Mamá correcta, papá equivocado -
Capítulo 13
Capítulo 13:
Xavier no se había mantenido por mucho tiempo en la fiesta después que Tamara salió. Escuchó algunas propuestas de negocios, pero ni siquiera les respondió, no podía porque tenía sus pensamientos en la mujer que se había ido sin darle ninguna explicación.
No podía evitar sentirse frustrado, nunca le había pasado que una mujer terminara huyendo de él. Siempre ocurría todo lo contrario, era él quien huía y tenía que buscar la manera de quitárselas de encima.
Salió de allí, al mismo tiempo que llevaba sus manos a su cuello y se comenzaba a quitar la corbata con frustración, sentía como si lo ahogara. Tenía que hacer algo para sacarse esa calentura que cargaba… en todos los sentidos.
Llamó a una de sus amantes, una de las muchas que tenía y le pidió que fuera a un hotel distinto al suyo. Aunque tenía una suite allí, no metía a mujeres ahí. Ese era su santuario, solo dejaba entrar a las mujeres de su familia, no le daba ese privilegio a nadie más… ni siquiera el de conocer a su familia.
Desde que cumplió los veintidós años, cuando le rompieron el corazón. Se convirtió en una especie de marinero del amor, a diferencia que de los se decía que tenían una mujer en cada puerto; él tenía una mujer cada semana. Su madre siempre lo acusaba de haber salido p%to como el menor de sus hermanos gemelos, él solo se encogía de hombros y sonreía.
No pudo evitar recordar una de sus tantas conversaciones.
“Para qué quiero una sola rosa si puedo tener todo el jardín”. Respondía y ella se puso furiosa.
“Un día de estos, Matteo Sebastini, voy a agarrarte a palazos para que no hables de esa manera, eso no es el comportamiento apropiado de un caballero”. Lo reprendió.
“No exageres Gálata Ferreri, todos los hombres de tu familia a excepción de mi tío Taddeo, no son caballeros, son una bandada de patanes reformados”. Se burló: “Además, como bien dijo un reconocido filósofo, el hombre es bueno, pero la sociedad lo corrompe. Tú más que nadie conoces lo ocurrido… sino fuera por esta forma, tu hijo no habría podido reconstruir su corazón”.
“¿Aún sigues amando a esa chica, Laurent?”. Interrogó preocupada.
“¿Amarla? ¿Me crees masoquista? No mamá, es solo que ahora soy cauteloso y no voy a exponer mi corazón… no voy a enamorarme ni voy a casarme jamás. La mujer que quiera disfrutar conmigo las mieles del amor, es sabiendo que solo existe el presente, no hay futuro. La vida te enseña una lección y uno debe aprenderla”.
Rápidamente volvió al presente. Pero ahora sentía que Tamara se había convertido en un desafío, estaba empeñado en tenerla. Solo el roce con su piel lo había puesto a mil, eso nunca le había ocurrido y el hecho de que se le hubiera escapado, lo hacía insistir en tenerla.
Tomó el teléfono y dio unas instrucciones.
“Gabriel, averíguame dónde puedo encontrar a Tamara Castelli”.
“Señor, ya le envié un informe sobre ella, ¿No es la chica del vientre de alquiler?”.
“No es esa, ¡Qué coincidencia! Es increíble que ambas se llaman iguales. Pero no, no es ella, es la mujer que bailó conmigo en la fiesta de esta noche y salió corriendo como si fuera cenicienta, solo que no dejó ningún zapato”. Dijo con un gruñido de molestia.
“Entendido señor, yo me cargo de encontrarla”,
Cortó la llamada, mientras recostaba su cabeza del asiento del auto, sin dejar de pensar en los últimos acontecimientos.
Xavier estaba acostumbrado a tener a cualquier mujer que quisiera, pero esta vez era diferente, ella huyó. Sintió que Tamara lo había retado de alguna manera y él no podía evitar aceptar cualquier reto que se presentara.
El chofer lo condujo por la calle de la ciudad que a esa hora no tenía mucho movimiento. ¿Dónde estaría Tamara? ¿En qué parte de la ciudad se encontraría? Su mente estaba llena de pensamientos l$scivos sobre la mujer.
