Presa entre tus brazos
Capítulo 14

Capítulo 14:

“Max que bien que estás aquí”.

Nicole se alegró al ver a su amigo.

Se levantó para abrazarlo.

Su presencia le había alegrado el día, le hacía falta relajarse y olvidarse un poco de Bruno.

“Ella es Bertha, la secretaría de Bruno”.

“Mucho gusto soy Maximilian, el mejor amigo de Nicole”.

“Mucho gusto”.

Se sentaron a comer en medio de risas y de una agradable conversación.

Después de un rato Bertha se despidió, debía estar en su puesto antes de que Bruno regresara, Nicole se quedó para despedirse de Max.

“Gracias por venir Max, necesitaba de tu compañía aunque sea por un momento”.

“He querido ir a visitarte, pero me ha dicho Sophie que el patán de tu marido te tiene prohibidas las visitas, así que esperaremos que regrese Dante, para poder hacerlo”.

“Genial, espero regrese pronto, los esperaré impaciente”.

Se despidió de él con un abrazo y un beso en la mejilla.

Escucho un carraspeo detrás de ella, al voltear estaba Bruno observándolos, por el rostro que tenía estaba más que furioso.

Se acercó y la jalo hacia un lado de manera brusca.

“¿Se puede saber qué hace este tipo aquí en mi empresa?”

“Es mi amigo y me vino a visitar”.

“Que se retire de inmediato, ordenaré que le prohíban la entrada”.

Max apretó los puños.

Ese hombre era un perfecto imbécil.

No entendía como Nicole seguía a su lado.

Se veía que era agresivo y que no la respetaba, no estaba enterado de lo que realmente ocurría, Nicole había pedido a Sophie que no le contará nada.

Sabía que no podría contenerse e intentaría golpear a Bruno.

Cuando Bruno regresó a su oficina, había notado que Nicole no estaba al lado de Bertha, necesitaba que le buscara un archivo, así que decidió bajar a buscarla para que regresara a su lugar de trabajo.

No pensó encontrarse aquella escena.

No podía creer lo que veía.

Lo estaban dejando en ridículo ante el personal de su empresa, esa chica estaba tentando al diablo.

Verla tan cerca de otro hizo que su sangre hirviera, sobre todo si ese alguien era Maximilian Roberts.

“Óyeme bien Bruno, si te atreves a hacer eso, convocaré a una rueda de prensa, donde expondré la relación que tienes con mi hermana, mis amigos podrán visitarme cuando se les pegue la gana, ya esta bien de que me prohíbas lo que te da la cara”.

“Vaya la gatita ha sacado las uñas, está bien no lo haré, solo recuerda que quien ríe al último ríe mejor”.

Se dio la vuelta y se alejó completamente furioso.

Ya encontraría la manera de que Nicole le pagará su atrevimiento.

No estaba acostumbrado a que sus órdenes no se obedecieran y menos a que lo amenazaran.

Nicole lo había echo delante de sus empleados y eso tendría graves consecuencias para ella.

Max los observaba con los puños apretados, que ganas de partirle el rostro a aquel engreído, decidió no intervenir para evitar un escándalo.

Nicole se despidió de él para después regresar a su lugar fuera de la oficina de Bruno.

“Nicole, el jefe pidió que en cuanto subieras le lleves un café, lo toma negro sin azúcar”.

“Es lógico que lo tome así, he leído que el café negro y sin azúcar es el preferido de los maníacos”.

Bertha se le quedó viendo para después reírse por lo que había dicho.

Entró a la oficina para llevarle el café, ni siquiera se dignó a mirarla mucho menos le dio las gracias, pensó en tirar el café caliente sobre sus pantalones, pero prefirió salir de ahí tranquilamente.

Dejó la taza sobre el escritorio.

Sin decir palabra alguna salió de la oficina, le pareció sentir la mirada de Bruno sobre ella, estuvo a punto de voltear, prefirió quedarse con la duda.

No quería que fuera a insultarla.

Por la tarde Bruno aún tenía que pasar por Sondra, e sentía cansado y no tenía ánimo de soportarla.

Avisó a Nicole que se iría con él.

Jack pasaría por su hermana, a ellos los llevaría el chofer.

A Nicole no le agrado saber que tendría que soportar su mal humor de camino a casa, además de que su hermana no estaría nada contenta.

Viajaron en silencio.

Él se sentía demasiado cansado como para discutir, Nicole agradeció por ello, Bruno cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás.

Solo el sonido de sus respiraciones se podía escuchar, a pesar de su cansancio tuvo que hacer un esfuerzo para poderse controlar.

Tenerla cerca era toda una tortura.

Sentir su dulce aroma lo desquiciaba.

Cuando llegaron a la mansión, Nanny estaba esperando a Nicole en la sala, poco después llegó Sondra y se acercó a abrazarla.

“Nanny querida, imagino que has hecho de cenar lo que me gusta”

La nana puso rostro de desagrado.

“Lo siento, hice la cena favorita de Nicole, tú tienes aquí quién te prepare tus gustos, te voy a pedir que no me vuelvas a abrazar y para ti no soy Nanny, soy la Señora Sara, espero no lo olvides”, le explicó.

“Pero Nanny…”

Sondra se sintió dolida, quería mucho a su nana.

“No Sondra, has hecho mucho daño a tu hermana y eso no te lo puedo perdonar, si no lo digo a tu padre es por el estado delicado en que se encuentra, vamos Nicole la cena se enfría”.

Nicole observó el rostro de furia de su hermana, le pareció ver un gesto de burla en el rostro de Bruno, quién en lugar de molestarse, parecía que se estaba divirtiendo.

Por la madrugada no podía dormir, tenía sed y su botella estaba vacía, bajó a la cocina, descalza y en pijama, ya en la cocina se le antojó un helado de chocolate con crema batida.

Abrió la nevera para sacarlo, al voltear sintió que chocó con alguien, al ver hacia arriba vio que era Bruno quien la observaba fijamente como era su costumbre, había manchado su playera con el helado, se la quitó y sujetó la barbilla de Nicole con su mano.

La atrajo hacia él, ella no pudo resistirse, pensó que era una tonta por caer de nuevo en su juego.

Nicole sintió arder su rostro, él calor se fue extendiendo a todo su cuerpo; la beso de manera apasionada como si la necesitará, la alzó y la sentó sobre la isla de la cocina.

Abrió sus piernas y se colocó en medio mientras seguía besándola, ella sintió que su delicioso aroma despertaba sus sentidos.

Hizo un esfuerzo logrando reaccionar, lo empujó y se alejó de él.

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