Mamá correcta, papá equivocado -
Capítulo 33
Capítulo 33:
Xavier se quedó en silencio durante unos segundos antes de poder procesar lo que acababa de escuchar. No había funcionado.
Sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras del doctor. Había estado deseando tener un hijo, pero ahora se sentía inseguro.
¿Realmente estaba listo para ser padre? Se preguntó.
Kat notó el cambio en la expresión de su amigo.
“¿Qué pasó?”. Interrogó ella con curiosidad.
“No funcionó la inseminación. “Respondió el hombre: “Así que seguiré sin ser padre.
“No te preocupes, Xavi. Si necesitas hablar o simplemente un hombro en el que llorar, aquí estoy para ti”.
Él asintió, pero no quiso hablar, había invertido tiempo y dinero, aunque esto último no le importaba porque tenía suficiente, pero había tenido esperanza de poder tener el hijo que tanto había deseado. Por eso accedió al tratamiento, pero ahora todo parecía haber sido en vano.
No sabía por qué, pero estaba teniendo sentimientos contradictorios. Por una parte, se sentía decepcionado y frustrado consigo mismo ¿Por qué había llegado a este punto? Porque había perdido la fe en el amor después de tantas relaciones fallidas, la cantidad de mujeres que habían pasado por su vida y la desconfianza. Pensó que tener un hijo sería la única forma de llenar el vacío en su vida.
Pero ahora, después de este revés, se dio cuenta de que necesitaba reconsiderar sus prioridades. Además, estaba Tamara, quizás ella si fuera la mujer que estaba esperando y la que necesitaba en su vida. Era de esas que amaban y de quienes terminabas enamorado como loco, así como su padre con su mamá, sus tíos con sus esposas.
Kat notó su mirada perdida y decidió romper el silencio.
“Xavier, sé que esto es difícil, pero recuerda que no estás solo. Tienes amigos y familia que te quieren y apoyan. Si necesitas hablar con alguien que te entiende, yo estaré aquí para ti”.
Él agradeció sus palabras con una sonrisa triste, pero en su mente estaba pensando en Tamara, estaba tratando de analizar que tenía que la hacía especial.
“Quiero verla”. Soltó y su amiga lo miró extrañada.
“Me perdí”.
“A Tamara, sé que había dicho que esperaría dos meses, pero llevo tres semanas y he decidido no esperar más”.
“Le dijiste a tu padre que esperarías ese tiempo ¿Harás trampa?”
“Lo siento, pero necesito verla. Seguramente debe estar en R%ma, si no está allí iré a Fl%rencia, solo quiero verla un momento. Además, he decidido que todo va a cambiar, no voy a seguir intentando tener un hijo por inseminación y voy a enfocarme en construir una relación verdadera con Tamara.
“Por primera vez siento una chispa de esperanza. Tal vez y solo tal vez, ella sea la mujer correcta. No podré seguir ayudándote, debo regresar ahora mismo a It$lia y mañana a primera hora iré a la clínica para que destruyan mis muestras, no seguiré queriendo tener un hijo por esa vía”. Declaró con determinación ante el asombro de Kat.
“¡Válgame Dios! Ya éramos mucho y parió la abuela”. Dijo Freya sin poder creer en la suerte de su amiga, mientras no dejaba de ver las pruebas de embarazo.
“¿Ahora qué haré?”. Dijo con preocupación: “Cinco años de bendito matrimonio esperando salir embarazada y nunca se dio y ahora justo cuando decirlo darle fin ocurre ¿Qué hago? yo no sería capaz de interrumpir un embarazo”.
Preguntó mientras se pasaba la mano por la cabeza en un gesto de desesperación.
“Entonces pensemos con sangre fría, no te adelantes. Creo que lo primero es ir a hacerte una prueba de embarazo, conversar con el doctor y cuando ya estés segura de que el embarazo es real lo pensamos. ¿Te parece?”.
“Sí, pero hoy mismo necesito que interpongas la demanda de divorcio en el tribunal, mañana temprano vamos al médico. Aunque antes será mejor que lo llame para hacer una cita”.
Tomó su celular y marcó al consultorio del Doctor Galvano.
“Buen día, doctor, es la Señora Tamara Castelli”.
“¿Cómo está señora? Estaba por llamarla para que se practique una prueba para ver si el procedimiento dio resultado”.
“Por eso mismo lo estoy llamando, quería concretar una cita para mañana. Necesito saber si estoy embarazada, porque incluso he tenido algunos síntomas”. Respondió ella con preocupación, sin decir que lo había comprobado con unas pruebas caseras de embarazo.
“Me parece genial, la espero mañana a las siete de la mañana”.
Tamara colgó la llamada y se dejó caer en el sofá ante la mirada compasiva de su amiga.
“Ya está hecho, mañana vemos que pasará”. Dijo la chica con un suspiro.
