Mamá psicóloga
Capítulo 92

Capítulo 92:

POV Lucas

“Mami está emocionada y no puede hablar, pero está muy feliz”.

El bebé se mueve.

Ella me mira con lágrimas en los ojos y tomo algunas fotografías antes de apagar la pantalla.

Parece algo nerviosa.

¿Estará bien?

Limpio el líquido en su v!entre antes de ayudarla a incorporarse sobre la camilla.

“Todo parece estar en orden”, le digo.

“Ahora cámbiate mientras lleno tu historial y vayamos a cenar”.

POV Beatriz

Me siento extraña sentada en este lugar cuando dijo que iríamos a almorzar, jamás pensé que sería en una cafetería cercana al hospital u otro sitio más sencillo que este elegantísimo restaurante en medio de un rascacielos.

La chica en uniforme que se acerca y coloca la carta frente a nosotros tiene una rápida charla con mi doctor.

Este le pide traer algún tipo de bebida para los dos mientras yo enfoco la lista de precios en el menú.

No puedo evitar jadear ante los números que no bajan de las tres cifras en esta carta, trato de encontrar lo más barato haciendo cuentas sobre lo que tengo en mi cartera, pero antes de que pueda definir mi doctor aleja la carta de mis manos.

“Invito yo”, me dice.

“¿Qué te gustaría comer?”

“Lo que sea no soy exigente”.

“¿Cuál es tu comida favorita?”, me cuestiona.

“¿Qué tipo de carne te gusta?”

“Ohm, realmente estoy bien con cualquier cosa”, repito.

“Hace un tiempo no he podido comer nada en lo absoluto”

“Entonces pediremos ternera”, me dice.

“¿Te parece bien?”

“¡Sí!”, afirmo.

Me muevo incómoda en mi asiento mientras él habla con la mesera una vez más, muevo mi mano dentro del bolsillo de mi suéter y tomo la fotografía que el doctor hizo para mí de mi bebé.

Nunca pensé que podría verlo.

Incluso si aún no está del todo formado….

Cielos, son dos.

Recuerdo mirando el otro pequeño feto en la fotografía.

Esto es maravilloso y aterrador a la vez.

No sé qué voy a hacer con mi vida, pero tengo dos bebés que dependen de mí creciendo.

Me pregunto una vez más como algo como esto puede ser tan penado por mi familia.

“En unos meses cuando esté más formado podremos ver sus rasgos”

Alzo mi vista.

“Incluso sabremos que son, ¿No te hace eso feliz?”.

“Estoy abrumada doc..”, me corrijo.

“Lucas, esto es algo abrumador, sin duda en especial cuando no tengo ni idea de qué tipo de madre seré o que podré ofrecerle, es tan…”

“Estoy seguro de que serás de las mejores”, comenta él.

“Además dije que te ayudaría, así que tenemos la mayor parte resuelta, ¿No lo crees?”

La forma en que lo dice suena tan sincera como el resto de las cosas que me ha dicho, asiento sintiendo que este chico es realmente encantador y me digo que debo hacer todo para ayudarlo porque sin duda esto es un regalo de cielos.

“¿Cómo haremos esto?”, digo guardando la fotografía.

“Yo… quiero hacer las cosas bien, así que debemos hacer un buen plan”.

“Bien, hablemos entonces”

Él se acomoda en su silla.

“Diremos que te conocí justamente como lo he hecho; llegaste a mi clínica, te ayudé y sentí algo más ahí”, sonríe.

“Nada de eso es mentir, tú realmente me haces querer hacer todo para ayudarte, siento que no mereces esto”.

“Gracias por decirlo”, admito.

“Pero no sería un poco apresurado que quisieras una relación conmigo en tan poco tiempo”.

“Podemos decir que esto pasó hace un mes”, admite.

“Además, que seas madre soltera puede ayudar mucho a darle credulidad a mi historia, mi madre sabe que no hay nada que me haga más feliz que ayudar a mujeres que merecen todo por la forma en que se enfrentan a esta cuestión del embarazo”.

No puedo responderle.

No puedo responderle porque al principio cuando descubrí todo esto estaba tan asustada que le pedí a cielos que me sacara de estas.

Pero cuando pensé detenidamente en todo me arrepentí de ello y luego cuando me vi en la calle estuve a punto de suplicar una vez más que…

Todo fuera una simple pesadilla.

“Hagamos lo que dices entonces”, respondo.

“Nosotros nos conocimos en el hospital, tuvimos una conexión y ahora estamos conociéndonos”.

“Bien, no te voy a forzar a besarme o algo por el estilo, pero debemos tener algún tipo de contacto mientras estamos cerca de mis padres”.

“Comprendo, estoy bien con eso yo…”

Alejo la vista avergonzada.

“Puedo intentar los besos también, si son necesarios”.

“Excelente”, responde él.

La mesera llega con la comida y mientras la coloca sobre la mesa me doy cuenta de lo que realmente le dije.

Golpeo mi cabeza mentalmente avergonzada hasta que el olor de la comida me tienta demasiado.

La distracción del almuerzo ayuda.

Mi futuro falso novio me cuenta un poco más de su plan y para cuando tenemos todo listo siento que ni siquiera puedo respirar con normalidad debido a la cantidad de comida que he ingerido.

“Te llevaré a casa ahora”, dice él ayudándome a ponerme en pie.

“Tengo que pasar por algunas cosas a mi propia casa, así que queda de camino”.

“No es necesario, yo tomaré el autobús”.

“No hay necesidad de eso”, me dice.

“¿Sabes conducir?”

“Sí, pero no tengo coche”.

“Bien”.

Él no dice nada más.

Me ayuda a bajar las escaleras para llegar al pasquín del edificio y me ayuda a subir también en el auto.

Me siento extrañamente feliz de estos pequeños detalles que ni siquiera mi ex fue capaz de hacer por mí cuando estaba tratando de conseguir lo que quería.

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