Por qué no me amas
Capítulo 26

Capítulo 26:

Esteban se encontraba de pie frente a la ventana con las manos entrelazadas en la espalda. Si bien el asistente no podía ver su expresión en ese momento, su ira se había vuelto palpable, además de su profundo pesar.

Luego de pensarlo por un momento, el asistente lo comprendió todo y dijo: “Me retiro, Señor Gu”.

Esteban levantó suavemente la mano, pero siguió sin decir nada. El ambiente en la oficina se había vuelto extremadamente deprimente. Una vez que se encontró solo, esperó un par de segundos antes de dejar que sus emociones reprimidas estallaran como lava y le quemaran los huesos.

Su cuerpo temblaba por todas partes, mientras que sus ojos estaban inyectados en sangre, las venas en su frente y en sus manos se hinchaban. ¡Se estaba volviendo loco!

«¡Estela Song, no puedo creer que me hayas mentido así! ¡Me viste la cara de estúpido durante tantos años!».

De pronto, pateó la silla junto a él con todas sus fuerzas mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.

‘Después de perder todo mi dinero en las apuestas, vendí mi riñón’. Recordó que ella le había dicho esas palabras, con una mirada indulgente y casual. ¡No podía creer lo tranquila que se había mantenido a pesar de estarle mintiendo en la cara!

Primero, ella ocultó la existencia de su hija ante el mundo, y luego actuó como si nada después de darle un riñón. Esteban ni siquiera se atrevió a pensarlo más ¡¿Cuántas cosas le había ocultado esa mujer?!

«Estela, dijiste que yo era cruel y despiadado, pero nadie se compara contigo.»

Una vez que decidiste desaparecer, te perdí para siempre. Meditó en su corazón.

Para ella, el hecho de que Esteban la enviara a prisión fue como una puñalada rápida y concisa. Sin embargo, el hecho de que ella se fuera resultó como un cuchillo que, lenta pero continuamente lo cortaba en mil pedazos.

La tortura parecía no tener fin.

Sin importar lo desconsolado que estuviera, ella nunca miraría atrás.

«Esteban…».

La mujer le dio un beso tierno, pero inexperto. En respuesta, él extendió la mano para rodear su diminuta cintura. El beso tan abrumador los consumió poco a poco.

Después de un tiempo, los labios de Estela terminaron hinchados y su rostro tenía un encantador tono rojo. Para Esteban, se veía como una amapola, hermosa pero venenosa.

Él sintió una corriente fluyendo desde el coxis hasta la cabeza, y luego un fuego ardiendo en su cuerpo, incitándolo a poseerla en ese mismo instante.

El hombre se movía con gran fuerza, de forma pesada y feroz, ocupando cada rincón de su cuerpo sin permitirle alejarse ni un centímetro.

Después de aguantar durante un largo tiempo, por fin pudo liberarse, con una luz blanca brillando ante sus ojos. Su cuerpo aliviado sudaba profusamente, mientras sus cálidos labios recorrían cada milímetro del cuerpo de la mujer…

Cuando Esteban se despertó de este dulce sueño, sintió que la parte inferior de su cuerpo estaba húmeda. En medio de la noche oscura, se sentó en la cama y comenzó a fumar, haciendo que el humo blanco envolviera su figura por completo.

¿Debería sentirse satisfecho de haber tenido a esa mujer, aunque fuera solo un sueño?

Su naturaleza era codiciosa, por lo que la deseaba aún más, pero lamentablemente, lo único que podía hacer era soñar con ella.

El dolor comenzó a abrumarlo; era como si alguien lo estuviera apuñalando con fuerza en el corazón. Estaba tan adolorido que no podía respirar, pero no pudo decir nada en voz alta.

Sumergido en el trance, vio a la mujer en quien había estado pensando día y noche. Ella vestía un camisón amarillo claro, se%y y encantador. Salió mojada del baño y se subió lentamente a su cama como un gatito…

«Estela Song…».

Esteban cerró los ojos dolorosamente, con las arrugas entre sus cejas profundizándose.

«¿Dónde estás?».

«Señor Gu, ¿De verdad quiere volver a la antigua villa?». Le preguntó el asistente, mirando a su jefe que se estaba volviendo cada vez más inhumano. Después de todo, esa villa era un lugar lleno de recuerdos tristes ¿Quién querría remover el pasado?

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