Por qué no me amas -
Capítulo 15
Capítulo 15:
Al escuchar esto, Miguel se rio y se encogió de hombros. «¿No cree que es extraño escucharlo decir eso? Tú personalmente enviaste a Estela a prisión, ¿O ya se te olvidó? ¿Por qué ahora me preguntas por su paradero?».
Esteban salió corriendo tan pronto como se bajó del avión. El viaje fue agotador y le fue muy difícil mantener la paciencia.
Lanzándole una mirada aterradora a Miguel, dijo con frialdad: «Por favor, no finjas».
«No entiendo de qué estás hablando».
La presión del aire a su alrededor cayó de repente y ambos hombres se enfrentaron. Si bien parecían tranquilos y racionales, la tensión entre ellos aumentaba cada vez más en medio del silencio.
En una fracción de segundo, Esteban miró con ira el rostro frente a él, como si algo afilado se le hubiera clavado en el corazón. El odio invisible y los celos estallaron a la vez, entonces le dio un fuerte golpe a Miguel.
¡Sorprendido con la guardia baja, el cuerpo del hombre cayó a un lado con un estruendo!
“Esteban Gu, ¿Qué diablos estás haciendo?». De inmediato, Miguel se puso nuevamente de pie y comenzó a luchar, dando inicio a una brutal pelea física.
«¿Dónde está Estela Song? ¡Dímelo ahora!».
«¿Estás loco? ¿Cómo podría saberlo?».
Esteban se puso a su oponente en el hombro y gritó con los ojos enrojecidos: «¡Lleva 5 meses en libertad! ¡El bebé al que dio a luz en la cárcel es tuyo! Este es el único lugar al que podría ir ¡No me presiones para que haga algo peligroso!».
De repente, el hombre dejó de resistirse, estaba tan sorprendido que simplemente se quedó quieto.
«¿Estela… está libre?».
Pero ella no le había dicho nada, ni acudió a él.
Su reacción le pareció genuina a Esteban, quien entrecerró los ojos diciendo: «¿En verdad no lo sabias?”.
Miguel logró levantarse del suelo y se llevó la mano a la boca para limpiarse la sangre. «¿Qué dices? ¿Cuándo salió de la cárcel? ¡¿Cómo iba yo a saberlo?!”.
Al escuchar esto, los ojos de Esteban se oscurecieron.
«Señor Gu, sí, sí ¡El bebé que nació en prisión es mío! Yo asumí toda la responsabilidad y me lo llevé en cuanto nació. Tengo derecho a criar a mi propio hijo ¿Cómo podría quedarme tranquilo dejándolo con ese tipo de mujer?».
Miguel apretó ligeramente los puños. Su rostro mostraba una evidente expresión de sarcasmo y desprecio.
“Esteban Gu, apareciste hoy en mi casa por ella. ¿Crees que yo me haría cargo de esa mujer? iJajaja! Estela es realmente coqueta. No puedo creer que después de tanto tiempo siga obsesionado con ella. Pero, siendo honesto, debo decir que ella es realmente una maravilla, sobre todo en la cama. Sin embargo, ningún hombre estaría dispuesto a casarse con una mujer así. Apuesto a que alguien tan importante como el señor Gu entiende esto mucho mejor que yo… ¿No es así?».
Casarse con ella …
Durante todos los años que habían estado juntos. Esteban nunca había pensado en casarse con ella, pues siempre había estado concentrado en su venganza.
Era por eso que la había adorado para después arrojarla al infierno.
Siempre pensó que podía aprovecharse de esa mujer sin ningún tipo de consecuencias, pero desde que había salido de prisión llevaba ya tres meses desaparecida y no había pasado ni un solo día sin que extrañarla.
La odiaba por haberse metido con todos esos hombres en la cárcel, por haber tenido un bebé con Miguel y por traicionarlo …
Sin embargo, cuando pensó en la razón por la que ella se habría vuelto así, no pudo evitar sentir un dolor extremo.
Con el ceño fruncido, Esteban apretó les puños.
Mirándolo de cerca, Miguel incluso podía ver que le temblaban los hombros.
Esto hizo que una ligera sonrisa marcara su rostro. Había logrado su cometido de desviar la atención del empresario.
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