Capítulo 7:

Cuando los encontró besándose decidió salir a la terraza no quería que sus padres se dieran cuenta de su estado.

No era tan solo el hecho de que estuviera con otra mujer, ni que no le importará que lo vieran, le dolía que entre miles de mujeres tenía que ser con ella, su hermana claramente lo hacía porque la odiaba.

Maximilian llegó tras de ella, no pudo evitar arrojarse a sus brazos, necesitaba sentir que le importaba a alguien.

Max la abrazo y la tomó por la barbilla.

“¿Qué es lo que sucede mi pequeña libélula?”

Así es como la había llamado desde pequeña.

Nicole iba a contestar, justo en ese momento fue cuando Bruno furioso lo golpeó en la espalda.

En el auto Bruno comenzó a gritarle.

Se encontraba terriblemente furioso por lo que había visto, verla así con otro le causó una gran molestia.

“Lo único que te pedí fue que te comportarás y me haces quedar en ridículo, no soy un estúpido del que puedas burlarte”

“No estaba haciendo nada malo, Max es como mi hermano, pero dime quién te crees para cuestionarme cuando tu comportamiento no es el más adecuado”.

“Yo a ti no tengo que darte explicaciones, te puse las cosas muy claras al principio, en mi vida no te metes”

Esa tipa estúpida no iba a verle el rostro, eso era seguro.

Llegaron a la mansión, Nicole se bajó del auto y corrió hacia su habitación.

Esa situación la tenía cansada.

Sondra tendría que escucharla, no permitiría que siguiera arruinándola, ya suficiente había hecho.

Por la mañana, Bruno se preparaba para irse a la oficina.

Emma la madre de Nicole pasó a recogerla para ir a desayunar juntas en el club, durante la fiesta, Nicole se había puesto de acuerdo con ella, sabía que Bruno no podría negarse, pues era muy bueno guardando apariencias.

Sondra esperaba en el auto, Nicole se alegró, en el club aprovecharía para que le explicara varias cosas.

Al llegar al club, Emma se fue a saludar a unas amigas, era muy conocida en el medio, llevaba una vida muy activa, Nicole y Sondra se sentaron en una mesa.

“Ahora sí me vas a explicar de una buena vez qué es lo que estás tramando, Bruno para bien o para mal es mi marido y tú no tenías por qué besarlo”.

“Él fue el que me besó hermanita, debes reconocer que soy mucho mejor y más bella que tú, sí se caso contigo es porque no le quedaba de otra, me ha dicho que está interesado en mí, en verdad lo siento”.

“Tarde o temprano le demostraré a nuestros padres qué clase de persona eres Sondra”

“¿Nuestros padres? dirás tu padre y mi madre, que no es lo mismo, querida”.

“No sé por qué te empeñas en lastimarme, sabes bien que estás mintiendo”.

Su madre regresó en ese momento.

Emma no tenía idea de lo mal que estaban las cosas entre ellas, las chicas prefirieron fingir llevarse bien para no preocupar a su madre.

Tomaron un desayuno muy ligero, después fueron hacia los vestidores para cambiarse, se dirigieron a las canchas de tenis para jugar algunos partidos.

Nicole se sintió liberada en ese momento, estar lejos de Bruno se sentía tan bien.

Al regresar a los vestidores, se acercó a ellas el hijo de uno de los socios de Noah, Nicole lo reconoció porque ya lo había visto en algunos eventos de la empresa.

Estaba en compañía de una chica rubia que ella no conocía, se dio cuenta de que la chica la miraba fijamente, sintió escalofríos ante aquella mirada.

“Hola Nicole, no sé si te acuerdas de mí, soy Leandro, hijo del socio de tu padre”.

“Hola, claro que te recuerdo”

Contestó mientras sonreía.

Leandro también sonrió.

“Te presento a una amiga, ella es Shelsy”.

“Mucho gusto Nicole, me parece que eres la esposa de Bruno”

“Así es, soy su esposa”

Nicole sintió que no le agradaba a esa chica.

“Lo se querida, de hecho, todo Nueva York lo sabe, y también las circunstancias por las que se casaron”.

Nicole pudo notar una sonrisa maliciosa en sus labios.

Tremenda víbora era sin duda aquella chica.

Se despidió rápidamente de ellos y se alejó.

Sondra se quedó platicando con la pareja, Nicole no dudo que aquella mujer y su hermana harían buenas migas, al parecer eran tal para cual.

Al llegar a su casa, Bruno la estaba esperando, por su gesto adivino que estaba molesto.

“Desde mañana comerás conmigo, ya me cansé de hacerlo solo, eres mi esposa y tu deber es cocinar para mí, desde hoy dormirás en mi recámara, ordene que pasarán todas tus cosas ahí, solo que las deberás de ordenar tú, a las chicas les pago para atenderme a mí, no a ti, ¿Entendido?”

“Cómo ordene, señor”.

Contestó intentando controlarse.

No tenía caso discutir con ese hombre.

Sabía que siempre saldría perdiendo, se sintió nerviosa al saber que dormiría a su lado.

Subió a la habitación de Bruno, sus cosas estaban regadas por todo el vestidor, era obvio que la chica de la limpieza tenía algo en contra de ella.

Se puso a ordenar sus cosas, noto que la ropa de Bruno estaba ordenada por colores, en el baño todo estaba perfectamente colocado, se veía que era un maniático de la limpieza.

Llegó la noche, se negaba a dormir a su lado, pero no tenía de otra.

Bruno salió del baño con tan solo una toalla envuelta alrededor de su cintura.

Nicole intentó voltear hacia otro lado, pero aquella vista era irresistible, por un momento su mirada se perdió entre los músculos de aquel bien trabajado abdomen.

Bruno al notarlo sonrío maliciosamente.

“¿Te gusta lo que ves?”

Nicole no contestó.

Estaba claramente sonrojada lo que provocó una carcajada en Bruno.

Ella corrió rápidamente hacía el baño.

Se dio una ducha con agua fría, después se colocó su pijama favorito, era de franela color rosa, con dibujos de ositos.

Trató de hacer el mayor tiempo posible.

Después salió del baño y se dirigió hacia la cama, se acostó dándole la espalda, él ya estaba profundamente dormido.

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