Los Secretos de la Esposa Abandonada -
Capítulo 285
Capítulo 285:
«La semana que viene hay un baile benéfico y una subasta», dijo Lindy, su mirada aguda. «Será mejor que Colton y tú no avergoncéis a la familia Stevens como la última vez». Su voz destilaba sarcasmo mientras lanzaba una mirada mordaz a Melany. «Que yo haya dejado pasar lo que pasó antes no significa que tú te hagas la poderosa».
Melany mantuvo una expresión serena, incluso inocente. «Lindy, ya te lo he explicado. Fue sólo un malentendido. No tenía absolutamente nada que ver conmigo».
A pesar de su actitud tranquila, los dedos de Melany rozaron sutilmente la tarjeta de visita que había guardado de Nova. El exquisito broche de antes persistía en sus pensamientos, alimentando ambiciones que había mantenido cuidadosamente ocultas. Al principio, había esperado ganarse el apoyo de Colton, pero alinearse con la familia Lloyd ahora le parecía mucho más beneficioso.
«¿Nada que ver contigo?» se burló Lindy, con una voz cargada de incredulidad. «Puede que Colton sea tan ingenuo como para creérselo, pero a mí no me engañas».
Lindy llevaba días hirviendo de amargura. Desde que Melany se había casado con la familia Stevens, todo se había desmoronado. Incluso cuando su marido tenía aventuras, solía llamarla para guardar las apariencias. Ahora, su matrimonio era una farsa y sus indiscreciones quedaban al descubierto delante de ella.
¿Y el banquete de cumpleaños de Keanu? Un completo desastre, todo gracias a Melany.
Con ellos dos solos en la habitación, Lindy abandonó su fachada habitual. Su voz, antes suave, ahora se volvió venenosa. «¡Si no fuera por ese estúpido vídeo que has hecho, cómo habrían podido filtrarse los secretos de la empresa!». Lanzó a Melany una mirada llena de desprecio.
Lindy llevaba días esperando este momento. Melany, escurridiza como siempre, había conseguido evitar la confrontación en todo momento. Pero hoy, Lindy estaba decidida a darle la reprimenda que se merecía.
«Crees que has ganado, ¿verdad? ¿Crees que arruinándome conseguirás por fin lo que quieres?». El rostro de Lindy se retorció de furia y arrepentimiento. Se maldijo por ser tan ciega, por permitir que esa cazafortunas se casara con su hijo.
«Si Allison estuviera aquí, nada de esto habría ocurrido», murmuró en voz baja.
«¡Debes estar soñando si crees que alguna vez serás la señora de esta casa!», espetó. «No mientras yo siga respirando».
En la mente de Lindy parpadeó la idea de sus propios secretos, como el joven que había mantenido a escondidas, un pequeño capricho ante el que su marido había hecho la vista gorda durante mucho tiempo. Tenían un acuerdo abierto. Pero ahora, gracias a Melany, todo eso había quedado al descubierto. Keanu estaba tan furioso que había cortado el apoyo financiero a su familia, dejando a sus hermanos en pánico, explotando su teléfono con demandas.
Desde que Melany entró en sus vidas, todo había sido un caos. Lindy pensó en los días en que Allison había estado cerca. Al menos Allison había sido amable y obediente, un verdadero soplo de aire fresco.
«No eres ni la sombra de lo que era Allison. Ella sabía cómo manejar a Keanu, mantenerlo feliz. ¿Pero tú? No eres más que un problema». La voz de Lindy destilaba desdén.
Donde la mayoría habría estallado ante semejante diatriba, Melany se limitó a reír. «Si Allison era tan maravillosa, ¿por qué no te salvó cuando te estabas muriendo de ese pequeño dolor de cabeza?».
Su sonrisa era dulce, pero sus palabras cortaban como el hielo. «Oh, espera, ¿podría ser que en realidad no le gustas a nadie en esta familia?» Hizo una pausa, fingiendo un ceño inocente antes de suspirar suavemente. «Oh, es verdad. Esas fueron las palabras exactas de Allison, ¿no? Preferiría darle esa medicina a un completo desconocido antes que mover un dedo para ayudarte».
Las palabras de Melany se clavaron directamente en el corazón de Lindy, dejándola sin habla.
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