Por siempre tuya -
Capítulo 46
Capítulo 46:
Ayer Hansen y yo estuvimos platicando, después de tanto tiempo separados. Al principio fue un poco extraño, como dar pequeños pasos de bebé, con cuidado sin tropezarnos ni caer en el intento, usando las palabras adecuadas.
Me sentía nerviosa, no dejaba de temblar, y sé que él estaba haciendo un esfuerzo por no acercarse a mí y darme mi espacio. Fue una conversación que ambos necesitábamos para aclarar algunas cosas. Aun me siento culpable por el dolor que le causé con mi ausencia y mi relación con Maxon. Pero es algo que no puedo cambiar y que tendré que vivir con cada una de las decisiones que tome.
Después del entrenamiento y del desayuno, decidí caminar un poco. Pero al salir de la casa me encontré con una maravillosa sorpresa.
“¡Aly! Cuando Lexie me contó que estabas de regreso no podía creerlo y tuve que venir hasta acá para cerciorarme que era verdad” dijo Sebastián mientras caminaba hacia mí y me daba un fuerte abrazo.
“¡Sebastián!” le dije sonriendo y también lo abracé.
“No sabes la alegría que me da ver que estás bien, estuve muy preocupado por ti” dijo un poco enojado.
“Lo siento, Sebastián. Sé que debí decírtelo, pero era lo mejor para protegerlos” le dije apenada.
“Al principio no te voy a negar que estaba furioso, pero a pesar de todo entiendo por qué lo hiciste y no sabes el alivio que siento de ver que estás bien” dijo sonriéndome.
“Dentro de todo, creo que sí” dije dudosa.
“¿A qué te refieres? Necesito que me cuentes qué ha pasado todo este tiempo que no estuviste aquí” preguntó Sebastián.
“Sebastián, por dónde empezar. En estos momentos la verdad siento que mi vida no tiene ni pies ni cabeza, es como si estuviera en una montaña rusa y la verdad no veo el momento de poder bajarme, siento que me voy a volver loca” le dije suspirando.
“Aly, ¿Qué pasa? Te ves diferente. Puedes confiar en mí y tú lo sabes. Sé que en el pasado te pretendía, pero ahora entendí que lo nuestro era solo una amistad y, créeme, eso pienso ser para ti, otro hermano más. Así que confía en mí, déjame ayudarte”.
Al escuchar sus palabras, las lágrimas que estaba tratando de no dejar salir, fueron cayendo una a una en mis mejillas y no pude más.
“Sebastián, por dónde empezar. Cuando decidí irme y dejar al hombre que amaba, lo hice porque quería protegerlo a él y a nuestra manada. No quería ver sufrir a personas inocentes por mi culpa y decidí sacrificar mi felicidad sin dudarlo. Cuando dije las palabras para rechazar mi conexión con Hansen, la unión que la diosa de la luna creó entre nosotros, lo hice porque quería que él encontrara a una nueva pareja, alguien que le ofreciera la paz y amor que yo no pude. Por eso me fui, pero…”
Cerré mis ojos y respiré profundo. Yo solo quería tener una pareja que me amara por mí. Era mucho pedir eso.
La vida nunca me preguntó qué quería y el destino tenía otro camino para mí.
Descubrí que soy parte mujer lobo y parte bruja por herencia de mi madre. Eso quiere decir que tengo dos parejas, dos almas gemelas, un mate y un muse.
Cuando llegué a París, encontré a mi alma gemela, a mi muse. Sin buscarlo, el destino lo puso en mi camino y así como la unión que tenía con Hansen, el mismo sentimiento me unió a Maxon.
Yo rechacé a Hansen y pensé que con eso nuestro lazo había terminado, que era libre de seguir mi camino. Maxon era diferente a Hansen. Me dejé llevar por el amor y la magia que nuestra conexión hizo crecer en mí, me entregué completamente a él.
“En cierta forma él también era el amor de mi vida, por lo menos de mi otra mitad. Pero las circunstancias no nos permitieron seguir juntos. Él falleció, Julius lo asesinó y el resto ya lo sabes. Ahora estoy aquí” le dije agachando mi cabeza.
“Me dejaste sin palabras. Pensé que quizá habías vivido algunas cosas. ¿Pero esto es demasiado y cómo estás tú?” dijo preocupado.
“¿Qué?” le dije sorprendida por su pregunta.
