Mamá psicóloga
Capítulo 99

Capítulo 99:

POV Lucas

“¡Estamos viviendo juntos, no te miento mamá, no puedes solo disfrutar el momento y dejar de buscar en mí como si fuera tu paciente!”.

“¡Lucas!”

La voz de mi padre resuena.

Me arrepiento de lo que acabo de decir cuando mi madre lanza su servilleta a la mesa para salir del comedor.

Paso una mano por mi cabeza antes de beber de un trago todo el contenido de mi copa mientras mi padre me mira.

“No vuelvas a gritarle a tu madre”, me advierte.

“Porque haces esto cuando ella solo quiere que estés bien”.

“Estoy bien papá”, respondo.

“Solo me agobia que trate de psicoanalizarme en cada momento”.

“No puedes agobiarte, es tu madre”, me recuerda.

“Y procura que esta idea tuya no cause más problemas en el futuro”.

“No sé de qué hablas”.

“A mí no puedes engañarme”, dice.

“No creo que de repente tengas una mujer”

“La tengo”

Mantengo mi mentira.

“Ustedes deben creerme, porque ella es mi novia”.

POV Beatriz

Dejo que mi v!entre se retuerza mientras continuo de rodillas junto al pulcro inodoro en el que he dejado prácticamente todo lo que comí.

Las náuseas matutinas estaban bien, pero jamás pensé que tendría tanto asco a esta hora.

Me digo que quizás solo estoy reaccionando a los nervios de estar aquí, de mentir de esta manera y de estas extrañas sensaciones que mueve dentro de mi mirar a un atractivo hombre como lo es mi doctor.

La puerta del baño es ligeramente golpeada por la encantadora chica que ahora se es la hermana de Lucas.

Su voz viene detrás de esos toques.

“¿Estás segura de que estás bien?”

Ella suena preocupada.

“Puedo llamar a mi hermano si quieres”

“¡Noo!”

Me pongo en pie con prisas.

“Solo… dame unos minutos, ya estoy mejor”.

“¿Quieres algo de beber o algo?”

Pienso rápidamente y recuerdo que tengo esos caramelos de nueces que logran alejar mis náuseas en la mañana cuando no como helado.

Me acerco rápidamente hasta la puerta y la abro por unos segundos sujetándome de esta para no caer debido a los mareos.

“Si puedes traer mi bolsa”, susurro.

“Tengo algo ahí para las náuseas”.

“¡Oh, claro!”

La chica corre lejos de mí.

Mi cabeza se tambalea ligeramente, pero una arcada me hace correr de regreso al inodoro, vómito el resto de lo que comí con las lágrimas saliendo de mis ojos y alzo mis manos hasta el papel para limpiar mi boca mientras me levanto.

Camino hasta el espejo y después de remojar mi rostro me encuentro con la mirada fija de la madre de Lucas.

“¡Señora!”

Los nervios se tensan en mi v!entre.

“Yo…”

Me quedo trabada.

“Estaba a punto de volver a la mesa, su hija iba a traerme unos…”

“¿Estás embarazada?”

Ella me mira el v!entre.

“¿Es eso verdad, tú estás embarazada?”

“Señora yo…”

Me aferro a la encimera cuando la angustia me llena.

“Yo…”

“¡No trates de engañarme, niña!”

Ella toma mi rostro en una de sus manos.

“¿Por qué no me contaste?, acaso Lucas no es…”

Ella cubre su boca con una mano.

La miro en pánico pensando en una forma de escapar de esta situación, pero no hay forma, así que solo hago lo único que puedo hacer en esta situación.

“No señora, Lucas me dijo que no le contara, que podríamos hablar de esto más…”

“¡Un bebé!”

Ella lleva sus manos a mis labios.

“Estás embarazada y voy a tener un nieto”

“Señora yo no…”

“¿Qué sucede Beatriz?”

Lucas aparece con prisas en la entrada del baño.

“Mi hermana dijo que estabas mal y que te traerá tu bolsa para…”

Su voz muere cuando ve a su madre.

Esta corre hasta él y lo abraza dejando al doctor estupefacto mientras yo tomo rápidamente la bolsa para comer los dulces que espero calmen mis náuseas.

“¡Un bebé!”, le dice.

“¿¡Cómo no me contaste que esta chica está esperando un bebé!?”

“No creí que fuera a agradarte que ella…”

“¿¡Cómo no me agradaría tener un nieto!?”, dice ella en su confusión.

“Voy a contarle a tu padre”

Ella besa a su hijo.

“No puedo creer que vayamos a ser abuelos”.

La mujer sale del baño un minuto después, mis ojos se encuentran con los de mi confundido doctor, pero no soy capaz de decir absolutamente nada por qué las náuseas me hacen arrastrarme una vez más al baño.

Caigo de rodillas mientras vomito.

El hombre que acabo de meter en un buen lío corre hasta mí para tomar con cuidado mi cabello mientras da unas ligeras palmaditas a mi espalda.

Me siento bien…

Me siento extrañamente agradecida de que esté haciendo esto por mí cuando he pasado por esto durante dos meses completamente sola.

No sé cuanto tiempo pasa antes de que me estabilice, pero sé que estoy siendo llevada hasta la encimera del baño y me dejo limpiar por mi falso novio mientras los mareos ceden lentamente.

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