Capítulo 88:

Vieron a los paramédicos ocuparse de atender a Kate. La cargaron en la camilla y la llevaron a la ambulancia.

De hecho, escucharon a uno de los paramédicos hablar con otro, en confianza.

“Esa mujer no está nada bien, no creo que se salve”.

“Yo tampoco lo creo”. Respondió el otro.

Ellos los siguieron caminando en silencio, cuando escucharon hablar a Ángela.

“Mi titi es mi mamá, yo no quiero que muera”. Sollozó.

Ninguno de los dos se atrevió a decir nada. Gálata que había llegado junto a la ambulancia, se fue con Kate, le tenía mucho cariño a la chica y no quería dejarla sola.

Entretanto, Tamara, Ángela y Xavier se fueron en el auto a la casa, el trayecto lo hicieron en absoluto silencio, solo se escuchaba el ruido del motor. La niña no dejaba de llorar, y esos los preocupaba, todo lo vivido había sido demasiado fuerte para ella.

Xavier tenía una sensación agridulce, por una parte, estaba feliz de haber rescatado a Ángela, lo cual no hubiera sido posible sin la intervención de Kate. Había derrotado y acabado con la maldad de Laurent, esperaba que la muy desgraciada se estuviera rostizando en el infierno. Pensó con rabia.

Sin embargo, sabía que la situación seguía siendo crítica. Kate estaba gravemente herida y su vida pendía de un hilo.

Cuando llegaron a la casa de los padres de Xavier, todo era silencioso y el cielo se puso gris, presagiando algo malo. Ellos entraron a la casa, se ducharon intentando relajarse un poco. Xavier quería que Tamara y Ángela descansaran porque esos momentos habían sido ajetreados para ellas. Después de un rato los tres acostaron, sin embargo, los hechos recientes no le permitían desconectar con lo que había sucedido.

Trataron de descansar, pero era imposible. Los sollozos silenciosos de Ángela los conmovieron.

“No deberían quererme”. Dijo de pronto la niña en un leve sollozo: “Toda la gente que me quiere y me defiende termina muerta… le pasó a mi padre adoptivo Travis, y ahora a mi madre Kate. Deberían darme en adopción o llevado a un orfanato para que no se arriesguen”.

Las palabras de la niña les provocaron un nudo en la garganta, pero fue Xavier quien habló.

“Ángela, cariño, no digas eso. No es tu culpa lo que ha sucedido. Los que te aman no han muerto por amarte, a veces las cosas suceden porque tocan de esa manera. Claramente, tanto Travis como Kate hicieron todo lo posible por ti, aunque lamentablemente Travis ya no está aquí, siempre te amará y seguirá cuidándote desde donde esté. Tú eres una niña especial, llena de amor, mereces ser amada y protegida. Además, Kate no ha muerto”.

Tamara secó las lágrimas de Ángela.

“Además, nosotros estamos felices de tenerte, eres una parte de nosotros, eres nuestra hija, nuestra familia y te amamos profundamente. Siempre estaremos aquí para ti, enfrentaremos cualquier peligro juntos. No estás sola, cariño”.

Ángela se aferró a ellos con fuerza, encontrando consuelo en sus brazos.

“Gracias, papá y Tamy, los amo mucho. Pero tengo miedo de perder a más personas que amo. Quiero que estemos todos juntos y a salvo, no quiero que nadie nos haga daño nunca más”.

Xavier besó tiernamente la frente de Ángela.

“Entendemos tus miedos, pero ya no hay peligro y vamos a estar bien, pero recuerda, el amor no trae consigo la muerte, trae esperanza y fortaleza. Juntos superaremos cualquier obstáculo, crearemos un futuro lleno de felicidad y seguridad para los seis”. Dijo Xavier cariñosamente.

Tamara acarició suavemente el cabello de Ángela, mientras la niña le besaba la barriga, donde yacían sus hermanos.

Ante sus palabras, Ángela se fue tranquilizando poco a poco, sintiendo el amor y la seguridad que tanto Tamara como Xavier le daban. Aunque la tristeza y el dolor aún estaban presentes, también había un rayo de esperanza en su corazón.

Mientras tanto, Xavier y Tamara intercambiaron miradas cargadas de preocupación y determinación. Sabían que debían hacer todo lo posible por ayudar a Ángela y rogar que todo saliera bien con Kate.

Cuando después de un tiempo, Ángela finalmente se quedó dormida en medio de los brazos reconfortantes de Xavier y Tamara, ellos se miraron el uno al otro, compartiendo un entendimiento silencioso. La vieron dormir y comenzaron a conversar entre ellos.

“Xavier, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para asegurarnos de que Kate reciba la mejor atención médica posible y se recupere. No podemos permitir que Ángela la pierda”. Dijo la mujer con determinación en su voz.

“Y sus otros niños tampoco, tiene tres más; uno de diez, uno de siete y el último de cuatro”.

“Debemos hacer todo lo necesario para ayudarla y asegurarnos de que se recupere. Después de conocer su historia, sé que Kate es una mujer valiente y fuerte, merece tener una oportunidad de vivir una vida feliz junto a sus hijos”. Respondió Tamara, apretando suavemente la mano de Xavier: “¿Le habrán avisado a su esposo?”.

“No lo sé, porque al parecer él no sabía de la existencia de Ángela, Kate tenía miedo de decírselo”.

“Creo que Kate, aparte de Ángela, es la que más ha sufrido. No digo que tú no lo hayas hecho, porque no debe ser fácil enterarte en solo unas semanas todo lo que ocurrió, pero ella ha llevado ese sufrimiento desde que tenía diecisiete años, son casi trece años que ha pasado atormentada por la culpa de su hermana, no debe haber sido fácil para ella”. Dijo Tamara conmovida por la historia de Kate: “Tenemos que hacer que Ángela sea todo lo feliz que su madre no pudo ser, ni siquiera Laurent”.