“Aly, estoy seguro de que algunos te deben estar juzgando, por tu relación con Maxon y tu regreso con Hansen. Se sentirán con derecho a juzgarte, pero no pueden comprender lo que has pasado, lo que dejaste y sobre todo lo que has sufrido. No puedo ni imaginarme tu conflicto entre dos personas que amas y el tener que decir por uno, cuando ambos eran tus parejas. No es algo fácil cuando no depende de ti, sino de la diosa de la luna” dijo Sebastián.
“Es en serio, aun sientes celos de él, después de tanto tiempo” le pregunte colocando las manos en mi cintura.
“Bueno un poco o que no debería” me pregunto titubeando.
“Hansen ya no tienes de que preocuparte, acaba de encontrar a su mate y es mi mejor amiga Elena, tienes una preocupación menos” le dije dándole un pequeño golpe en el hombro.
“En serio, es una excelente noticia, no puedo esperar a ver cómo los celos lo dominan ahora que tiene que apartar a su mate de cada macho que se le acerque, la venganza es dulce” dijo Hansen sonriendo.
“Hombres nunca cambian” dije con una sonrisa.
…
Estábamos reunidos para la cena en el comedor de la casa de la manada. Sebastián se quedará unos días para convivir más con Elena, antes de que se vayan a su manada.
Lexie me estaba contando sus planes sobre el nacimiento de su bebé, cuando Iván y Hansen se acercaron para sentarse en nuestra mesa. Sin embargo, la z%rra oficial de la manada, me refiero a Alicia, se acercó a Hansen, tocándole el brazo.
Eso ocasionó que Kayla y yo lanzáramos un pequeño gruñido cuando ella se estaba acercando demasiado a él, coqueteándole como la golfa que es.
“Hansen, me tienes muy descuidada, recuerda lo que me prometiste” le dijo Alicia sonriéndole de manera provocativa.
La miré y no pude evitar mis celos por cómo le estaba coqueteando.
Quería arrancarle la cabeza de un solo golpe, quería que mis llamas la quemaran en la hoguera por z%rra. Mi rostro cambió radicalmente y Elena se me quedó mirando, cuando mis ojos cambiaron de color a un azul metálico.
“Aly, tus ojos cambiaron de color, debes controlarte” dijo Elena preocupada.
“Alicia, cuando te he dado atención personalizada, no malinterpretes mis intenciones. Nos vemos mañana en el campo de entrenamiento y no he olvidado mi promesa” dijo Hansen bastante incómodo por la cercanía de Alicia.
“Aly, tus ojos ya están de color rojo fuego, respira y contrólate por favor, puedes ocasionar un accidente” dijo Elena más preocupada.
“Excelente, no les molesta que me siente aquí a comer con ustedes, ¿Verdad? Como últimamente he sido la mano derecha de Hansen en los entrenamientos, creo que es oportuno que tenga un lugar en esta mesa” dijo sonriendo y mirándome.
Pero no soporté más y me levanté de la mesa.
“Creo que se me quitó el apetito, me disculpan” dije sin poder ocultar mis celos.
Hansen se me quedó viendo; puedo jurar que vi una pequeña sonrisa en sus labios y eso me hizo enfurecer más.
Estaba furiosa y tenía que liberar mi ira o me volvería loca. Salí de la casa y me transformé en mi loba sin pensarlo.
Mi ropa quedó hecha pedazos, pero no me importaba. Si no me alejaba rápido, estoy segura de que mataría a Alicia.
Cuando Aly se fue, todos se quedaron callados en la mesa mirándome con cara de reproche. Me pareció bastante gracioso el verla tan celosa por mí. No puedo negar que me alegró saber que le importo a tal grado de querer matar a otra mujer que se me acerque.
“Por cierto, hermanito, no sabía que ahora frecuentabas amistades nuevas o viejas, porque ella no tiene nada nuevo definitivamente” dijo Lexie.
Mientras Sebastián casi se ahogaba con el agua que estaba tomando y Elena le daba golpes en la espalda tratando de ayudarle, era evidente que todos sabían que Alicia solo buscaba llevarme a la cama.
Aly y ella no eran las mejores amigas y desde que mi mate se fue, Alicia ha estado haciendo hasta lo imposible por convertirse en mi luna y ocupar el lugar de mi hermosa mate.
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