Monica
Capítulo 61

Capítulo 61:

POV: Mónica

Desde ayer convoque a la reunión, papá sabe lo que planeo hacer y está de acuerdo, le pedí que no se metiera en el asunto y acepto, pero no sin advertirme que Rodrigo es un buen empleado, que solo es terco, aun no le he contado el fraude, todo a su tiempo, estoy dándole tiempo a Ester pero para ser sincera mi paciencia no es mucha, creo que ella está abusando.

Me dirijo con Maga a la sala de juntas, además Estela quien sí sabe todo nos acompaña, creo que ella está más emocionada que nosotras, entramos y tomamos nuestros respectivos asientos.

“Se puede saber por qué es esta reunión”, dice Ester con impaciencia, se ve nerviosa, tal vez piensa que hablaré del fraude pero aún no es tiempo.

“Claro, entre más rápido terminemos mejor”, digo de forma tranquila.

“Cómo sabrán hay personas que han estado bloqueando el próximo lanzamiento a pesar de que papá, el abuelo y yo lo aprobamos, sé que no muchos de ustedes confían en mi capacidad a pesar que papá y el abuelo me han dado vía libre, los entiendo, muchos de ustedes realmente no me conocen al igual que yo a ustedes”.

“Asumen por chismes de pasillo que solo soy una niña rica que poco o nada sabe de este negocio, las personas que confían en mí son las que me han visto desde pequeña en esta empresa ayudando a papá”, digo viendo a los ejecutivos más viejos a quienes conozco de toda la vida y quienes si me tienen confianza.

“A pesar de conocer la preparación académica que he tenido siguen con dudas de mi capacidad, creen que pague para obtener mis títulos universitarios, es por eso que he decidido traer a alguien para que sea mi mano derecha”, sonrió y veo a Magali.

“Ella es Magali Rossi, de ahora en adelante ella será la encargada del equipo de administración”.

“Esto es una broma”, dijo Rodrigo poniéndose de pie furioso y golpeando el escritorio, no puedes hacer eso.

“De hecho si puedo”.

“Sabes que estás haciendo un despido indirecto e injustificado hacia mi persona, eso no lo voy a permitir”, dijo como si no supiera lo que estoy haciendo.

“Tu conservaras tu puesto Rodrigo, Magali estará más arriba que eso, ella ayudará directamente a la presidencia con la administración, como saben tengo una maestría en administración pero no es mi fuerte, es por eso que Magali será quien me ayude a manejar esa área ella tiene un doctorado en esa área así que quien mejor que ella para ayudarme”.

“Estas admitiendo que no puedes manejar esta empresa”, dijo Rodrigo con suficiencia y arrogancia.

“No, estoy admitiendo cuáles son mis debilidades y contratando a la persona adecuada para fortalecer ese aspecto y no perjudicar la empresa, eso es lo que hace un líder, cosa que tú al parecer no conoces”.

“No dejaré que una recién llegada meta sus narices en mi departamento”.

“Entonces puedes renunciar, la Doctora Rossi ha sido aprobada por los accionistas, no creo que puedas hacer algo para contrarrestar esa decisión, sin más que decir espero colaboren con la Señorita Rossi en todo lo que necesite para que podamos hacer mejor nuestro trabajo”.

Rodrigo salió de la sala de juntas hecho una furia seguido por Ester, los demás ejecutivos se acercaron y se presentaron con Maga, además se pusieron a su disposición para lo que necesite.

Cuando todos se fueron y solo quedamos nosotros ella me miró con curiosidad.

“¿Que sucede?”, le pregunto.

“Por qué, no sólo lo despides, revise los balances tienes el dinero para hacerlo, por que lidiar con él”.

“¿Notaste algo en esos balances?”, pregunto con curiosidad.

“Si, pero esos documentos no tienen su firma, no fue el quien lo hizo”, dice mi amiga, al parecer ella al igual que yo notó el fraude.

“Ester es quien firmó los documentos”.

“Lo sé, pero no es la autora intelectual, todo lo hizo Rodrigo, no pienso despedirlo y que se vaya con las manos limpias por lo que hizo, pretendo desenmascararlo, pero para eso necesito que Ester admita que el la manipuló”.

“¿Y si no lo admite?”, pregunta.

“Le costará caro a ella, y lo despediré a él, no pienso dejarlo en la empresa para que siga haciendo de las suyas”, le di a Ester un ultimátum.

“Trabajar aquí al parecer será interesante”.

“Claro amiga, trabajarás conmigo, a mi lado todo es interesante”, le digo.

“Intentaré buscar si el tipo cometió un error por pequeño que sea, para que se vaya con las manos vacías”.

“Sabía que eras la indicada”, ambas sonreímos.

Nos pusimos manos a la obra, yo sabía que el movimiento que hice esta mañana traería consecuencias.

El equipo de relaciones públicas tomó bando bastante rápido y está dañando mi lanzamiento por lo que hoy tengo una reunión con otra empresa.

Dicen que son muy buenos, están tan emocionados de trabajar con nosotros que su dueño es quien se reunirá conmigo, se llama Maximiliano, es un tipo de cabello y ojos oscuros, fornido, alto, bastante guapo debo decir.

Cuando él llega, Estela lo hace pasar, me pongo de pie para recibirlo.

“Señor Suárez”, le extiendo mi mano y le sonrió.

“Señorita Harper, es usted más guapa en persona”

“Gracias, por favor tome asiento”, lo invito a sentarse en la pequeña sala que hay en la oficina para invitados.

Comenzamos a discutir el lanzamiento.

“Me sorprende que teniendo un equipo de publicidad tan bueno contrate uno externo”, menciona Maximiliano.

“A veces es mejor tener ideas diferentes”.

“No quedará decepcionada, eso se lo aseguro”, obviamente noto el coqueteo del tipo pero no le doy importancia, él es muy bueno en su trabajo y es lo único que me interesa.

Una vez terminamos de discutir el proyecto dice que en tres días me traerá el contrato para revisarlo, lo que me parece bien, nos despedimos, pero en esta ocasión el tipo me da un beso en la mejilla y se va.

Es atractivo, mucho, si no estuviera perdidamente enamorada Alonzo en definitiva me fijaría en Maximiliano.

Fui a casa y era mi primer noche sin Alonzo, me llamó por teléfono estuvimos hablando un rato y me pidió que fuera a su despacho a buscarle unos documentos que necesitaba, subí al apartamento y apenas crucé la puerta me lleve una sorpresa.

“¿Que estás haciendo aquí?”, dije apenas vi a Isabel como dueña y señora de la casa sentada en la sala.

“La pregunta querida, es que haces tú aquí, está no es tu casa”.

“Y tuya tampoco”.

“Es la casa de mi prometido, por lo tanto mía”.

“Isabel ya deja el juego quieres, dime que haces aquí”, espeté.

“Ya te dije, esta es la casa de mi prometido”, respondió ella.

“Alonzo no es tu prometido”.

“Yo no diría eso, una vez sepa que estoy embarazada volverá a mí”, no pude evitar reírme a carcajadas.

“Isabel tú y yo sabemos que ese hijo que esperas no es de Alonzo”.

“Tú no sabes nada”.

“Un pajarito por ahí me dijo que Rodrigo es el padre de ese niño”, me miró con asombro y yo sonreí.

“¿Quién te dejó entrar aquí?”, de repente Rocío aparece con un vaso de jugo desde la cocina.

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