No te pertenece
Capítulo 710

Capítulo 710:

Punto de vista de Helen:

«¿Nos vamos? Te llevaré a casa».

Phil había tomado la decisión de no seguir persiguiéndome, y en el proceso, siempre había sido abierto para que las cosas no se volvieran incómodas entre nosotros.

Como resultado, ahora nuestra amistad no era malinterpretada por los demás y no teníamos que sentirnos incómodos el uno con el otro.

«Helen, ¿Por qué no aceptas que te lleven gratis a casa?»

Los demás se rieron y bromearon al respecto, pero yo me lo tomé con el espíritu adecuado para esta ocasión.

«No, gracias. Está bien. Ya he conseguido que me recojan».

Me negué amablemente con una sonrisa.

Acababa de recibir varios mensajes de George.

Él me dijo que me recogería, así que su coche estaba ahora aparcado a una manzana del restaurante.

«¿Has quedado con otra persona para que te recoja? ¿Quién es esa persona afortunada?»

Phil no me creyó y pensó que solo intentaba ser educada.

«Helen, ¿Has terminado?»

De repente, George se dirigió hacia nosotros y miró a Phil de forma poco amistosa, se veía cierta hostilidad en él.

Me quedé mirando a George, sin saber qué decir.

¿Por qué tenía que mostrarse así?

Le había dicho que me esperara en el coche y que me reuniría con él en breve, ¿Tanta prisa tenía?

Afortunadamente, los demás compañeros se habían marchado, pero Phil seguía allí siendo a´si testigo de esta escena no buscada.

Estábamos en un momento muy incómodo.

George se acercó a mí, saludó brevemente con la cabeza a Phil y rápidamente apartó la mirada, como si estuviera espantando una mosca en la pared.

«Vamos a casa»

Me susurró George.

Phil se quedó atónito.

Debió suponer que George y yo habíamos vuelto a estar juntos.

Mi vida era demasiado complicada para ofrecerle ninguna explicación a Phil, así que no lo hice, ya que pensé que sería en vano.

Phil le echó un vistazo a George y luego a mí.

«Helen, mi madre quiere invitarte a cenar conmigo este fin de semana»

Dijo Phil con una sonrisa.

No pude evitar reírme.

«Vamos, Phil. Madura».

Sabía que lo había dicho deliberadamente para dar a George una impresión equivocada sobre nosotros.

Sin embargo, no intenté explicárselo a George, ni sentí la necesidad de hacerlo.

«¡Humph!»

Phil miró mal a George y se fue sin despedirse.

Su antipatía por George estaba escrita en su rostro.

Cuando Phil se fue, George y yo nos quedamos solos allí.

George y yo estábamos enfadados el uno con el otro así que ninguno de los dos tomó la iniciativa de hablar.

Eso fue hasta que él no pudo aguantar más.

«¿Vas a cenar con él y su familia este fin de semana? ¿No crees que me debes una explicación?»

George rompió el silencio.

Odiaba que me hablara de forma interrogativa, como si hubiera hecho algo para traicionarle en secreto.

«¡No es asunto tuyo! Además, te dije que me esperaras en tu coche. ¿No me escuchaste? ¿Por qué has irrumpido aquí sin consultarme antes?». Lo

fulminé con la mirada, justificando mi enfado.

«No lo hice a propósito. Llevaba tanto tiempo esperándote que pensé que tal vez no encontrarías donde estaba aparcado, así que vine a buscarte».

Sus palabras sonaban razonables y su expresión transmitía inocencia.

De alguna manera, me sentí un poco culpable, y mi ira se desinfló como un globo.

«Helen, ¿Te avergüenzas de mí?»

Preguntó George con seriedad cuando entramos en el coche.

«¿Te molesta que alguien se entere de lo nuestro?».

Había una nota de queja y autodesprecio en su voz.

Puse los ojos en blanco interiormente y no quise abordar el tema.

«¿Por qué debería llevarte a conocer a mis compañeros? De todos modos, nos estamos viendo. No quiero que nadie malinterprete nuestra relación».

«Entiendo que no quieras que conozca a tus compañeros»

George se rio ligeramente, pero ya no sonaba enfadado.

«Pero ir a la casa de un hombre para conocer a su madre es más probable que se malinterprete tu situación con él».

«Métete en tus asuntos. Puedo ir donde quiera».

Giré la cabeza hacia otro lado.

George se calló y no volvió a hablar.

¿Había sido demasiado dura con él?

.

.

.