Presa entre tus brazos -
Capítulo 150
Capítulo 150:
René se acercó a revisar la herida de Bruno.
“Hijo tenemos que ir al hospital, estas herido”.
“No lo dejaré aquí, estoy intentando contener el sangrado, la ambulancia no debe tardar”
René se inclinó, se tranquilizó un poco porque al revisar la herida de su hijo se dio cuenta que tan solo era un rozón.
“Gío está herido en un brazo, espero que llegue pronto la ambulancia”
En ese momento Nicole Nicole sintió dolor en su v!entre, afortunadamente pasó rápido, no era el tiempo ni el lugar para que su bebé naciera.
“No, ¿que hice? Mi hijo, mi hijo, he dañado a mi propio hijo, Leandro perdóname”.
Sergio estaba herido, habían pensado que estaba muerto, se arrastró hasta donde estaba su hijo, intentó tomarlo de la mano, pero Nicole no se lo permitió.
“No lo toque, ¿Como pudo hacerle esto a su propio hijo? Si Leandro muere usted será el culpable”
Sergio se calmó, no estaba muerto, había una esperanza de que su hijo viviera.
No era que intencionalmente Sergio hubiera dañado a su hijo, Leandro que había visto las intenciones de su padre, cuando vio que apuntó el arma hacia Nicole se atravesó, los impactos dieron de lleno sobre su pecho.
La ambulancia llegó en ese momento, los paramédicos se llevaron a Leandro y a Sergio, revisaron a Leandro y a Gío, pero no estaban heridos de gravedad.
Como no había más lugar en la ambulancia, consideraron que podrían llegar al hospital por su propia cuenta, el estado de los otros heridos si era grave, por lo que de inmediato se los llevaron, Bruno pregunto a que hospital los llevarían.
Más tarde Emma, Mara, Sara y Rina llegaban al hospital, Rina vio que Gío estaba fuera de peligro, corrió a abrazar a Nicole y a su nieto, por fin estaban juntos, en ese momento busco a Leandro, aún no le había dicho lo ocurrido.
“Hija, ¿Dónde está tu hermano?”
Supo que algo pasaba porque Nicole se soltó a llorar en ese momento.
“Mamá, Leandro está en el quirófano, recibió dos impactos en su pecho”.
Rina se hubiera sentido emocionada de que Nicole la llamara mamá de nuevo, pero lo que dijo después le provocó mucho sufrimiento.
Gío que se encontraba a su lado la sostuvo para que no cayera, cuando por fin logró controlarse pudo hablar.
“¿Cómo está? ¿Qué dicen los médicos?”
“Su estado es grave, hay pocas posibilidades de que sobreviva”.
Gío sintió en el alma tener que decirle eso, pero era lo que él médico les había informado, no quería engañarla.
“Mi hijo no puede morir, no puede pasar esto, ha sido tan poco tiempo juntos”.
Rina no paraba de llorar al igual que Nicole.
Sara se acercó a ella.
“Mi niña debes descansar, lo mejor será que nos vayamos y nos mantengan informadas”.
“De ninguna manera me moveré de su lado, he logrado recordar y se perfectamente quien ha sido Leandro en mi vida”.
Sara se quedó callada, los demás solo se quedaron mirando.
En Pavía, Nicole se encontraba viendo el noticiero junto a su madre, hablaban sobre un tiroteo en las afueras de Milán.
Había cuatro heridos, dos de gravedad, sus nombres eran, Sergio y Leandro de Santis.
En ese momento Shelsy se desmayó.
Al despertar pidió a s u madre que la llevara, el padre de su hijo se encontraba entre la vida y la muerte y tenía que estar a su lado.
Horas después el médico salió del quirófano, todos se acercaron para ver que noticias tenía, por su rostro imaginaron que nada bueno pasaba.
“¿Cómo está mi hijo?”
Le preguntó desesperada Rina, algo dentro de su corazón le indicaba que las cosas no estaban nada bien, sentía una presión muy fuerte en su pecho.
“Logramos estabilizarlo, desgraciadamente las balas no presentaban orificio de salida, por lo que tuvimos que extraerlas, órganos internos se han visto comprometido, así que solo queda esperar las próximas horas para ver qué tal responde, es un hombre joven y fuerte, así que quizá un milagro suceda, será trasladado a una habitación, en unas horas despertará, podrá pasar a verlo una persona a la vez, solo las más cercanas por favor, es importante que no se agote, no se quien se llama Nicole, en su inconsciencia la nombraba una y otra vez”.
Las mujeres lloraban desconsoladamente, sobre todo Nicole y Rina.
“Aún cerca de la muerte piensa todo el tiempo en mi, no puedo con esto, de verdad que no”
Estaba inconsolable.
Ahora recordaba perfectamente lo que habían vivido, lo tierno que era con ella y su bella sonrisa, Leandro tenía que recuperarse, no merecía morir de esa manera.
Bruno se acercó a abrazarla, no había nada que pudiera decir para consolarla así que se quedó en silencio, sabía que Leandro era una parte muy importante de su vida, le dolía que estuviera sufriendo.
Shelsy llegó con su madre en ese momento, Dante y Sophie llegaron casi al mismo tiempo, habían dejado a Danna con Sara.
Bruno y Nicole los necesitaban en ese momento.
“¿Dónde está? Necesito verlo”
La chica lloraba desconsoladamente, Leandro era un hombre muy bueno, su hijo lo necesitaba, tenía que saber sobre su existencia.
Shelsy llevaba en ese momento ropa que permitía ver claramente su embarazo, un v!entre de ese tamaño ya era imposible ocultarlo.
Todos se clavaron la mirada sobre su v!entre, sobre todo Rina.
¿Acaso ese bebé era su nieto?
“Por favor, necesito verlo, él no sabe que espero un hijo suyo”
Pidió mientras lloraba.
Rina se acercó, la tomó de la mano y la llevó hasta la habitación donde se encontraba Leandro.
“Aún duerme, puedes estar con él algunos minutos, ten en cuenta que no puede alterarse, su estado de salud es muy delicado”.
Rina sintió horrible ver el estado en que estaba su hijo, acostado en esa cama conectado a todos esos aparatos.
Se acercó a él y depositó un tierno beso sobre su frente, después se dio media vuelta y salió, para darle privacidad a Shelsy.
Quizá a Leandro le ayudaría saber que sería padre, la rubia se acercó a él mientras lloraba desconsoladamente.
Tomó su mano para colocarla sobre su v!entre.
“Tienes que vivir, estoy embarazada, este pequeño que crece en mi v!entre es tu hijo”.
En ese momento Leandro con dificultad abrió sus ojos, sonrió débilmente, había escuchado perfectamente lo que le había dicho.
“Un hijo, mi hijo…”
Lo dijo con una voz apenas audible, las lágrimas resbalaban por sus mejillas, en ese momento empezó a toser.
“Sí llegó a faltar, háblale sobre mi, dile que lo ame desde el instante de su existencia, cuídalo y has de él una buena persona”
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