Regresando de la muerte – Acceso Anticipado
Capítulo 1612

Capítulo 1612

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Vivian se apresuró entonces a llegar a casa lo más rápido posible y enseguida llamó a Sebastián.

«¡No quiero ir a la Academia Regalius, papá! Por favor, diles que no me trasladen allí».

La joven comenzó a llorar a gritos en cuanto se recibió la llamada.

Incluso a la edad de diecisiete años, todavía se comportaba como una niña delante de sus padres.

Eso se debía principalmente a que la habían mimado desde pequeña.

Sebastián estaba celebrando una videoconferencia con el personal del departamento de negocios en ese momento, por lo que todos pudieron escuchar sus lamentos a través del teléfono. Mientras él fruncía las cejas, los demás intercambiaban miradas.

¿Es su princesita? ¿Por qué llora así por teléfono? ¿La han acosado o algo así?

Nadie se atrevió a decir nada.

«¿Qué pasa? Dime qué ha pasado», preguntó Sebastián.

Cuando empezó la reunión, emanaba un aura prepotente que aterrorizaba a los demás. Sin embargo, su tono se volvió ridículamente gentil y afectuoso cuando hablaba con su hija, poniendo a todos la piel de gallina.

Esa era probablemente la mejor representación del trato diferencial.

«La Señorita Adalyn estaba asistiendo a una fiesta… nos trajo a una compañera mía y a mí… conocimos al rey, y… ¡Hoy, me enteré por alguien que el rey quiere que estudie en la Academia Regalius! ¡No quiero ir allí, papá! Quiero quedarme aquí… n-no, si es posible, ¡También podrías trasladarme a otra escuela! De hecho, estaría bien que pudiera estudiar en Atlantius. Kurt también está en esa ciudad, así que será más fácil que nos cuidemos mutuamente».

Vivian estaba tan alterada que acabó divagando de forma incoherente, para desgracia de Sebastián.

Unos minutos más tarde, colgó el teléfono y puso fin a la videoconferencia.

Luego llamó a Karl al estudio.

“Vivian ha tenido problemas. Roppell está preparando su traslado a la Academia Regalius».

«¿Qué?» Karl estaba sorprendido.

¿A qué se debe esta rápida escalada de acontecimientos? ¿No acaba la Señorita Vivian de ver al hijo de Roppell anoche? ¿Por qué la trasladan a la Academia Regalius al día siguiente? ¿No es todo esto demasiado pronto?

«Señor Hayes, ¿Podría ser que Roppell se haya dado cuenta de que estamos tras él? Quizá por eso le está haciendo esto a la Señorita Vivian deliberadamente».

Frunciendo el ceño, Sebastián suspiró.

“No, no lo creo. El encuentro de Vivian con Jason anoche fue por accidente. No ha superado a Calvin después de todos estos años, así que es normal que sienta un poco de curiosidad cuando encuentra a alguien que se parece tanto a él.»

Karl podía entender el comportamiento de Vivian, ya que se quedó igual de boquiabierto cuando vio a Jason y no pudo quitarle los ojos de encima en todo momento.

«Llevo más de tres años vigilándolos y no creo que haya nada malo en Roppell. En cambio, la madre de Jason, que rara vez se muestra en público, parece terriblemente sospechosa.»

«¿Es así?»

«Sí. Verás, Calvin sólo tenía veintiún años cuando murió. Había estado viviendo en SteelFort hasta los veinte años, así que era imposible que tuviera un hijo ilegítimo. Después de eso, él…»

Los ojos de Karl enrojecieron a mitad de la frase, y no se atrevió a terminar el resto.

Sebastián le dirigió una mirada impasible y pronto cambió de tema.

“Jason no es pariente de Calvin. ¿Tratas de decir que hay algo malo en su rostro y en su madre?»

«Así es». Karl asintió.

Tras recuperar la compostura, continuó: «El padre de Calvin es el rey de la tribu Elysium. He buscado a todos sus hijos, pero ninguno se parece a Calvin en absoluto. De hecho, su hermano Channing tampoco se le parece. Oh, y no olvidemos a su medio hermano, Kurt. Sus madres son hermanas, pero se parecen mucho».

Aunque era efectivamente imposible que ambos estuvieran emparentados, Karl no había podido encontrar ninguna información sobre Daphne y Jason a pesar de haberlos investigado durante tres años.

Incluso hizo un viaje a Elysium en algún momento, pero tampoco encontró nada útil allí.

Para su sorpresa, Sebastián no pareció molestarse en absoluto por el asunto que mencionó.

«Por ahora, no nos preocupemos por cómo se hizo el rostro. Nuestra principal prioridad es averiguar la razón de la reaparición de este rostro. Calvin está muerto, así que ¿Por qué aparece su rostro ahora?»

«¿Qué quiere decir, Señor Hayes?»

Sebastián encendió un cigarrillo y se lo acercó a la nariz. En lugar de darle una calada, se limitó a aspirar el humo antes de responder con sorna: «He oído que el viejo de Elysium está en su lecho de muerte y que sus hijos se disputan su puesto como rey de la tribu. Nadie en Elysium ha oído hablar de Calvin y Channing desde que escaparon, y ahora, alguien con el rostro de Calvin aparece de la nada… ¿Qué crees que significa esto?»

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