“Así será mi amor, todo estará bien, no te preocupes”. Respondió Xavier deseando tranquilizarla, no quería verla sufrir por nada.

Se acostaron a descansar y al otro día cuando amaneció, las noticias que los esperaban no eran buenas, los llamaron y le dieron la terrible noticia que Kate había muerto.

Xavier y Tamara sintieron un fuerte dolor en el corazón al escuchar la noticia. Miraron hacia la cama donde Ángela aún dormía pacíficamente, ignorando que su mundo se iba a tambalear de nuevo.

En silencio, se abrazaron fuertemente, dándose apoyo el uno en el otro. Pero sabían que debían ser fuertes por Ángela.

La niña los escucho y se despertó sobresaltada, con los ojos somnolientos y frotándoselos.

“¿Saben de mi mamá?”. Interrogó y aunque ellos parecían no dispuestos a decir nada, ella insistió: “¿Qué sucede, papá y Tamy?”.

Xavier tomó una profunda respiración antes de hablar.

“Mi amor, tenemos que decirte algo. Pero quiero que sepas que nosotros siempre estaremos para ti”.

Ángela supo la noticia aún sin que se la dijeran.

“Kate… ha muerto”.

Las lágrimas llenaron los ojos de Ángela mientras asimilaba la noticia. Su madre, quien creyó su tía, esa mujer que siempre veía a las sombras, cuidándola, ya no estaba. Un sentimiento abrumador de tristeza y vacío se apoderó de su corazón.

“No puede ser… ¡¿Por qué?!”. Exclamó Ángela, incapaz de contener el dolor.

Xavier y Tamara se acercaron a ella, envolviéndola en un cálido abrazo.

“Lo siento mucho, cariño. Kate era una persona increíble, valiente y luchadora. Estamos conmovidos por su pérdida, pero vamos a estar aquí para apoyarte en todo momento”. Dijo Xavier con voz entrecortada por la emoción.

“Sí, Ángela. Eres nuestra hija y siempre lo serás. Aunque Kate ya no esté físicamente con nosotros, su amor y su espíritu vivirán en tu corazón. Nosotros vamos a cuidarte y protegerte”. Agregó Tamara, luchando por mantener la calma y transmitírsela a la niña.

Ángela asintió, sintiendo el consuelo que sus padres le brindaban en ese difícil momento.

“¿Qué va a pasar ahora?”. Preguntó, temerosa de que la separaran de la única familia que le quedaba.

Xavier y Tamara se miraron, entendiendo la preocupación de Ángela.

“Nosotros vamos a cuidar de ti, cariño. Eres parte de nuestra familia y siempre lo serás. Esta es tu casa, nunca te dejaremos sola”. Aseguró Tamara con voz suave pero decidida.

“Juntos superaremos está perdida, Angela. Vamos a atravesar este dolor y encontrar la fuerza para seguir adelante”. Añadió Xavier, apretando suavemente la mano de Ángela.

“¿Y mis primitos? No, ellos son mis hermanitos ¿Qué será de ellos? Nunca los volveré a ver”. Dijo la niña en un sollozo.

“Quizás si mi amor, no lo sé”. Respondió Xavier, porque no quería hacerle falsas problemas.

Uno golpes en la puerta llamaron su atención, Xavier salió del dormitorio a la sala para abrir la puerta. Era su madre, se veía bastante conmovida.

“Mamá, ¿Estás bien?”.

Aunque asintió, ella se veía desgarrada. Un sollozo salió de su garganta.

“¿Vino Lesbia?”.

Ella asintió.

“Si, y ya se fue, se llevó las cenizas de sus dos hijas, esa mujer estaba destrozada. Laurent era su sobrina, la hija de su hermana, por eso Kate y ella tenían cierto parecido, pero la crio como su propia hija. Todo lo demás dicho por Laurent, de que su esposo la dejó porque la puso escoger no es cierto, todo era mentira, él nunca la rechazó, no sabe de dónde sacó eso. Tampoco se dio cuenta de que estaba perturbada, más bien fue una madre consentidora para ella”.

“¿No le hará ninguna ceremonia? Pensé que su esposo la llevaría con él”.

“Ay hijo, ese hombre cuando lo llamaron no quiso ni siquiera atender el teléfono, dijo que no quería saber de Kate, ni viva ni muerta, que no era su asunto que había acabado con ella. Todo le tocó a Lesbia, fue ella quien decidió que las cremaran para llevarse a su país las cenizas de sus dos hijas.

Solo me pidió que en algún momento tú le permitas ver a Ángela, que es lo único que le quedó de su hija, porque no cree que el padre de los niños se los deje ver… lo más doloroso es que este fin de semana era su cumpleaños y Kate iba a pasarlo con ella después de mucho tiempo… le pedí que se quedara con nosotros, pero no quiso, dijo que tenía que aprender a vivir con su dolor y le daba vergüenza ver el daño que Laurent te había causado”.

Gálata suspiró con tristeza antes de continuar.

“Sabes que la quiero mucho, porque fue un gran apoyo cuando más lo necesité y ahora me duele no poder retribuirle de alguna manera”.

“Puedes ir a visitarla con Ángela en algún momento… es triste mamá, pero si de algo me he dado cuenta, es que la vida no es un cuento de hadas y que los errores se pagan, que la mentira no trae nada bueno y siempre la verdad se exhibe, lo único que perdura y nos fortalece es el verdadero amor”.

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