Presa entre tus brazos -
Capítulo 37
Capítulo 37:
“Hola Nicole, que gusto verte”.
“Hola, el gusto es mío”, contestó mientras sonreía.
Se acercó y le dio un abrazo.
Ella fue una de las pocas personas que la trató bien mientras estuvo ahí.
“Espera, le avisaré al jefe que ya estás aquí”.
“Gracias”
Bertha llamó a Bruno por el intercomunicador, él contestó enseguida.
“Dice que pases a su oficina”.
Entró a su oficina.
Bruno estaba sentado detrás de su escritorio.
Al verla la saludó, su mirada se posó enseguida sobre sus pechos.
Nicole no pudo evitar ruborizarse.
“¿Podrías dejar de verme de esa manera?”
Le dijo mientras sentía su rostro arder.
“Lo sienta, no pude evitarlo, deberías cubrirte, eso sí no quieres poner nervioso a todo el personal”.
Volteó a ver su blusa para ver a qué se refería Bruno.
La tela de la blusa era muy delgada, por la prisa se había puesto un sostén de encaje transparente, no dejaba nada a la imaginación.
Se apeno al instante, pensaría Bruno que lo hizo con toda intención, él noto su rubor, se acercó, se quito el saco y lo puso sobre sus hombros.
“Lo siento mucho, no fue mi intención, salí de prisa, pediré a Nanny que me envíe ropa”.
“No te preocupes, fue muy agradable de ver”, dijo divertido mientras se le quedaba viendo.
Vio Bruno sonreía como un idiota.
Nicole se sonrojo como adolescente.
Cruzó sus brazos sobre su pecho para cubrirse, esos meses ahí con él, definitivamente serían muy, pero muy largos.
A Bruno le causó gracia verla sonrojarse de esa manera.
Había sido muy evidente su mirada, pero no pudo evitarlo, sus pechos ahora eran mucho más grandes, así también sus caderas.
Eso hacía ver su cintura realmente estrecha, se había convertido en una mujer que llamaba la atención allá a donde iba, sabía que sería difícil volver a conquistarla, pero no imposible.
Su hijo y ella eran su familia y los quería con él.
…
Por la tarde, Dante entró a su oficina.
Bruno lo notaba raro.
Ya no se iba de juerga como antes, ni había visto desfilar mujeres por su oficina, por más que le preguntaba, no lograba que le dijera que estaba pasando.
Algo se traía entre manos y Bruno estaba decidido a averiguarlo.
“Hola hermano, ¿Terminaste los documentos para la junta de mañana?”
“Así es, ¿Presentarás a Nicole como la nueva jefa del departamento de diseño?”, preguntó interesado.
En verdad la apreciaba y seguía considerándola su cuñada.
“Sí, lo haré mañana durante la reunión, sé que pronto demostrará que se merece ese puesto, en cuanto a ti hermanito, ¿Qué es lo que te está pasando?”
“¿A qué te refieres?”
No pudo evitar ponerse nervioso ante los cuestionamientos de su hermano.
Jaló aire profundamente para no demostrarlo.
“No te hagas, sabes a qué me refiero, has estado raro últimamente, antes había un desfile de modelos por tu oficina, hace algunos meses que está tranquilo”.
“He estado ocupado con tanto trabajo, no he tenido tiempo para nada más”.
Respondió intentando evadir el tema.
“Está bien, si no me quieres contar no lo hagas”
Bruno sabía que definitivamente algo pasaba.
“¿Qué tal van las cosas con mi cuñadita?”
Cambio rápidamente el tema para distraer a su hermano.
“Van que es ganancia, estoy decidido a reconquistarla”
Suspiro al decir esto.
“Dudo que lo logres, le hiciste mucho daño, te dije que estabas siendo injusto con ella, Nicole no me pareció el tipo de mujer que decías que era, al tratarla me di cuenta que para nada tenía esa imagen de mujer ambiciosa y pretenciosa que describías”.
“Me equivoque, lo admito, espero estar aún a tiempo de reparar mi error”.
Rogaba porque así fuera.
“Te parece que vayamos a comer, muero de hambre”, dijo mientras ponía sus manos sobre su estómago.
“Me parece una excelente idea, me gustaría invitar a Nicole, aunque no creo que acepte”.
“Déjalo en mis manos, mi cuñadita no se negará si yo la invito, no le diré que tú nos acompañaras”
Sonrió al decir esto.
Dante sentía mucho aprecio por Nicole desde que la conoció.
Siempre había estado de su lado aún en contra de Bruno.
Salió a buscar a Nicole y tal como le había dicho a Bruno, no se negó.
Bruno los alcanzó en el elevador.
Ella ya se había cambiado de ropa, llevaba puesto un vestido rojo, pegado al cuerpo, llegaba abajo de sus rodillas, con un ligero escote que dejaba entre ver sus pechos.
Bruno pensó que se veía maravillosa, quizá perfecta, aunque a él le gustaba mucho la vista que ofrecía su anterior atuendo.
“Hermano, pensé que ya no vendrías”.
“Me distraje un poco, estaba esperando que salieran, espero no te moleste que los acompañe Nicole”.
“Para nada”, contestó secamente, intentando ocultar su gesto de disgusto.
Bajaron del elevador y se dirigieron a la salida, decidieron irse en el auto de Bruno.
Dante subió atrás y ella al lado de él.
El camino hacia el restaurante transcurrió entre risas y bromas entre Nicole y Dante, ser llevaban muy bien.
Bruno sintió un poco de celos.
Quería que así fuera con él, pero en cuanto le hablaba cambiaba su semblante y contestaba de mala gana.
Él sabía que se lo había ganado a pulso.
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