Mamá psicóloga
Capítulo 26

Capítulo 26:

POV Lizbeth

La alarma de mi celular suena mientras me retuerzo exhausta en la cama, paso una mano por mi cabeza tratando de olvidar la sensación extraña que no ha desaparecido desde ayer en la tarde.

Bajo de la cama furiosa conmigo misma por estar dándole vueltas a la forma en que mi esposo, el molesto.

Estuvo tan cerca de mí en el auto y como la absurda curiosidad de cómo se hubiese sentido que me besara, se moviera en mis pensamientos.

¿¡Por qué me daría curiosidad que él me besara!?

Entro al cuarto de baño y esparzo un poco de pasta en el cepillo de dientes que dejaron junto a otras cosas en mi nuevo baño.

Meto dicho objeto en mi boca para mirar fijamente a mi reflejo en el espejo.

¿De verdad estoy pensando en algo como eso?

¿¡Cómo puede ser!?

Termino de lavarme la boca.

Luego me meto a la ducha y me repito que quizás solo confundí el extraño gesto de amabilidad que tuvo en mi oficina.

Puede que esa sea la razón de que la loca idea de ser besada por él me pareciera curiosa.

Me envuelvo en una toalla antes de salir una vez más a la habitación, me cambio rápidamente para caminar hacia el cuarto de los niños y sonrío sintiéndome un poco conmovida por la oportunidad de cuidar así de tan lindos niños.

Enciendo la luz antes de acercarme a Lucia.

“Buenos días, nena”

Doy un pequeño beso en su mejilla.

“Es hora de levantarse”.

La pequeña sonríe antes de extender sus brazos en mi dirección, le permito abrazarme mientras la saco de la cama y estoy por entrar con ella al baño cuando el pequeño Lucas se despierta.

“¿Mamá?”

“Buenos días, tesoro”, sonrío.

“En un minuto estoy contigo”.

Me apresuro a dejar a la niña en el inodoro para ir por Lucas.

Mi nuevo hijo está sentado al borde de la cama con la mirada perdida en algún lugar de la habitación.

Me siento a su lado para darle un rápido beso en la mejilla.

“¿Dormiste bien?”

El pequeño niega.

“¿Qué sucedió?”

“Tuve un sueño feo mamá”

Su voz es triste.

“No recuerdo que soñé, pero tenía mucho miedo…”

“Oh, mi niño…”, suspiro llevándolo hasta mi pecho.

“La próxima vez ven a mi habitación, ¿Está bien?”

Él asiente.

Luego baja de la cama para caminar hacia su closet y decido tomar ropa para la niña mientras el chico pequeño toma su propia ropa.

Lucía está terminado de tomar su ducha cuando entro de una vez más al baño.

Me doy cuenta de que estos niños son demasiado independientes para su edad.

“¿Te duchaste bien?”

Le hago las ceñas dejando la ropa en la encimera.

“¿Quieres que lave tu cabeza?”

La niña asiente.

Sonrío agachándome al borde de la ducha y tomo la ducha extensible de la pared para rociar algo de agua sobre la cabecita infantil.

“Si necesitas ayuda puedes pedírmela”, comento lavando su cabello.

“Recuerda que estoy aquí para ayudarte”.

La niña se mantiene en silencio mientras me dice con señas que está feliz de que sea su mamá, termino de lavar su cabeza antes de envolverla en una toalla para cargarla hasta la encimera del baño.

Le guiño mientras la despeino secando su cabello.

La pequeña niña sonríe ligeramente cuando alejo la toalla.

“Hoy nos vestiremos igual”

Le muestro el vestido de color rojo que escogí del armario.

“Y en la tarde iremos al parque de diversiones, como prometí ayer”.

Toco su pequeña naricita antes de colocarle su ropa.

Lucas entra al baño cuando Lucía está lista y mientras el niño se encarga de asearse.

Peino el cabello de Lucia, sintiéndome genuinamente feliz de poder hacer esto por unos niños que lo necesitan.

“¡Mamá qué lindo peinado!”, gesticula lucía cuando ve las coletas con moños rojos que acabo de hacer para ellas.

Le hago las señas para decir que se ve mucho más linda y doy un salto en mi sitio cuando escucho una voz masculina venir desde la puerta de la habitación.

“Supongo que al menos sabe cuidar de los niños”

El padre de los niños camina hasta donde estamos para darle un ligero beso a su hija.

“Buenos días, cariño”.

Me siento incómoda.

Trago grueso cuando el aroma de la colonia para después de afeitar de mi esposo se acerca a mis sentidos.

Trato de no mirar hacia la bata de dormir de seda medio abierta que lleva, pero no puedo evitar notar que este hombre molesto está bastante bien para su edad, pero…

¿¡En qué estoy pensando!?

Sujeto con fuerza el cepillo con el que peine a la niña, sacudo mi cabeza para alejar las absurdas ideas de que este sujeto es atractivo y agradezco que Lucas salga del baño para centrar mi atención en el niño.

“Creo que deberíamos bajar a desayunar”, digo con nervios.

“Hoy hay muchas cosas que necesito hacer”

“Puedes bajar conmigo a la entrada”, dice mi esposo.

“Tengo algo que darte”.

“Oh, realmente no tengo mucho tiempo, necesito llegar temprano al trabajo para…”

“Es justamente por eso que me gustaría que vinieras un segundo”

Mi esposo mira a sus hijos.

“Vayan a desayunar mientras hablo con mamá”.

Los niños asienten.

Me quedo sin escapatoria cuando todos salimos de la habitación y aunque no quiero quedarme a solas con este hombre ahora que me estoy sintiendo tan extrañamente confundida lo sigo fuera de casa.

“¿Qué quieres?, de verdad que estoy apurada por…”

Un auto se detiene frente a la casa, el chofer de este lugar sale de dicho coche y dudo mucho que el Mercedes color blanco de última generación sea del estilo de mi esposo.

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