Monica
Capítulo 28

Capítulo 28:

POV: Mónica.

Una vez Rita salió de la habitación de Alonzo, él se puso frente a mí y me tomó de los hombros para que lo viera.

“Amor, juro que no sabía que ella estaba en la habitación”

“No necesito explicaciones, no desconfío de ti, pero estoy molesta por que la sigues manteniendo en tu círculo de amigos cuando sabes que es lo que ella busca, lo que hiciste con ella antes de mí no me importa”

Me miró nervioso, podía ver el miedo en sus ojos, solté un suspiro.

“Sal de aquí para que pueda cambiarme”

Hizo un puchero.

“¿No te puedes cambiar conmigo aquí?”

“No quiero, más después de saber que previó a tu fiesta siempre hacías el amor con Rita, no vas a celebrar como lo hacías con ella conmigo, gracias, pero paso”

“No es igual, ella nunca fue mi novia”

“No me interesa, sal”

Lo empujé hasta la salida y cerré la puerta.

“Te esperaré aquí”, dijo del otro lado de la puerta, lo que me hizo sonreír un poco.

Me puse un traje de baño azul marino de dos piezas, y mi pálida piel se veía aún más pálida, odio no poder broncearme, no me gustan las fiestas en la piscina por eso, pero sé que a Alonzo le encantan.

Él siempre tiene ese bronceado saludable qué tienen la mayoría en California, así que ni modo, me coloqué bloqueador en todo el cuerpo para evitar quemarme, pero no alcanzo mi espalda, así que abrí la puerta y ahí estaba mi novio con cara de perro regañado.

Se veía tierno, me miró de pies a cabeza y sonrió.

“Necesito tu ayuda”, le dije para que me prestará atención.

“Lo que quieras”, dijo mientras me tomaba de la cintura y me daba un beso en los labios.

“Qué me ayudes a ponerme bloqueador en la espalda”

Sonrió mientras entraba en la habitación.

“Claro”

Tomó el bote de bloqueador y depositó un poco en sus manos mientras yo hacía mi cabello a un lado, comenzó a aplicar el bloqueador.

Cuando terminó, me abrazo por la espalda y me dio un beso en el cuello.

“No teníamos que hacer una fiesta en la piscina, así no te quemas”, dijo cerca de mi oído.

“A ti te gustan las fiestas en la piscina, tal vez mi pálida piel no se ponga roja”

“Me gusta más tu pálida piel como la leche, podíamos quedarnos encerrados aquí sin peligro de que se queme”

Sus manos comenzaban a navegar por mi cuerpo hasta llegar a mi pecho, me gire en sus brazos antes de que la cosa se calentara más.

“Vamos abajo”, le dije dándole un casto beso en los labios.

“No, yo solo quiero estar contigo”

“Pero tienes invitados, feliz cumpleaños amor”

Bajamos a la piscina tomados de la mano, afuera era un caos. Miguel se acercó a saludar.

“Mónica, tan bella como siempre, lástima que la princesa esté con la bestia”, dijo lo que me hizo reír.

“¿Quieres morir?”, le contesto Alonzo en tono amenazante.

“Por mi princesa, estaría dispuesto”, dijo, lo que hizo que Alonzo lo empujara con un brazo a la piscina mientras el otro estaba alrededor de mi cintura.

“Vamos”, dijo Alonzo, mientras nos dirigíamos a buscar unas bebidas.

Él tomó dos vasos, una de cerveza y otro con refresco.

“Aún no es legal”, dijo dándome el refresco.

“Sabes que he tomado vino antes ¿Verdad?”

“Lo sé, pero eso lo haces en supervisión de tu papá y tu abuelo, cuando soy yo el adulto responsable solo hay refresco para ti”, dijo con una pequeña sonrisa en los labios.

Fuimos a las sillas qué hay alrededor de la piscina en una qué está bajo una sombrilla, se sentó y me sentó en sus piernas pronto varios de sus amigos se acercaron a platicar.

Se veía relajado, no dejaba de acariciar mi cintura, pero sentía qué alguien nos observaba, busqué con mi vista y me topé con la intensa y muy enojada mirada de Rita, al parecer sigue molesta por lo de hace rato, le sonreí y le di un beso a Alonzo en los labios.

Él no noto el por qué lo hice, solo me correspondió con una sonrisa en su rostro, ella al parecer no le gustó la escena porque se fue y dejó de mirarnos.

Los amigos de Alonzo lo tiraron a la piscina mientras yo me quedaba en la silla bajo la sombra, había muchas personas.

Después de un rato, Miguel llamó la atención de todos.

“Es hora del pastel”, gritó mientras dos empleadas salían con el enorme pastel de la casa.

Todos salieron de la piscina y se acercaron, Alonzo primero pasó por donde yo estaba, me tomó de la mano para que lo acompañará cosa que hice gustosa. Una vez llegamos a lado del pastel, todos comenzaron a cantarle el feliz cumpleaños, pero una vez sopló la vela comenzó el caos sus amigos.

Comenzaron a embarrarlo de pastel y él a ellos, todos se estaban embarrando yo era la única limpia, pero no por mucho, mi hermoso novio con su cara y manos llenas de pastel se acercó peligrosamente a mí con una enorme sonrisa.

“No lo harás”

“Claro que sí”

Retrocedí y cuando me disponía a correr me alcanzó en dos pasos, me tomó de la cintura y embarró betún en mi rostro.

“Alonzo”, dije entre risas, él me besó

“Para ti soy amor no Alonzo”, dijo con la ceja levantada.

“Está bien, feliz cumpleaños amor”

Después del desastre con el pastel, los que terminaron llenos fueron a darse una ducha para quitar los restos, Alonzo y yo subimos a su habitación y entramos juntos a la ducha para deshacernos de esa sensación pegajosa qué dejo el betún en nuestros cuerpos.

Bajo la lluvia artificial comenzó a besarme y una cosa llevo a la otra, era la primera vez que lo hacíamos en la ducha. Cuando salimos, decidimos no ponernos trajes de baño ya empezaba a estar más fresco, me puse un suéter con una capucha de él y un short.

Él también se puso un atuendo similar y bajamos, todos seguían festejando y bailando, nos unimos también, él no había tomado tanto como sus amigos que ya se notaba estaban muy borrachos.

La fiesta terminó muy tarde, todos comenzaron a irse. Rita se puso algo pesada queriendo quedarse en casa de Alonzo, pero este la mando a dejar con el chofer, el único aparte de nosotros dos qué se quedo fue Miguel, qué no lo pudimos levantar del sofá de la sala.

Yo pensaba volver a mi casa, pero la verdad, estaba muy cansada, fuimos a la habitación de Alonzo, nos volvimos a dar una ducha rápida para quitarnos el sudor, me puse una camiseta suya sin nada abajo y él un simple pantalón de pijama.

Nos metimos a la cama, pero antes le di mi regalo de cumpleaños, un brazalete a juego con nuestras iniciales en él, ambos teníamos el mismo.

“Gracias”, me dijo con una gran sonrisa”

“No te lo puedes quitar”

“Nunca”, dijo mientras me daba un beso.

Nos acostamos abrazados y el sueño no tardó en vencernos.

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