Mamá psicóloga -
Capítulo 3
Capítulo 3:
POV Jeremías
Los niños quieren, peluches, perros, pero mi hija, mi hija quiere una mamá.
No tengo pensado casarme después de todo lo que ha sucedido, así que es algo que no puedo cumplirle, a pesar de que su niñera parece estar muy interesada en ese puesto.
Chasqueo la lengua ante de pensar en la ridícula idea de esa mujer.
Le devuelvo el dibujo a mi hija sin saber qué decirle y después de un rápido beso en su cabeza camino hacia la habitación de Lucas.
“Lucas, hablemos”
Prendo la luz de su cuarto.
“Tenemos que llegar a un acuerdo”
Alejo la manta que se ha colocado encima.
“No seas malo conmigo, sabes que me preocupo cuando…”
“¡Ese señor solo habla de tonterías!”
Mi hijo me mira.
“Además, no me gusta ese lugar”
“A veces debemos hacer cosas que no nos gustan”, le digo.
“Por favor Lucas, no puedes seguir escapando, es peligroso”.
“Te dije que no quería ir y me dejaste ahí papá”, responde
“Tuve que irme por mi cuenta”.
Miro impresionado a mi niño.
Para tener siete años tiene unos argumentos demasiado contundentes.
Eso me hace reír ligeramente.
Lucas suele recordarme a mi hermano en muchas ocasiones y eso solo me entristece.
“Bien”, intento una última cosa.
“Te daré cualquier cosa que me pidas si vas a las terapias hasta final de año y no escapes de la consulta”.
Mi hijo me mira.
Sé que quizás este no es el mejor método, pero un niño mimado es más fácil de corregir en el futuro que alguien que no fue a sus terapias para ser una persona funcional.
Además, si me pide alguna cosa peligrosa, simplemente tengo que mantenerlo supervisado.
“Quiero a la princesa del parque”.
“¿A quién?”
“La princesa que lloraba en el parque papá”, él sonríe.
“Lucia quiere una mamá y yo a esa princesa, si me la das te prometo ir a las terapias”.
Mi hijo extiende su pequeña manita en mi dirección como le he enseñado a hacer para cerrar tratos mientras pienso en la desagradable mujer que se atrevió a cuestionarme el cuidado de mi hijo sin siquiera dudarlo.
Ella no lucía como una princesa y que estuviese siendo perseguida por algún novio molesto, sin dudas tampoco ayuda.
¿Tengo otra salida aquí?
Miro a mi hijo una vez más, este ladea la cabeza ante mi duda y me digo que puedo hacer algún trato con esa mujer si eso ayudará a que Lucas acepte su tratamiento.
Tomo su mano aun tratando de averiguar cómo voy a conseguir siquiera a esa mujer.
“Trataré de encontrarla, pero con una condición más”, lo miro.
“Con la condición de que hables con el doctor medía hora en cada consulta”.
“Pero papá eso…”
“¿Tenemos un trato?”
Mi hijo achica sus ojos, pero asiente.
Ambos nos damos un fuerte apretón de manos y luego de darle un beso me marcho de su habitación.
Le pido a la niñera de Lucia, cambiarla para cenar antes de bajar las escaleras.
Salgo de la casa frustrado, marco el número de mi asistente una segunda vez y no puedo creer realmente lo que estoy a punto de hacer.
“Necesito encontrar a una mujer”, digo sin siquiera saludar a mi asistente.
“La vi hoy en el parque frente en la clínica de Lucas, parecía estarse casando o mejor dicho huyendo de su boda”
POV Lizbeth
“¡Cómo puedes estar aquí después de lo que hiciste!”
La voz histérica de mi exnovio hace que las personas alrededor de nosotros nos observen.
Le doy una mirada de desagrado antes de contestarle con rabia.
“Necesito terminar mi carrera, necesito ir a mis clases y sobre todo necesito que desaparezcas de mi vista desgraciado de m!erda”
Intento alejarme de David, pero él me toma del brazo tan fuerte que incluso tengo que quejarme.
Lo empujo hacia atrás cuando intenta llevarme a algún lugar lejos del parque del campus.
“¡Suéltame maldita sea!”, le grito.
“Déjame en paz de una p%ta vez, tú fuiste el que lo jodiste todo”.
“¿Yo?”, grita.
“¡Tú tienes la culpa de todo lo que ha pasado!, ¡Soy el hazmerreír de todos por tu culpa!
“¿Qué tengo la culpa?”, me quedo incrédula ante sus descaros.
“Te acostaste con tu prima, como puedo tener la culpa de que seas un degenerado e infiel”, niego molesta.
“¡Agradece que fui a la boda y no te dejé esperando como un idiota!
“¿Agradecerlo?”, me reclama.
“Todos vieron cómo me abofeteaste, la familia de mi prima le dijo un sinfín de cosas a mi madre y todos en la facultad junto a los socios de mi padre presenciaron tu estúpido numerito”.
“¡Me da igual David!”, gruño cansada.
“Déjame en paz, tu, tu madre y todos se pueden ir a la m!erda”.
Me alejo de él mientras ignoro a las personas que murmuran a mi alrededor, camino directamente hasta mi aula para la primera clase, pero antes de que pueda siquiera entrar la asistente del director viene por mí.
Maldigo internamente cuando camino junto a la mujer hacia dicho lugar.
Me siento en uno de los asientos frente a la oficina con la incomodidad moviéndose por todo mi cuerpo y mi corazón se detiene cuando me permiten entrar a la oficina.
Mi ex suegra, su marido y alguien más están en la oficina del rector.
“Tome asiento señorita”.
Pide el rector, hago lo que él dice tratando de entender qué está pasando o porque la m!erda familia de David está sentada en la rectoría de mi facultad de medicina.
La respuesta llega contundente cuando mi ex suegra me mira con odio en sus ojos.
“¡Tu, z%rra!”, me acusa.
“Tienes alguna idea del lío en el que te has metido”, me cuestiona.
“Te abrimos las puertas a nuestra casa a pesar de ser una pobretona, te dimos dinero para tu padre y pagamos la boda”
La mujer se descontrola.
¿¡Cómo pudiste montar todo ese espectáculo frente a todos!?”
“¡Su hijo me engañó!”, grito.
“¿¡Por qué soy yo la culpable!?
“Pudiste simplemente suspender la boda”, grita.
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