Capítulo 169:

La voz de Aimee temblaba de ansiedad.

La mirada de Katelyn se volvió gélida mientras respondía escuetamente: «Ya veo». Terminó la llamada y consultó los trending topics en Internet. Como sospechaba, sus nombres y los de Vincent estaban circulando ampliamente.

Ayer mismo, unos paparazzi habían tomado fotos de ella y Vincent mientras él la dejaba en casa, captándoles entrando juntos en South Bay.

Las imágenes, probablemente debido al ángulo de disparo o la edición intencionada, sólo mostraban a Katelyn y Vincent. Samuel estaba visiblemente ausente.

A pesar de no haberse divorciado de Neil, estas fotos la retrataban como infiel.

A Katelyn le eran indiferentes las calumnias personales, pero le preocupaba que Vincent se viera arrastrado a este escándalo. Las fotos se habían colgado de la noche a la mañana y cada una había recibido más de 100 millones de visitas, acompañadas de una mezcla de comentarios de apoyo y críticas.

Una persona comentó: «Llevo años siguiendo las relaciones de los famosos y está claro quiénes están juntos. Coinciden perfectamente en altura y aspecto».

Otro contraatacó: «Katelyn siempre ha señalado a Neil por ponerle los cuernos. Ahora, parece que ella no es diferente. Siempre es Neil el que acaba siendo culpado. Pobre chico».

Un comentario frustrado decía: «Ya basta, ¿eres parte del ejército de trolls de Neil? No olvidemos que Neil fue el primero en desviarse. Lo que es justo es justo, ¿no? Dejad de defenderle ciegamente».

Otro añadió: «Todo el mundo debería dejar de discutir. Los dos tienen la culpa. Deberían separarse y acabar con este drama. Su tumultuosa relación es más apasionante que una telenovela».

Entre éstas, hubo críticas más duras que Katelyn prefirió ignorar.

A Katelyn le preocupaba mucho que Vincent se viera envuelto en el escándalo.

Para su consternación, la situación se agravó cuando sus fotografías siguieron circulando con creciente popularidad.

En medio del frenesí, volvieron a aparecer imágenes de un incidente anterior de Vincent cenando con una mujer no identificada, que los internautas se apresuraron a suponer que era Katelyn.

Esta identificación errónea dio lugar a rumores que afirmaban que la cena fue el momento exacto en que supuestamente traicionó a Neil. Esto provocó una ola de apoyo a Neil, transformando su imagen de traidor a víctima de la noche a la mañana.

Katelyn era demasiado consciente de la orquestación detrás de la viralidad del escándalo.

Esa mañana, ya cargada de estrés, se volvió aún más abrumadora para ella.

Su teléfono sonó: era Vincent.

Con el corazón encogido, contestó disculpándose profusamente: «Lo siento, Sr. Adams. Este lío es culpa mía y le estoy metiendo a usted en él. Lo arreglaré y me dirigiré a los que difunden estas mentiras».

La culpa la consumía.

Vincent no había hecho más que apoyarla, pero ahora se veía envuelto en este drama injustificado.

Conocido en Granville como una figura carismática y un sueño para muchos, Vincent era ahora injustamente etiquetado como adúltero.

Vincent, siempre sereno, la tranquilizó. «No te culpes. Ya he tomado medidas para manejar esta situación. Centrémonos en el trabajo».

Su respuesta indiferente sugería que no estaba demasiado preocupado.

Cuando Katelyn estaba a punto de responder, un coche negro se detuvo bruscamente a su lado.

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