Capítulo 78:

Ángela sintió un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos al leer el mensaje de Laurent. Sabía que sus intenciones no eran buenas, pero el deseo de ser la única hija de Xavier la tentaba…. por otro lado, sabía que eso no justificaba dañar a Tamara ni a los bebés.

Decidida a protegerlos y con una fuerte determinación, Ángela escribió su última respuesta con firmeza: [No puedo hacerlo, no voy a poner en peligro a mis hermanos o hermanas y tampoco a Tamara. Ellos me han dado la bienvenida en su vida, no voy a traicionar su confianza. No quiero tener a Xavier solo para mí, él, Tamara y los bebés son mi familia. No voy a hacer lo que me pides por qué sé que es incorrecto y peligroso para todos. No voy a ser tu cómplice].

Laurent quedó frustrada por la respuesta de Ángela. Su plan no estaba saliendo como esperaba. Decidió que necesitaba tomar medidas más drásticas para lograr su objetivo.

Mientras tanto, con el corazón en la mano, Ángela apagó su celular y se acostó en la cama sin dejar de llorar. Se sentía entre la espada y la pared, tenía la sensación de que permanecer con Xavier era poner en peligro a Tamara y a los bebés, por otra parte, no podía evitar preocuparse por las consecuencias que le acarraría enfrentarse a su madre.

Sabía que Laurent era capaz de cualquier cosa y que debía estar preparada para lo que viniera. Se prometió a sí misma que haría todo lo posible para proteger a Xavier, a Tamara y a los bebés.

Tamara frunció el ceño cuando vio a Ángela irse a la habitación, caminó hasta allá y la vio acostada con una almohada en la cabeza, se acercó a ella y le preguntó cómo estaba.

“¿Todo está bien, Ángela?”. Interrogó preocupada.

Ángela se quitó la almohada de la cara, sus ojos estaban rojos, evidente signo de que había estado llorando. Miró a Tamara y con determinación en sus ojos, respondió: “Lo siento, no puedo explicarlo ahora, pero necesito que confíes en mí. Haré todo lo posible para protegerlos a todos ustedes”.

Tamara se acercó más y la abrazó, mientras la niña explotaba en llanto.

“¿Sabes qué no estás sola? Además, eres muy pequeña, si me cuentas lo que ocurre, como somos más grandes que tú, Xavier y yo podemos ayudarte a solucionarlo. Además, tres cabezas piensan más que una”. Pronunció con cariño, la niña la miró angustiada y negó con la cabeza.

“Lo siento Tamara, pero no puedo”.

Tamara acarició suavemente el cabello de Ángela, comprendiendo que algo grave estaba sucediendo. Aunque deseaba desesperadamente que Ángela confiara en ella y Xavier para ayudarla, respetaba su decisión de no revelar los detalles en ese momento.

“Está bien, Ángela. Te entiendo”. Respondió Tamara con ternura: “Aunque quiero que sepas que siempre estaremos aquí para ti, para cualquier cosa que necesites y ante cualquier circunstancia, pase lo que pase. Siento que ya eres parte de nuestra familia, así que haremos todo lo posible para protegerte y ayudarte”.

Ángela asintió, agradecida por las palabras reconfortantes de Tamara. A pesar de su angustia, sabía que tenía un apoyo invaluable en su vida. Pero ella esperaría los resultados de la prueba de ADN, quería saber si era hija de Xavier, si no era hija no habría problema porque igual se iría y Laurent no les haría daño, pero si resultaba ser, debía alejarse, porque estar cerca de ellos significaba una sentencia de muerte para Tamara y los bebés, ella no estaba dispuesta a ponerlos en peligro.

Mientras tanto, Laurent estaba furiosa por la negativa de Ángela y estaba dispuesta a tomar medidas más extremas. Se puso en contacto con unos hombres que contrató y comenzó a trazar un nuevo plan para lograr sus retorcidos objetivos.

Los días pasaron y Ángela se mantuvo en alerta constante, siempre vigilante ante cualquier señal de peligro, ni siquiera quiso encender el celular para no contactar con Laurent.

Tanto Xavier y Tamara notaba su cambio de actitud y le expresaron su preocupación, pero Ángela se mostraba reservada y evasiva. No quería ponerlos en riesgo al revelar lo que estaba sucediendo.

Un día antes de tener los resultados de la prueba de ADN, mientras Xavier estaba en el trabajo y Tamara había ido un momento donde su amiga Freya. Ángela escuchó el timbre y salió corriendo a abrir la puerta, pensando que era Tamara a quien se le había quedado las llaves, por eso abrió sin ver por la mirilla y se giró de espaldas hacia la puerta.

