Presa entre tus brazos
Capítulo 100

Capítulo 100:

Cuando se quedó dormido, regresó a la habitación donde estaba Nicole.

Después de ducharse se acostó a su lado, tomó uno de los libros que había acomodado junto a la cama y comenzó a leer.

Nicole lo observó muy concentrado.

Se inclinó para ver el nombre del libro ‘Desde el momento de la concepción’.

Sonrió al ver lo interesado y curioso que estaba sobre el tema.

“Interesante libro”.

“Quiero saber sobre el tema, espero con impaciencia la hora de verlo por ultrasonido”

Nicole tomo su rostro.

Se le quedó viendo un instante y lo beso.

¿Acaso había en el mundo un hombre más tierno?

Mientras tanto en otro lugar…

Por la mañana, Leandro revisaba la computadora personal de su padre.

Sergio y Deborah habían salido.

Reviso todo minuciosamente y copio algunos archivos.

Afortunadamente había puesto atención cuando Sergio la usaba, así pudo ver cuál era la contraseña.

“Así que con negocios sucios papá”.

Estaba decidido a investigar los negocios turbios de su padre.

Así quizás podría obligarlo a dejar en paz a Nicole y su madre.

Más tarde fue al hospital.

Gío no se había despegado ni un solo momento de Rina.

“¿Cómo está?”

“Todo sigue igual”.

“He estado investigando, no he podido encontrar algo que relacione a mi padre con el accidente”.

“Debes seguir buscando, disculpa que sea tan insistente, sé que es tu padre, pero algo me dice que él lo ordenó y que no fue un accidente”.

“Lo haré, seguiré buscando, deberías ir a desayunar y a descansar un rato”.

“Te tomaré la palabra, solo desayunare y me duchare rápidamente, quiero estar a su lado todo el tiempo posible”.

“Ve con calma, cualquier cosa te aviso”.

En cuanto Gío salió entró Sergio, Leandro se sorprendió al verlo ahí.

“Esta es nuestra oportunidad hijo, toma esa almohada y ponla sobre su rostro, así la eliminaras rápidamente”.

Leandro sintió furia ante lo que le decía su padre.

Una enfermera entró y les pidió salir, asearían a la paciente.

“¡Demonios! Era la oportunidad perfecta”.

“Tienes que irte padre, alguien podría llegar en cualquier momento, si algo le pasa a Rina, te relacionaran con su muerte”

“Tienes razón, si vuelves a tener otra oportunidad como esta, debes aprovecharla”

Indicó fríamente.

Leandro vio como su padre se alejaba.

Pensó que pediría a Gío que pusiera vigilancia.

No entendía porque odiaba tanto a Rina si se suponía que antes la amaba, tampoco entendía como podía amar a alguien como Deborah, quizá porque eran tal para cual.

Gío regresó más tarde al hospital, y encontró a Leandro inquieto parado afuera de la habitación.

“¿Ha sucedido algo? ¿Rina está bien?”

“Ella está bien, pero en cuanto te fuiste vino mi padre”.

“Eso quiere decir que nos mantiene vigilados”.

“Ahora si tengo la certeza de que fue él quien provocó todo esto, entró a la habitación y me pidió que tomará una almohada para acabar con la vida de mi madre, afortunadamente entró una enfermera en ese momento, de lo contrario se hubiera dado cuenta de que no estoy de acuerdo, está decidido a matarla con tal de conservar su fortuna, debes poner vigilancia”.

“Hablaré ahora mismo con el director del hospital para que lo autorice, espera aquí un momento, no la dejes sola”.

“Aquí espero”

Leandro entro en la habitación, y se paró junto a ventana.

Rina, la observó por un momento.

No pudo evitar que las lágrimas empezarán a brotar.

“Madre tienes que despertar, te necesito, te he necesitado toda mi vida, tenemos que recuperar el tiempo perdido, perdóname por favor, sé que tu no has tenido la culpa, fue mi padre quien nos privó de la dicha de estar juntos, él te odia porque dejaste de amarlo, pero yo no permitiré que te haga daño, madre abre tus ojos por favor”.

Le dijo mientras sostenía su mano y la besaba.

En ese momento sintió que ella apretaba su mano.

Sorprendido volteó a verla.

“Madre, ¿Me estas escuchando?”, pregunto sorprendido.

Rina volvió a apretar su mano.

Aún no abría sus ojos, pero si daba muestras de estarlo escuchando.

Leandro salió corriendo para llamar a un médico, y regresó enseguida a su lado.

“El médico ya viene, ¡Cielos! Que alegría me da saber que estás despertando”.

Volteó a ver su rostro.

En ese momento ella abrió los ojos y se le quedó mirando.

Leandro la abrazo, y no pudo evitar llorar como un niño.

Lloro por todo lo que se habían perdido todos esos años.

Gío volvía en ese momento, vio que varios médicos entraban en la habitación, al entrar y ver asía Leandro pensó lo peor.

“Ha despertado Gío, mi madre ha despertado”.

Él hombre sintió que le volvía el alma al cuerpo.

Los médicos les pidieron salir para revisar a la paciente, antes de salir Gío volteó a ver a Rina, se encontró con esos hermosos ojos azules que lo miraban.

Fuera de la habitación, los dos hombres no podían evitar llorar, la emoción era demasiada, Nicole y Bruno llegaron en ese momento.

“¿Como está mamá? Díganme por favor ¿Qué le ha pasado?”

Al verlos así, pensó que algo malo había ocurrido.

“Mamá ha despertado”

Le contestó Leandro.

Nicole se sintió feliz.

“¿Cómo la has llamado?”

Nicole estaba sorprendida al escucharlo.

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