Cuando llegó al hotel, su cita ya estaba esperándolo en la habitación sentada en la cama. Al verlo se levantó con una sonrisa y comenzó a quitarse la ropa mientras se acercaba a él de manera sensual. Pero Xavier apenas le prestó atención, su mente seguía en Tamara.
A pesar de tener intimidad con ella, no se sintió satisfecho. Se levantó de la cama descontento, porque quiso sacarse el deseo con otra mujer y no le funcionó, en el fondo sabía que esto no era lo que realmente quería.
“Puedes irte… necesito estar solo”. Dijo tratando de suavizar sus palabras.
“Pero yo venía preparada para pasar…”. Antes de que pudiera hablar, él la interrumpió.
“Por favor Candra, no empieces. Sabes cuál es nuestro trato y si sientes que no puedes aceptarlo, no tengo problemas en que lo dejemos hasta aquí”.
La mujer se quedó en silencio y terminó retirándose. Mientras tanto, él no podía dejar de pensar en la chica de ojos azules, eran tan hermosos como el cielo.
Decidió que tenía que hacer algo al respecto. Se fue a ducharse sacándose el olor de la mujer de su cuerpo, cuando estuvo listo, se dirigió a su oficina. Para su alivio, apenas subió al auto recibió una llamada.
“Señor, ya tengo la dirección de la mujer que me indicó, se lo envíe por un mensaje. También tengo todo sobre ella, sus padres, procedencia, infancia…”. Las palabras del hombre fueron interrumpidas por un impaciente Xavier.
“¡Párale! Para acostarme con una mujer no necesito conocer ni su árbol genealógico, ni su curriculum”. Dijo con aparente indiferencia.
“¿Tampoco le gustaría saber su estado civil?”. Preguntó al otro lado de la línea.
“No me importa, no la quiero para casarme con ella y si está comprometida es ella quien debe ser fiel, no yo”.
Xavier recibió el mensaje con la dirección de Tamara y sonrió con satisfacción. Era hora de conquistarla, pero tendría que hacerlo a la vieja usanza.
Sin darse cuenta terminó deteniéndose en una floristería.
“¿Qué diablos estás haciendo Xavier?”.
Y por primera vez desde que tenía uso de razón, terminó comprando flores para una mujer distinta a las de su familia. Escribió una nota de su puño y letra y se las mandó con el mensajero.
No pudo evitar una sonrisa de imaginarse el rostro de la mujer… ahora, solo debía esperar para hacer su próximo movimiento.
Cuando llegó a su oficina, ya lo estaba esperando su secretaria.
“Buen día señor. Lamento ser portadora de malas noticias, pero la tela que se había seleccionado para las cortinas del nuevo hotel no se ha conseguido, se agotaron. Tendrá que escoger otra”. Dijo la mujer y una expresión de incomodidad se dibujó en su rostro.
“No quiero otras, ¡Quiero esas!”.
“Señor, no hay disponibles”.
“¡Encuéntrenlas!”. Ordenó mientras la secretaria se ponía cada vez nerviosa.
“Según la información que nos suministraron, Cavalcanti Modas compró toda la disponibilidad hace tres meses”.
“Averigua el nombre del CEO de la empresa y envía a uno de los ejecutivos a negociar con él”.
“Lo averigüé y llamamos, hablamos con el propio CEO Lorenzo Castelli y se negó”. Expresó la secretaria con preocupación.
Xavier escuchó el nombre y recordó que era el mismo apellido de su Tamara, ¿Tendría algún vínculo con ella? Pensó e inesperadamente tomó una decisión.
“Búscame una reserva en un vuelo comercial a Fl%rencia”. Ordenó y la mujer lo miró sorprendida.
“¿Comercial? ¿No mando a preparar el jet?”. Interrogó la mujer.
“No Gianna, te dije comercial, me voy en un vuelo comercial ¿Hay algún problema con eso?”. La mujer negó aún sorprendida y más cuando agregó: “Pero di que se van a entrevistar con el gerente del hotel”.
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