Mamá psicóloga
Capítulo 72

Capítulo 72:

POV Lizbeth

“¡Mamá, el abuelo dijo que me regalaría los juguetes que tiene en casa!”

Lucas salta de la cama para abrazarme.

“¿Podemos ir a casa de la abuela hoy?”

“Lo siento cariño”, respondo acariciando su cabello.

“Pero podemos ir mañana, hoy cenaremos con papá”.

“¿¡De verdad!?”, responde emocionado.

“Entonces vayamos mañana a casa de los abuelos”.

Lucas regresa junto a mi padre.

Charlo con mi madre mientras veo a los niños jugar con mi padre y realmente creo que debería hablar de decirle a Jeremías como me siento.

Cielos, cuando llamó en la mañana solo para decir que me extrañaba, me sentía tan extraña y avergonzada que no fui capaz de actuar como una mujer adulta.

“¿Deberíamos comer aquí la próxima semana?”, suspiro.

“Hace un tiempo que no cenamos como familia”, sonrío.

“Podría traer a Jeremías y los niños, creo que a papá le hace bien”

Aun cuando la tristeza se mueve a mi alrededor…

“Quiero que él sea feliz todo lo que… lo que pueda”.

“Nena, no pienses en eso”, mi madre murmura.

“Hicimos una promesa”

Ella toma mi mano.

“Vamos a ser feliz por ahora, vamos a vivir sin pensar en el futuro”.

“Eso quiero hacer mamá, pero…”

Niego encogiéndome de hombros.

“No puedo evitar sentirme infeliz al pensar que en cualquier momento…”

“Liz, puedes traer a los niños otra vez”

Mi padre interrumpe nuestra conversación suspirando.

“Aunque ahora estoy un poco cansado”.

“Claro que sí papá los traeré apenas pueda”

Me pongo en pie para ir hasta ellos.

“Ahora, me iré, tengo que preparar la cena y algunas cosas más”.

“¿Todo está bien?”

Mi padre toma mi mano.

“No me mientas Lizbeth”.

“Todo está bien papi”, respondo antes de tomar a Lucía en brazos.

“Ahora descansa, Lucas, vamos a casa”

Beso la frente de mi padre.

Este me abraza rápidamente mientras veo a Lucas despedirse con su manita y salgo del hospital lista para irme a casa.

Subo con los niños al auto junto con los niños mientras los guardias de seguridad que Jeremías envió.

El camino a casa es bastante calmado.

Los niños hablan entre ellos sobre que harán la próxima vez que vean a su abuelo.

Sonrío al ver a Lucia gesticular esa palabra con sus manos.

Sin duda alguna le diré a Jeremías que también quiero tener un verdadero matrimonio con él.

Que quizás tengamos la oportunidad de ser algo más y aunque él no lo ha dicho realmente, quizás en algún momento él se sienta de la misma forma que yo me siento por él.

Sonrío como una tonta cuando reconozco que estoy enamorada de mi esposo.

Alejo esos pensamientos mirando por la ventanilla del coche, pero cuando llegamos a la entrada de la casa mi frente se frunce ante el auto estacionado en la entrada.

Los guardias de seguridad bajan del coche, me piden quedarme en el auto durante unos minutos, pero cuando veo a una mujer bajar de dicho coche sé que no puedo quedarme simplemente así.

Bajo del auto pidiéndole a los niños no seguirme y voy directo a la mujer de cabello marrón excesivamente largo.

“¿Disculpe quién es usted?”

La mujer hace a un lado a los guardias para mirarme con sus ojos pulcramente maquillados, se cruza de brazos, haciéndome imposible no notar que tiene una figura demasiado perfecta para ser natural.

“No puedo creer que me cambiara por ti”

Sus ojos suben a los míos con una sonrisa sarcástica en su rostro.

“Supongo que lo dejé realmente afectado”

“Disculpa, no sé quién seas o de que estás hablando, pero sin duda alguna necesito una explicación”.

Me cruzo de brazos copiando su postura.

Ella hecha hacia atrás uno de sus mechones de cabello con prepotencia.

“Soy la prometida de Jeremías”, dice.

“Bueno, al menos lo era antes de irme hace unos años”

Escuchar esas palabras me congela.

Escucho la puerta del auto cerrarse y me doy cuenta demasiado tarde de que los niños vienen hacia aquí.

“Mamá, ¿Quién es esta…”

La voz De Lucas desaparece.

Lucia me pide que la cargue extendiendo sus manitas y lo hago permitiéndole ocultar su rostro en mi cuello.

Si esta mujer es quien creo que es…

No es buena idea que reaparezca en la vida de los niños tan abruptamente.

“Disculpe, pero creo que no es el momento de hablar, los niños…”

“Oh, había olvidado que ellos seguían aquí”, dice con desagrado.

“Pero me da igual si estás o no, voy a ser rápida”, me mira con molestia.

“No me importa si te casaste con él o si ahora eres la nueva madre de estas pequeñas… cosas, pero volví por lo que es mío, así que no te pongas muy cómoda”.

Ella vuelve sobre sus pasos hasta su auto.

Luego prende el motor y ni siquiera le da una mirada a los niños antes de marcharse de este lugar.

Mi corazón duele por ellos casi tanto como por el hecho de que definitivamente esa mujer, incluso siendo tan cruel, sigue siendo su madre.

“Esa mujer no me agrada”, dice Lucas.

“No quiero que venga más aquí, mamá”.

Mi niño corre lejos hasta la puerta.

Maldigo mientras acaricio la espalda de su hermana que sigue aferrándose a mí y sé que necesito hablar con Jeremías.

Esto podría arruinar el desarrollo de los niños, sin lugar a dudas.

¿Qué debería hacer?

¿Cuáles son las intenciones de esta mujer?

¿De verdad es su madre?

¿Qué hago?

Varias preguntas empiezan a acumularse en mi cabeza.

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