Por qué no me amas -
Capítulo 30
Capítulo 30:
A pesar de que Estela mantuvo la calma, sus ojos estaban tan fríos como la nieve de invierno. Entonces, dijo tentadoramente al oído del hombre: «Señor Gu, creo que ya está borracho. Permítame llevarlo de regreso a tu habitación…».
El pasillo del hotel estaba vacío, por lo que solo resonaba una suave voz femenina diciendo: “Todavía no llegamos a la habitación, Señor Gu…”.
En la puerta de la habitación más cercana al ascensor, Esteban estaba besando a Estela contra la puerta y, si bien ella respondía a su beso con pasión, sus ojos permanecieron fríos.
A pesar de que estaba medio borracho rápidamente entró en la habitación y tiro a la mujer sobre la cama. Al ver su cuerpo tan se%y rebotar, los ojos de Esteban se llenaron de una lujuria indescriptible y prácticamente se abalanzó sobre ella en un instante.
Por su parte, la mujer comenzó a desvestirse, cuando de repente él la tomó por la barbilla para preguntarle: «¿Eres tú? ¿Quién diablos eres?».
Levantando la parte superior del cuerpo, ella le lanzó una mirada llena de encanto, con la falda hasta la cintura y su hermosa clavícula expuesta luciendo sensual.
«Soy yo… soy yo…”. Respondió vagamente mientras alzaba una pierna para frotarla contra su muslo. Su hermoso rostro estaba lleno de tentación.
Esteban cerró los ojos, alzo la cabeza, y jadeo con impaciencia. Sin poder esperar ni un segundo más, le rasgo la ropa lanzándose al ataque con valentía. Después de la medianoche, el hombre incluso se volvió mas enérgico, y Estela casi no podía soportarlo. Él la sostuvo entre sus bazos y se movió violentamente, dejando sin aliento con cada altibajo. Las palabras se le quedaban atoradas en la garganta.
«Oh, Estela, ¿Sabes cuánto te extrañé en los últimos años…?”.
Los dedos de la mujer se aferraron a la sábana y su delgada cintura intentó doblarse de nuevo, pero él la presionó con fuerza nuevamente.
“Lo lamento. Me equivoque. Ni quiero ni puedo permitir que tú y yo estemos en paz…”. Le dijo al oído lentamente con voz ronca, pero sin frenar sus acciones en absoluto.
Al escúchalo, el corazón desesperado de Estela no se conmovió en lo mas mínimo, pero respondió sus movimientos con pasión.
“Me alegra que hayas vuelto. Ahora que te tengo para mí, no volveré a dejar que te vayas…”. Le susurro él al oído.
Por más que intentó resistirse, no pudo soportarlo más. Pero el hombre estaba muy e%citado, por lo que la giró para doblarla en una postura irresistible, moviéndose con más fuerza para poseerla hasta el fondo.
Embriagados, permitieron que sus almas se entregaran a la pasión.
Durante la larga noche, permanecieron abrazados hasta el amanecer.
Cuando se despertó, Estela pudo ver un indicio del amanecer. Su cuerpo no parecía obedecer a su mente, y al mover el muslo sintió un estallido de dolor.
El hombre a su lado seguía dormido, por lo que se levantó con cautela. Al salir de la cama, sintió que un líquido fluía por sus piernas, pero con tal de irse antes de que él se despertara, ni siquiera se duchó. Simplemente se puso el vestido arrugado que uso la noche anterior y se fue.
Cuando llegó hasta la puerta, de repente pensó en algo y escribió una nota para ponerla junto a la cama. Luego de esto, cerro la puerta nuevamente y se fue en silencio.
Mas tarde, Esteban se despertó con una terrible resaca, sintiendo un dolor de cabeza intenso. Cuando se levanto de la cama, se dio cuenta de que había una nota que decía:
[El Señor Gu es enérgico no solo de día sino también de noche.
Atentamente: Linda].
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