, sus ojos caen sobre mi boca.
De prono, me lamo los labios.
‘¡No!’ grita mi mente, recordándome que acaba de tener se%o con su amante.
¿También se lame los dedos?
“Mi lado”, dijo Antonio y luego se echa hacia atrás.
“¿Te has hecho más daño?”
Ahora parece enojado.
Se deja caer de nuevo entre mis muslos hasta las rodillas para empujar mi camiseta hacia arriba.
Levantó los pies rápidamente y le doy un golpe en el pecho.
Vuelve a caer sobre su trasero.
Me doy la vuelta y me empujo del suelo para levantarme.
No soy lo suficientemente rápida, una mano me rodea el tobillo.
“Mi propia esposa ya está usando mi debilidad contra mí”, dice.
“¿Tu debilidad?”, pregunto, sorprendida de que tenga una.
“Tú”
POV Antonio Intenta darme otra patada, pero le agarró el otro tobillo y tiro de ella hacia mí.
Luego me pongo de pie y la levantó, llevándola de regreso a la casa.
Sus pequeños puños golpean mi pecho.
“Cálmate, Angelica. Puedes hacerte daño”
“¡Desgraciado!”, grita mientras la subo de nuevo por las escaleras, con mis guardias mirando a todas partes menos a nosotros.
Bien. Saben que no deben mirar lo que es mío.
“Mi padre no era un buen hombre, pero era fiel”
La elevo, sus pies cuelgan de mis rodillas.
Se niega rotundamente a rodearme con las piernas.
Me arranca una sonrisa irónica, aunque sé que la va a enojar.
O quizá porque sé que la va a enojar.
“¿Qué te ha puesto tan nerviosa, Angelica?”
“No estoy nerviosa”
Me empuja mientras la siento en nuestra cama.
“Sí lo estás”
Me arrodillo frente a ella, la miro e intento no mirar la sombra entre sus muslos.
“Estás tan alterada que has salido corriendo. Así que dime qué es lo que te molesta”
“No te estoy hablando de nada”
Cruza los brazos sobre el pecho.
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