“Mientras tanto, hoy comeremos mucho y veremos una película”. Le propuso Freya y así lo hicieron.
Mientras tanto, el doctor una vez que termino la llamada, le marcó a Joel.
“Señor Prato, le habla el Doctor Galvano. No me gusta hacer esto, pero como me dijo que había tenido unas diferencias con su esposa y que necesitaba saber el resultado de la inseminación artificial, le informo que mañana viene la señora a practicarse una prueba de embarazo”.
“Genial doctor, muchas gracias por la información, no se preocupe que no mencionaré que fue usted quien me avisó”. Respondió el hombre con satisfacción.
“¿Quién te llamó?”. Le preguntó la persona acostada a su lado.
“Nadie que a ti te importe, te recuerdo que nuestra relación es absolutamente física, no va más allá de eso”. Expresó levantándose y mirando con desdén, pensando en todo lo que debía hacer por dinero.
Se vistió y salió de ese apartamento con rumbo al que compartía con Tamara esperando conseguirla allí, pero cuando llegó no la encontró.
“¡Maldita Tamara! Ojalá y estés embarazada, porque tienes que volver a ser la esposa sumisa que eras”. Dijo apretando la mano en un puño.
Al día siguiente, Tamara y Freya se levantaron muy temprano. Esta última decidió acompañar a su amiga, no quería dejarla sola en ese momento tan crucial en su vida. Después de desayunar y de luchar con sus náuseas, ambas estuvieron listas.
Antes de la hora acordada ya estaban en la antesala a la zona de los consultorios para entrar donde el Doctor Galvano. La enfermera la atendió en cuanto llegaron, sin embargo, no le quitaba la mirada de encima.
Tamara la vio observarla persistentemente y se sintió incómoda.
“Disculpe, me pone nerviosa su mirada insistente ¿Ocurre algo?”. Preguntó un poco nerviosa por la actitud de la mujer.
Allí fue cuando la secretaria reaccionó.
“Lo siento, solo quería preguntarle algo ¿Es usted la Señora Tamara Castelli?”. Inquirió con curiosidad.
“Si lo soy, ¿Ocurre algo?”. Respondió ella.
“¿Es la esposa del Señor Joel Prato?”. Siguió interrogando la mujer.
Por un momento Tamara se quedó pensativa.
“Algo así, pero ahora por favor, anúncieme con el doctor”.
“Si claro, aunque no es necesario. Pase adelante, el doctor la está esperando”.
Tamara pasó con Freya al consultorio y el doctor se quedó mirándola como si no quisiera que la mujer estuviera allí, cuando la más joven se dio cuenta decidió aclarar la situación.
“Lamento si le incomoda la presencia de mi amiga, la verdad es que no quise venir sola y como yo soy la paciente, a mí no me importa que ella esté aquí, dándome apoyo moral”.
El doctor se sintió un poco apenado, no dijo nada, solo asintió.
“Vamos a extraerle una muestra de sangre, la llevamos al laboratorio y más tardar en cuarenta minutos tendrá los resultados”.
Se escucharon unos golpes en la puerta y por un momento el doctor dudó si dejar entrar o no a la persona al otro lado. Lo pensó por un par de segundos y finalmente tomó una decisión.
“Pase adelante”. Ordenó y enseguida apareció Joel con una sonrisa de oreja a oreja sorprendiendo a Tamara con su presencia.
“¿Qué haces aquí?”. Preguntó Tamara molesta, mirando del hombre al doctor con una expresión recriminatoria.
“Lo siento, señora. Yo le avisé que viniera, de todas maneras, usted está embarazada de él y como padre debe estar presente”.
“No tienes por qué molestarte esposa mía, nosotros tenemos que conversar y más ahora que estamos esperando un hijo. Porque estoy totalmente seguro de que en tu pancita ha comenzado a crecer nuestro bebé y él merece crecer con sus padres”. Dijo el hombre esbozando una amable sonrisa, mientras Tamara se mordía la lengua para no decirle los insultos que tenía en la punta de la lengua.
El doctor llamó a la enfermera y le dio las muestras para llevarlas al laboratorio, luego les pidió a todos esperar en la antesala. Allí se sentaron a esperar los resultados, aunque en todo momento Tamara ignoró a Joel.
Pasado los minutos indicados por el doctor, vieron a la enfermera salir para luego regresar con el sobre y entrar al despacho del doctor, quien salió unos segundos después sonrientes con los resultados en la mano. Les dio la noticia justo cuando Xavier estaba entrando en la sala y las miradas de Tamara y él se encontraron.
“Salieron positivo. Señora Tamara, Señor Joel, están esperando un bebé”. Declaró el doctor emocionado, mientras la vista de Tamara no se apartaba del recién llegado y el rostro de este palidecía.
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