Presa entre tus brazos
Capítulo 24

Capítulo 24:

Pasaron nueve días desde que se hicieron la prueba, ese día el médico por fines aviso que podían pasar a recoger los resultados, decidieron ir los tres, Nicole no podía con los nervios, Rina y Gío insistieron en que ella abriera el sobre.

Las manos le temblaban.

Le fue difícil controlarse, pero lo abrió lentamente.

Aunque ellos se lo habían dicho no podía creerlo.

Las pruebas eran positivas.

Ellos eran sus verdaderos padres.

“Ahora sabes que es verdad lo que te hemos dicho, buscaremos a Noah, tiene derecho a saber la verdad”.

“Lo sé, me ha criado pensando que soy su hija, no sé como reaccionara cuando se entere de la verdad, solo debemos pensar muy bien la mejor manera para decírselo, mi padre no ha estado del todo bien de salud, su corazón le ha dado problemas”.

“Será difícil para él, sé que hice mal, no debí engañarlo de esa manera, estaba desesperada, tenía mucho miedo, mis padres tenían un carácter muy fuerte, en esas circunstancias no hubieran permitido que nacieras, ahora debemos buscar la manera de recuperar lo que es tuyo, Sergio no puede salirse con la suya, nada de lo que tiene le pertenece, su empresa y sus propiedades te pertenecen, son la herencia de tus abuelos”.

Gío esperaba que ahora que Nicole sabía que era su padre, le permitiera ganarse su cariño y su confianza.

Sabía que sería poco a poco, no le importaba esperar el tiempo que fuera necesario, ella no había querido hablar con ellos sobre lo pasado con Bruno.

Solo les pidió que pusieran vigilancia.

Era claro que tenía miedo, pero ellos no sabían por qué.

“Nicole, espero me des la oportunidad de ganarme tu cariño, sé que soy un completo extraño para ti, desde el momento que me entere de que soy tu padre, he decidido a dar todo de mí, para lograr que me aceptes en tu vida, fue una maravillosa sorpresa enterarme de que pronto seré abuelo”, le explicó contento.

“Solo les pido que me den tiempo de aceptarlo, mi vida ha dado un giro enorme, todo lo que creí que era, resultó ser mentira”.

“Te pido perdón hija por llegar a desestabilizar tu mundo, espero perdones a tu madre, ella ha tenido una vida muy difícil, las circunstancias la obligaron a actuar de esa manera”.

“Quiero pedirles un favor”.

“Dinos hija el que sea”.

“Qué antes que mi hijo nazca me ayuden a traer a Nanny, es como una madre para mí y sé que a ella le gustaría estar conmigo, no puedo llamarla porque Bruno debe de tener intervenido su teléfono, lo conozco demasiado bien, ella sale a pasear todos los días, si dejamos pasar un tiempo, podremos contactarla”.

Cinco meses después.

Faltaba tan solo un mes para que el bebé naciera.

Nicole tenía ya ocho meses de embarazo.

Gío y Rina se portaban de lo mejor con ella.

La veían hermosa con su v!entre crecido, les provocaba ternura.

Intento convencerlos para que la dejaran trabajar, pero se negaron, se sentía apenada de que cargaran con sus gastos, ya tendría oportunidad de pagarles.

La nana de Sara había salido a caminar como todos los días.

Extrañaba mucho a Nicole.

Solo esperaba estuviera bien.

Ese día su amiga que era dueña de una florería le pidió que pasara por unos rosales, Bruno no le había permitido irse.

Le había puesto dos guardaespaldas que la seguían a todos lados, solo la dejaban en paz dentro de la casa.

Le pidió la dejara regresar a la Mansión Williams, él no acepto, tenía esperanza de que Nicole se comunicara con ella.

Al llegar a la mansión se dirigió a plantar los rosales.

Al trasplantar un rosal, noto algo entre la tierra que traía.

Era un sobre.

Lo oculto rápidamente entre su ropa, lo leería después, cuando estuviera a solas en su habitación.

Bruno estaba como loco, desde que Nicole se había ido, Sondra seguía diciendo a todos que se había marchado con otro hombre.

La nana sabía que se había ido porque no aguanto los maltratos de Bruno.

Sara había terminado de sembrar los rosales.

Después de eso, subió a su habitación.

Bruno estaba encerrando en su despacho, pensó que estaría tomando de nuevo.

Esa había sido su rutina durante esos cinco meses, llegaba de la oficina y se encerraba a tomar, Sara creía que si la amaba, pero su orgullo era más fuerte.

Cerró su habitación con llave, sacó el sobre, sus manos temblaban, lo abrió para extender la carta, al hacerlo enseguida reconoció la letra de Nicole.

En esa carta le explicaba lo que sucedió.

Ella le pedía que fuera a su lado.

Si aceptaba hacerlo tenía que estar atenta a todo lo que sucedía a su alrededor cuando saliera, buscarían la manera de comunicarse con ella.

A Bruno le costaba creer que Nicole hubiera escapado con otro, no hubiera armado todo un plan para casarse con él y después huir con otro.

Imaginar que alguien acariciaba su piel y besaba esos labios que solo le pertenecían a él, lo estaba volviendo loco.

La había buscado durante todo ese tiempo, sin resultado alguno.

Pidió las grabaciones de las cámaras de la plaza comercial, resultó que la cámara de la parte trasera del lugar donde desapareció.

No estaba funcionando.

Era como buscar una aguja en un pajar, soñaba con ella todos los días, con sus ojos, con su sonrisa, si tan solo volviera a su lado estaría dispuesto a olvidar todo y comenzar de nuevo.

Al otro día por la mañana, Sara salió a dar su acostumbrado paseo matutino.

Al llegar a la floristería de su amiga Lila.

Entró a saludarla, los guardaespaldas ya estaban acostumbrados a que hiciera eso, entraba y tardaba un tiempo en salir.

Ellos la esperaban custodiando la puerta, la Señora Lila le dijo que a ella le habían entregado esa carta y la única manera de hacérsela llegar sin que sospecharán era entre los rosales.

Sabía que al llegar los trasplantaría, le habían pedido ayuda explicándole la situación, ya tenía la manera de ayudarla.

Los guardaespaldas no notaron nada raro, ni fuera de lo habitual.

La camioneta de entregas de la floristería salió como todos los días por un callejón lateral, ellos esperaron largo tiempo fuera del local, al ver que no salía se empezaron a preocupar, entraron y solo encontraron a la dueña y al personal.

Revisaron todo el lugar sin encontrar rastros de Sara.

Al igual que con Nicole, llevaron a la nana directo al hangar privado.

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