Los Secretos de la Esposa Abandonada
Capítulo 417

Capítulo 417:

La expresión seria de Allison se suavizó en una pequeña sonrisa. Le dio un ligero golpecito a la máquina cercana. «Bien. Ahora, a trabajar».

«¡Sí, señora!»

Amya se apresuró, ansiosa por sumergirse. Pero al acercarse a la pantalla, algo llamó su atención. Su sonrisa vaciló.

El código… algo no iba bien. Funcionaba a toda velocidad, como si no funcionara, aunque nadie lo tocara. Sus cejas se fruncieron cuando la seriedad sustituyó a su entusiasmo. Se inclinó hacia ella, examinando las líneas erráticas.

«Jefe… ¿han pirateado este sistema antes?».

Su reflejo le devolvió la mirada en la pantalla limpia y brillante, pero su mente estaba consumida por la duda que se arremolinaba en sus pensamientos.

«Sí. Allison se plantó ante los imponentes servidores, con una expresión fría y severa como el acero. «Por eso tuvimos que cerrar Hacker’s World».

El recuerdo de aquel día desastroso la invadió, vívido y crudo.

«Alguien nos traicionó. Conspiraron con fuerzas externas. Y el día de la mayor actualización del sistema, lanzaron un ataque total, desdibujando la línea entre lo real y lo virtual».

Su serena fachada se resquebrajó y su tono dejó traslucir un trasfondo de amargura.

«Al final, el protocolo de defensa de Hacker’s World resistió el ataque a duras penas. Pero sacrificó parte de su núcleo. Se autodestruyó y ahora ha desaparecido. Inactivo para siempre».

Amya se quedó muda, con un nudo en la garganta por la enormidad de lo que acababa de oír. Oírlo fue suficiente para pintar la escena en su mente: lo mortal, lo trágico que debió de ser.

Un repentino «bip» rompió el silencio y Amya se sobresaltó. El zumbido de la maquinaria captó su atención y, cerca de ella, algo volvió a la vida, lento como una bestia antigua luchando contra el tiempo.

«Llevo años trabajando en su reparación», dijo Allison, con una voz un poco más suave, casi esperanzada. «Aún no funciona del todo, pero… He hecho progresos. Y necesito tu ayuda para recuperarlo. Juntos, tal vez podamos revivirlo».

Esto era más que un proyecto. Este sistema era el último vestigio del legado de su mentor.

«¡Por supuesto! Lo daré todo». replicó Amya, con la determinación a flor de piel. Sin mediar palabra, se puso manos a la obra.

Pero aún quedaban algunas preguntas candentes.

Por ejemplo, ¿quién era el misterioso fundador de Hacker’s World? ¿Qué relación tenía con Allison? ¿Podrían realmente revivir esas poderosas civilizaciones ocultas? Mientras sus pensamientos giraban en espiral, miró a la concentrada Allison.

La mujer estaba encorvada, soldando delicadamente circuitos con movimientos precisos, como si nada pudiera romper su concentración.

Al observarla, la expresión de Amya se volvió seria y su determinación se afianzó. Pasara lo que pasara, estaban juntas en esto. Lucharían por el mismo objetivo.

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