Mamá psicóloga
Capítulo 138

Capítulo 138:

POV Lucas

Mi padre entra en la oficina un momento después, le explico todo lo que está sucediendo y me marcho con prisas de regreso a mi departamento.

Hago varias maletas antes de subir a mi gato al auto y conduzco en silencio fuera de la ciudad, con prisas.

El viaje de casi dos horas termina convirtiéndose en hora y media.

Estaciono el coche frente a las puertas de un pintoresco convento en las afueras de esta diminuta ciudad para esperar la hora indicada.

El tiempo pasa lentamente, pero cuando las puertas del convento se abren y veo a mi esposa empujando el carrito para bebés que mi madre nos dio en el hospital hasta el auto las ganas de ir por ella me llenan.

Puedo ver la duda en su mirada cuándo se acerca lo suficiente.

Da unos ligeros golpes al cristal de mi auto y bajo el cristal tratando de aparentar molestia en lugar de alegría.

Beatriz se queda muda.

Ella lleva una mano a su pecho mientras las lágrimas caen silenciosas de su rostro y bajo del auto con prisas.

La tomo en mis brazos sin decir absolutamente nada.

Cierro mis ojos agradecida de que ella esté bien al igual que los bebés.

“Lucas, yo… yo…”

“No digas nada, Beatriz, solo sube al auto y vámonos a casa”

“No, no, tu madre sabe todo, la escuché, no puedo verla a los ojos después de mentirle”.

“No hables tonterías, mi madre está igual de preocupada que yo…”

Tomo su rostro en mis manos.

“Mi madre se enfadó, es verdad”, admito.

“No sé cuánto escuchaste, pero cuando le expliqué todas las cosas se calmaron y llevemos días buscándote, por los cielos no vuelvas a irte de casa”.

Ella suspira, sus labios se fruncen antes de llorar desconsolada contra mi pecho.

La abrazo mientras observo a los pequeños bebés dormidos en el carrito y después de unos minutos ayudo a Beatriz a subir al auto junto a sus bebés.

Tomo su mano comuna de las mías antes de conducir de regreso a casa.

“No vuelvas a irte, no vuelvas a dejarme”

“Creo que lo mejor es que me quede aquí y siga por mi cuenta”, digo mirando mis manos sin poder mar a mi esposo a el rostro.

“¿Como piensas siquiera en sugerir eso Beatriz? ¿Acaso no te das cuenta de cómo están las cosas? ¿Cómo van a seguir estando las cosas? Dije que vamos a casa”

“No, Lucas, estoy avergonzada, me siento miserable por engañar a toda tu maravillosa familia y no quiero ver decepción en sus ojos cuando me vean”, niego.

“Suficiente con mi familia odiándome”.

Mi esposo detiene el auto a mitad del camino.

Camine sale de su asiento con prisas antes de abrir la puerta para mí después de rodear el carro.

Me toma de la mano desata mi cinturón de seguridad y me saca del auto para hacerme mirarlo directamente a la cara.

“Dije que no te irás a ningún lado, ni tú, ni los bebes, somos una familia, eres mi mujer”

“No digas eso, nuestro matrimonio fue…”

“Da igual como fue que esto comenzó o si fue o no un arreglo entre los dos”

Él alza mi barbilla.

“Ahora es real, realmente creo que siempre ha sido real y te amo, tú me amas también, así que seamos una familia Beatriz”

“No, no, tu madre…”

“Deja de hablar de mi madre”, me pide.

“Ella de verdad estará feliz de verte y si no lo está no tiene por qué importarte. Eres mi mujer, mía. Mi familia”

Cierro mis ojos.

Su aroma…

La sinceridad en su voz…

Todo eso se mueve dentro de mi luchando contra la pena que ocasiona saber que después de todo sí que he mentido a todas estas personas importantes

Niego desconsolado mientras las lágrimas brotan de mis ojos mi esposo las limpia antes de abrazarme con dulzura, una dulzura que he necesitado todo este tiempo.

“Vamos a casa Beatriz”, me pide una vez más.

“Tú, yo y nuestros bebes, porque son nuestros, solo nuestros”

“Lucas. yo no merezco alguien como tú, yo debo irme y dejar que encuentres a alguien que valga la pena”

Hago una pausa.

“Alguien sin hijos o problemas, alguien bueno que…”

“Eres perfecta. Tus hijos son una bendición y eres todo lo que vez jamás pensé que podría tener a mi lado”

Él me mira con toda esa sinceridad que siempre he visto en sus ojos.

Esa sinceridad que me ha enamorado.

“Así que deja de pensar en tonterías y volvamos a casa”

Asiento porque realmente quiero irme con él.

Me dejo ayudar a sentar una vez más en el asiento del copiloto y Lucas toma mi mano para besarla después de sentarse en su propio puesto detrás del volante.

Lucas conduce deprisa hacia la ciudad.

El cansancio que parece haberse acumulado en mi me lleva a caer en un completo sueño tan profundo que ni siquiera me doy cuenta cuando el auto se detiene.

La voz de Lucas acaricia mis sentidos mientras su mano toca ligeramente mí hombro.

“Llegamos, nena”, dice acariciando mi frente con una sonrisa.

“Vamos a que tomes un baño y puedas dormir en la cama”

“No, no los bebés…”

“Me haré cargo, vi algunos botes de leche en la bolsa” sonríe.

“Yo me encargaré mientras duermes”

“Lucas, eso no es…”

“Por favor, desde ahora, son mis hijos también”, me dice.

“Y tu realmente necesitas descansar un poco más”

Lucas me ayuda a bajar del auto.

Miro hacia delante esperando ver las paredes del edificio donde vivimos, pero solo me encuentro con la hermosa construcción que me mostró la noche que di a luz.

Miro a mi esposo algo confundida, pero él implemente va al asiento trasero y saca a los bebés en su carrito para seguir a mi lado.

“Venga, vamos dentro, el tiempo está cambiando”

Usa su mano libre para llevarme dentro de casa.

Llegamos a la inmensa puerta de madera de este lugar una vez más y aunque espero encontrarme una vez más con un sitio completamente vacío me encuentro un lugar perfectamente amueblado.

“¿Cuándo…?”

“Mientras estabas en el hospital”, responde.

“Y después de que te marchaste también tuve que ocuparme de algunas cosas”.

“Lucas esto es…”

“Esto es nuestra vida y no vuelvas a darme las gracias o decir algo tan absurdo como que no lo mereces, mereces esto y mucho más”

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