Presa entre tus brazos -
Capítulo 20
Capítulo 20:
“No puede ser verdad, está mintiendo, mi madre es Emma, no sé quién es usted ni que pretende con esto”
Las lágrimas resbalaban por su mejilla.
Lo que esa mujer decía no podía ser cierto.
Sus padres no podían haberle mentido de esa manera.
“Soy tu madre, tu padre se llama Gío, Gío Rossano, él se acaba de enterar de que es tu padre y está feliz con la noticia, podemos hacernos una prueba de ADN, pero te pido de favor que Noah no se entere, él piensa que es tu padre y tratara de evitar que te hagas la prueba, elige el médico y el día que quieres que se haga, no intento engañarte, así sabrás que yo soy tu madre, no Emma”.
“Si lo que dice fuera verdad, entonces usted me abandono”
En este punto se estaba conteniendo para no salir corriendo.
Las palabras que esa mujer decía quedaban retumbando dentro de su cabeza.
“No fue así, yo no te abandone, un día salí a buscar una sorpresa para ti, ese día fui secuestrada por Sergio De Santis, quería obligarme a amarlo, al ver que no le correspondía, me torturó de las peores maneras posibles, después me encerró en un hospital psiquiátrico, obligándome a cederle la herencia que tus abuelos te dejaron, la empresa y la fortuna de ese hombre te pertenecen por completo, él estaba en quiebra antes de eso”.
Nicole escuchaba lo que aquella mujer estaba diciendo.
No podía creerlo.
Su mundo se caía a pedazos.
Si no fuera porque al verla noto que era tan parecida a ella, la tomaría por loca, el color de sus ojos y de su cabello era iguales a los suyos, su padre tenía cabello castaño y ojos verdes y la que creía su madre, era pelirroja y sus ojos color miel, siempre había pensado que no se parecía a ellos, Sondra la molestaba todo el tiempo por esa razón.
“El día que hagamos la prueba, si es que aceptas, conocerás a tu padre, él está aquí, no se ha acercado porque no quiere presionarte, entiende que es un duro golpe para ti, solo te pido que no digas nada aún, mi vida corre peligro si Sergio se entera, no dudaría en buscarme y matarme”.
“Está bien, por ahora estoy en una situación muy complicada con mi esposo, me es difícil salir de casa, deme su número de teléfono, le enviaré un mensaje para ponernos de acuerdo para hacernos la prueba de ADN”
Estaba decidida a saber la verdad, aunque doliera.
Ya vería cómo hacer para escapar engañar a Bruno para ir al hospital.
Rina le dio su número, Nicole inmediatamente salió del baño.
Por la impresión no se sentía bien.
Le había afectado demasiado, había vivido una vida de mentiras, ahora entendía el comportamiento de Sondra.
Ella debía de saber que no era hija de Emma, se preguntaba si sería Noah el padre de Sondra, Nicole tenía dieciocho años, Sondra veintitrés, cuando tuviera el resultado de esa prueba, tendrían que darle muchas explicaciones, el resultado fuera positivo o no.
Regresó a la mesa, se le quedó viendo a sus padres, los amaba demasiado, de pronto se empezó a sentir muy mal.
Bruno se acercó de prisa a sostenerla, pues estuvo a punto de caer, él pensó que era por la anemia, ella no sabía si era por la impresión o por el embarazo.
“Nicole ¿Estás bien?”, preguntó preocupado, mientras la sostenía entre sus brazos.
“Solo fue un ligero mareo, pero ya paso”.
Sus padres y sus suegros se preocuparon.
Solo Sondra pareció alegrarse con lo que estaba pasando, Bruno insistió en llevarla a casa ignorando a su hermana que insistía en ir con ellos, que no tuvo más remedio que quedarse con sus padres.
Nicole no sabía que mentira les había contado sobre donde estaba viviendo.
Cuando llegaron a la mansión, Bruno insistió en llevarla en brazos hasta su habitación.
La coloco suavemente sobre la cama, enseguida se dio la vuelta.
Nicole creyó que se iría, pero él se acercó a la puerta y puso el seguro.
Luego encendió la lámpara que estaba sobre la mesita de noche y después apago la luz, entró al vestidor, al regresar traía entre sus manos la pijama de Nicole.
“Si no quieres que te vea me voltearé, o si me lo permites te ayudaré a cambiarte”
Ella lo miraba confundida.
Ese hombre la haría perder la razón cualquier día.
Ella dejó que le quitara el vestido, él lo hizo lentamente, recorrió su cuerpo con la mirada, Nicole no pudo evitar temblar, esta vez haría caso a lo que sentía su cuerpo, haría caso a su consciencia y se recriminaría después.
Fue una noche maravillosa.
Se podría decir que fue un maratón tremendo.
Lo hicieron tantas veces que perdieron la cuenta.
La noche se les hizo corta, a ella le hubiera gustado que fuera infinita, no hubo parte de su cuerpo que él no recorriera con sus labios, con sus manos.
Fue tierno y apasionado a la vez.
Nicole suspiró, sería tan fácil acostumbrarse a eso, estaba recostada sobre su pecho, intento pararse para bañarse, pero sus piernas no le respondieron, así que se volvió a acomodar junto a él y se quedó dormida.
Al despertar él ya no estaba.
Ella pensó que allá iban otra vez, la tregua había terminado.
Bruno se había despertado muy temprano.
Nicole aún dormía sobre su pecho, se quedó un rato observándola.
Era muy hermosa.
Tenía facciones lindas y delicadas, creía que no estaba bien lo que estaba sintiendo por ella, sería una tontería caer en su trampa, aun sabiendo que eso la ayudaría a lograr sus planes, se bañó y se vistió, tratando de hacer el menor ruido posible, se iría la oficina sin desayunar, no quería enfrentar a Nicole.
Cuando bajó Sondra ya lo esperaba.
Estaba visiblemente molesta.
Él trató de ignorarla, pero se fueron juntos.
La pasaría a dejar, en el camino ella le reclamo, se había dado cuenta de que había pasado la noche con su hermana.
Bruno se puso furioso, no le debía explicaciones, ella no era nadie para meterse en su vida, ya le había permitido más de lo debido.
“¿Pasaste la noche con mi hermana?”
Su voz temblaba mientras preguntaba.
“No es algo que te deba importar”, contestó secamente sin voltearla a ver.
“Estás haciendo justo lo que ella quiere, pronto logrará todo lo que ha planeado.”
Tenía que recordarle su odio por Nicole.
No era justo que pasara la noche con ella cuando debería estar a su lado.
“Yo creo que ya es tiempo de que acabemos con esta farsa, debes regresar a casa de tus padres”
Estaba harto de esa mujer.
¿Qué se estaba creyendo?
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