“Seguro de olvidadiza dejaste las llaves”. Dijo sonriendo, pero enseguida escuchó detrás de ella unos aplausos.

“¡Bravo! Con que esas tenemos mocosa impertinente, fraternizas con el enemigo, pero yo voy a enseñarte”. Se acercó a ella y la tomó por el brazo sacudiéndola.

Ángela se quejó de dolor al ver a Laurent, esta había logrado evadir la seguridad y llegar hasta la casa.

La chiquilla sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal al verla parada frente a ella con una sonrisa maliciosa en el rostro.

“¡Suéltame! Me estás haciendo daño”.

Ángela luchó por liberarse del agarre de Laurent, pero la fuerza de su madre era abrumadora. Sus ojos se llenaron de miedo y determinación mientras intentaba encontrar una forma de escapar.

“¡Déjame en paz!”. Gritó Ángela de nuevo, su voz estaba temblorosa pero llena de determinación: “No voy a permitir que lastimes a Tamara. No importa lo que me hagas, no lograrás que le haga daño a mi familia”.

Laurent soltó una risa siniestra y apretó con más fuerza el brazo de Ángela.

“Oh, cariño, subestimas mi determinación”. Dijo en tono despiadado: “Haré lo que sea necesario para conseguir lo que quiero. Si te sigues enfrentando a mí te irá muy mal… dime ¿Qué pasará si resulta que no eres hija de Xavier? Entonces tu única familia seré yo, porque ya tu papito Travis no está en este mundo ¿Y sabes por qué?”.

Le dijo con burla.

La niña la miró con miedo, entendiendo sus palabras. La mujer soltó una carcajada al verla.

“Qué comes que adivinas, mi vida… y viéndolo bien, realmente no sé quién es tu padre, puede que sea Xavier o puede que no, en esa época yo no tenía exclusividad con él, aunque así lo creyera… y menos cuando su padre amenazó con desheredarlo. Eso no me gustó, quería un hombre independiente que no dependiera de papi y mami para disponer de su dinero”.

Ángela sintió una oleada de miedo y dolor recorrer su cuerpo, pero su espíritu se mantuvo firme.

“Ángela, ya no tienes opción”. Susurró Laurent amenazadoramente: “Deberías haber hecho lo que te pedí y te lo pedí. Ahora, tendré que tomar medidas más drásticas”.

El corazón de Ángela se aceleró y sus manos temblaron. Sabía que Laurent estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para obtener lo que quería, y ahora la tenía acorralada. Pero Ángela no iba a rendirse fácilmente, se levantó con determinación y miró fijamente a su madre.

“No te permitiré que los dañes”. Dijo Ángela con voz firme: “Puedes hacer lo que quieras conmigo, pero no lograrás tu objetivo. Protegeré a Xavier, a Tamara y a los bebés cueste lo que cueste”.

Laurent sonrió de manera siniestra.

“Oh, Ángela, aún no comprendes la magnitud de lo que está en juego”. Respondió: “Aunque pronto lo entenderás. Tus acciones tienen consecuencias, y ya te darás cuenta de ello”.

Miró a Laurent directamente a los ojos y le dijo con valentía.

“Puede que seas mi madre biológica, pero tú y yo no nos parecemos en nada. Así no sea hija de Xavier, si no tuya, jamás actuaré como tú. No permitiré que le hagas daño a las personas que me han dado amor, no dejaré que tengas poder sobre mí”. Señaló con firmeza.

Pero eso hizo enojar a la mujer, quien le dio un par de bofetadas haciéndola caer en el suelo.

En ese momento Tamara regresó a casa y vio la escena que se desarrollaba frente a ella. Su rostro se llenó de horror al ver a Ángela tirada en el piso con las lágrimas rondado por su rostro. Sin pensarlo dos veces, como una fiera corrió hacia ellas y empujó a Laurent separándola de Ángela.

“¡Déjala en paz!”. Exclamó Tamara, indignada: “No permitiré que la lastimes”.

“¡Así que aquí está a quien estaba esperando! Muy interesante”. Pronunció con una expresión de maldad, acercándose a Tamara de manera amenazante, creyendo que ella se iba a acobardarse.

“¿Me estabas buscando? ¡Aquí estoy! ¿Qué puede querer una pobre mujer, seca y amargada, de una mujer tan feliz como yo?”. Dijo con suficiencia.

Laurent, hecha una furia por el desafío de Tamara, se abalanzó sobre ella.

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