Monica
Capítulo 13

Capítulo 13:

POV: Mónica.

El lunes volvimos a la escuela, dejé mi auto en el lugar habitual, entre y fui a mi casillero a buscar mis cosas.

“Buenos días”

Saqué mi cabeza de mi casillero y vi a Alonzo con su frío semblante, pero había calidez en su mirada.

“Buenos días”

Mire a todos lados y, en efecto, todos nos estaban viendo.

“Estamos llamando la atención”

El miró alrededor y automáticamente todos hicieron como si volvieran a sus asuntos.

“Son unos metiches, ¿Vas a clase? Te puedo ayudar”, dijo tomando mis libros de mis manos.

“No es necesario”

“Quiero hacerlo”

Me acompañó hasta mi salón, en el camino no pude evitar notar las miradas de odio de las chicas, pero intenté ignorarlas.

“Te veo en el almuerzo”, dijo antes de irse.

Mis amigos se acercaron a mí.

“¿Qué fue eso?”, preguntó Miriam.

“Dice que le gusto”, digo, mientras veo a Alonzo marcharse.

“Mónica, él está jugando”, dijo James, lo que me hizo mirarle.

“También creo eso, le dije que tenía que demostrarme que no era un juego”

“No lo sé, tú eres muy ingenua y él un zorro astuto Mónica, no tendrá problemas en hacerte caer en su juego”, dijo Sebastián.

“Gracias”, le dije con sarcasmo.

“Puedo ser ingenua pero no estúpida”

“Como sea, es mejor que te cuides, hay varias chicas que quieren arrancarte el pelo por pasearte con Alonzo por la escuela”, dijo Rafael en tono de burla.

“Pero tú mantente a lado nuestro, evitaremos que te arranquen las extensiones”

“No uso extensiones, vamos”

Tomé a James del brazo ya que es con él con quien comparto esta clase.

Las miradas incómodas no se detuvieron, sentía que en cualquier momento cualquiera se paraba y me arrancaba el cabello.

A la hora del almuerzo me senté, como de costumbre, con mis amigos.

Noté una mirada peculiar por encima de la del resto, Alonzo me miró desde que entré en la cafetería, él estaba sentado con sus amigos, había un lugar a su lado, pero ni loca me sentaba en esa mesa.

Una vez me senté con mis amigos comenzamos a hablar de todo y nada y pocos segundos después todos se quedaron en silencio viendo a la persona que de repente se sentó a mí lado.

Alonzo me sonrió apenas lo mire.

“Creí haberte dicho que íbamos a almorzar juntos”

Me quito un mechón de cabello del rostro y lo pasó detrás de mi oreja, me sentí muy tensa.

“Creí que sería mejor comer con mis amigos, no creo que a nadie le guste que me prestes tanta atención”, dije mirando a mi alrededor.

“No me interesa lo que piensen o hagan los demás, quiero pasar tiempo contigo”

“Sí, bueno, no es a ti a quien quieren arrancarle el cabello”

Su semblante se tornó muy frío y serio.

“¿Alguien se atrevió a molestarte o amenazarte?”

“No directamente”

“Si alguien se atreve a tocarte un solo cabello se las verá conmigo, tranquila”

Volteó a ver a mis amigos, pero no les dijo nada, regresó su atención a mí

“Come tranquila, después de la escuela te busco”

Me dio un pequeño beso en los labios y se paró dejándome helada.

Me di la vuelta en dirección a mis amigos que me miraban con cara de asombro, yo podía sentir mi rostro caliente, sentía que toda la escuela me estaba mirando.

No se le pudo ocurrir mejor idea que besarme justo en la cafetería a la hora del almuerzo.

Todos los estudiantes están aquí, estaba tan avergonzada y no porque me avergüence salir con él, sino porque toda la escuela nos vio.

No me gusta llamar la atención, mientras más desapercibida pase, por mi mejor.

Los murmullos no se detuvieron por el resto del día, mis amigos se mantuvieron a mi lado todo el tiempo para evitar que cualquier loca se atreviera a arrancar mi cabello.

Algunas chicas me reclamaron diciéndome regalada, que ¿Cómo me atrevía a besar a Alonzo?, pero en cada ocasión mis amigos les aclaraban que él se acercó a nuestra mesa y me besó, no yo a él, que si tenían un reclamo lo arreglaran con él, no conmigo.

Iba caminando con Miriam por el vestíbulo de la escuela, al terminar todas las clases de repente siento que alguien toma mi mano.

“Vamos”, dice Alonzo cuando lo miró.

“Disculpa me la voy a llevar”, le dice a Miriam quien no dice nada, solo se queda helada.

Alonzo me jala un poco para que vaya con él, yo misma estaba en shock por sus acciones. Una vez llegamos al estacionamiento me detengo.

“De verdad quieres que me arranquen el cabello”

Me mira con una linda sonrisa.

“Nadie se va a atrever a tocar a mi chica”

Me dio un beso en la frente.

“Vamos por un café, después te dejo en tu casa, tengo tarea en equipo, voy a trabajar con Rita. Yo no la elegí el maestro eligió los equipos”

“No tienes que darme explicaciones”

“Lo sé, solo quiero demostrarte que estoy dispuesto a decirte donde estoy, que estoy haciendo y con quien”

No pude evitar sonreír, realmente se está esforzando.

Fuimos por el dichoso café.

“¿Qué tal estuvo tu día?”, preguntó cómo si no hubiese estado en la escuela donde somos la comidilla de todos.

“Interesante, tuve que usar una coleta todo el día para evitar que me arranquen el cabello, no pensaste en todas esas chicas”

“Ellas no me interesan, no tienen por qué decirte nada”, dijo como si fuese lo más natural del mundo.

“Están ilusionadas contigo”

“No les pedí que lo hicieran”, dijo levantando los hombros con indiferencia.

“A veces no necesitas pedirlo, tus acciones dicen más que mil palabras, tal vez no les prometiste una relación con palabras, pero si con acciones”

“Siempre fui directo con ellas, ellas me buscaron a mí, no yo a ellas, eran conscientes de que no iba a ser nada más que físico”

“¿Y por qué yo soy diferente a ellas?”

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