Mi asistente, mi misteriosa esposa -
Capítulo 402
Capítulo 402:
Con la ayuda de Eileen, el desembalaje fue rápido.
Mientras trabajaban, Eileen abordó otro tema. «¿Cómo están Bailee y Huey?».
Ruby suspiró pesadamente mientras se sentaba, la preocupación evidente en su rostro. «Estos últimos días, Huey se ha quejado a Bailee de que me entrometo en su vida en común. No deja de preguntar cuándo me voy a ir».
A Ruby le temblaba la voz al relatar que había oído por casualidad a Bailee y a Huey discutir sobre el asunto aquella misma mañana, lo que la había impulsado a regresar antes de tiempo.
«Eileen, eres como una hija para mí, pero los demás ven las cosas de otra manera», explicó Ruby, con un deje de resignación en la voz. «Cuando Bailee y tú os caséis y Gabriela sea un poco mayor, creo que podría vivir con Bailee. Pero ahora, mira lo que está pasando…».
La expresión de Ruby transmitía incomodidad más que infelicidad. La incapacidad de Huey para adaptarse a su presencia estaba provocando roces entre él y Bailee.
«Mamá, todavía están encontrando su camino como pareja. Es natural que quieran algo de intimidad. No te lo tomes a pecho. Huey sólo necesita madurar un poco», la tranquilizó Eileen, tratando de calmar sus preocupaciones.
Ruby suspiró suavemente y apretó cariñosamente la mano de Eileen. «Déjalos. Ya están casados. Por cierto, he visto un par de zapatos de hombre en la entrada».
Ruby se interrumpió, su afirmación quedó en el aire al suponer que Bryan podría estar en la casa.
«Está arriba con Gabriela», explicó Eileen con una sonrisa. «Quizá baje más tarde. Creo que todavía está un poco ansioso, tratando de dar una buena impresión».
La reciente herida de Bryan se estaba curando bien; el grueso vendaje había sido sustituido por otro más fino, y su pelo, previamente rapado para el tratamiento, empezaba a crecer de nuevo de forma algo rebelde. Había dicho que quería estar más presentable para Ruby.
Ruby soltó una risita y su humor se relajó. «¿No se suponía que hoy tenías una revisión? ¿Por qué no vas a refrescarte? Empezaré a cocinar para que puedas salir temprano».
«De acuerdo», contestó Eileen y se dirigió al piso de arriba.
Media hora más tarde, el comedor se llenó de una sensación de calidez familiar. Ruby estaba sentada en la cabecera de la mesa, con Eileen y Bryan -que sostenía cuidadosamente a Gabriela- junto a ella. En el otro extremo estaba Milford, observando en silencio la dinámica familiar.
Rompiendo el silencio, Ruby se dirigió directamente a Bryan: «No tienes por qué ponerte nervioso. Ya que estás con Eileen, no tengo nada que objetar».
Bryan, sintiendo la presión de la situación, se mostró ligeramente formal en su comportamiento. Le preocupaba que mostrarse demasiado fuerte pudiera incomodar a los demás, pero no sabía cómo encontrar el equilibrio adecuado, lo que resultaba en una apariencia ligeramente rígida.
«Ruby, siento mucho los problemas que he causado a Eileen y la preocupación que te he causado», dijo con seriedad.
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