La última luna -
Capítulo 15
Capítulo 15:
“Creo que las hay. Creo que tal vez los líderes masculinos no están buscando en el lugar correcto. No tienes que nacer de un Alfa o un Beta para ser una buena mujer”, declaró Ellie.
“Es cierto. Bueno, si no gano, dejaré que me ayudes a elegir una buena chica para que sea mi esposa, ¿De acuerdo?”, afirmó él, con una expresión pensativa en su rostro.
Ellie aceptó riendo.
“Pero, por favor, haz lo posible por ganar. Si algunos de estos tipos ganan…”, exclamó ella sacudiendo la cabeza, haciéndole reír.
“Te escucho, Luna. Te escucho, Haremos lo que podamos para protegerte de los imbéciles que hay entre nosotros”, le respondió.
Ellie se rió tanto por la forma en que lo dijo, que le dolió el costado. Todavía se estaba riendo cuando salieron del bosque y estaban casi en el recinto del torneo.
A lo lejos, vio a River calentando. Estaba estirando sus poderosos brazos, girando hacia delante y hacia atrás lentamente. Con el sol detrás de él, tenía un aspecto magnífico. Ellie recuperó el aliento y trató de no mirar, pero Ulises se dio cuenta.
“Y si va a ganar él… ¿Debo interferir?”, preguntó.
Ellie apenas le oyó, así que no dijo nada.
“Voy a tomar eso como un no”, dijo Ulises.
POV River.
Saber que Ellie iba a salir a correr con Ulises esa mañana no hacía más fácil verla salir del bosque junto al apuesto Alfa.
River estaba en el recinto del torneo, bien temprano, preparándose para la primera prueba de la competencia. Tratar de mantener su mente alejada de la mujer que organizaba el concurso y prepararse realmente para él era más difícil de lo que jamás hubiera creído posible cuando dejó que su madre lo convenciera de hacerlo.
Ahora, ver a la alta mujer rubia caminar con gracia por el claro junto a otro hombre hizo que sus músculos se tensaran y sus ojos se entrecerraran. Tuvo que apartar la mirada. Sin embargo, era una gran motivación. Ganar era siempre una fuerza motriz para River, sin importar de qué juego se tratara.
Ya fuera jugando a las cartas con sus compañeros de manada, participando en un videojuego en equipo o tirando a la canasta con su Beta, quería ser el mejor. Quería ganar. Este torneo no era diferente. Querría ganar, aunque no hubiera nada que ganar por ser el vencedor.
La luz del sol atrapaba el pelo de Ellie mientras caminaba, creando un halo alrededor de su hermoso rostro y haciéndola parecer un ángel.
Sonreía y reía, probablemente por algo que dijo Ulises y acariciaba el gigantesco bíceps del hombre. River hizo lo posible por no sentir celos. Se concentró en las actividades de estiramiento y calentamiento para las que había salido temprano y trató de no mirarla para poder mantenerse concentrado.
“Si que está buena”, afirmó Clark, llamando la atención de River.
Se giró y miró al otro alfa que había salido por su izquierda, balanceando los brazos y estirándolos
“Maldición. Es una pena que la Diosa de la Luna tuviera que dejar de hacerlas como ella…”, añadió.
River sabía lo que estaba insinuando. La maldición de la Diosa de la Luna, o lo que fuera que había causado la falta de líderes femeninas, era la razón por la que había estado tan seguro de que el hijo de su Beta sería un varón antes de que los padres hubieran hecho siquiera una ecografía.
Por lo que sabían, Ellie era la última hembra nacida de un Alfa o un Beta. Algunos decían que había sido un mago el causante de la falta de bebés niñas. Fuera lo que fuera, parecía que la Diosa de la Luna había puesto todo lo que tenía para hacer a Ellie.
No solo era hermosa, sino que era inteligente, una líder hábil y una guerrera en el campo de batalla. Aunque River aún no había visto la tercera aun, estaba convencido de las dos primeras cualidades de las que había oído hablar de Ellie, así que no tenía motivos para creer que la tercera no fuera cierta también.
Empezaron a llegar otras personas. River vio a su madre y a algunas de las otras personas de su manada que habían venido como espectadores ocupando sus lugares en las gradas.
Patricia levantó una mano y lo saludó y River le devolvió el saludo. Parecía muy feliz. Sabía que, si no ganaba este torneo, su madre se sentiría decepcionada y la idea de defraudarla era casi tan molesta como la de que otra persona acabara con Ellie.
Habían hecho ese pacto, todos menos Blade, que no había estado allí en ese momento, para honrar al ganador, y para que todas las manadas se llevaran bien. River lo haría, sin duda. Sin embargo, sería difícil ver a Ellie casarse con la mayoría de estos otros tipos. Clark estaba bien, incluso si miraba a Ellie de una manera que parecía ligeramente inapropiada.
Igualmente, Lance no era tan mal tipo. Pero también estaban Strand y Blade. A River le daba escalofríos la idea de que Ellie terminara con cualquiera de ellos. Ulises era el único otro tipo que River consideraba que merecía estar con alguien como Ellie Knight.
Michael Knight, el padre de Ellie, se dirigía hacia el claro. Tenía una enorme sonrisa en el rostro, pero era evidente que también estaba fuera de sí.
Los tres chicos que seguían constantemente a Ellie estaban con él y parecía que estaban bromeando, lo que parecía alterar aún más al Señor Knight. Se dirigía al centro del campo para explicarles las reglas de este primer concurso, señal de que el concurso comenzaría pronto.
Ulises apartó la mirada de Ellie cuando ésta se acercó para ponerse al lado de su padre y fue a unirse a los demás concursantes. Blade y Strand se acercaron también desde otras direcciones, sin que ninguno de ellos pareciera demasiado preocupado. Blade tenía una sonrisa en la cara cuando se acercó al otro lado de Clark.
“Es hora de que les patee el trasero, caballeros”, susurró.
“Oye, sé amable. No estabas ahí la otra noche cuando acordamos que todos nos íbamos a llevar bien, ¿Verdad?”, dijo Lance desde el final de la fila que habían formado.
“¿De qué diablos estás hablando?”, Blade arqueó una ceja.
“Sí, Alfa Blade. Todos vamos a portarnos bien”, declaró Strand.
“Todos ustedes, perdedores, tienen que aguantarse cuando yo gane el premio”, comentó mirando a Ellie como si fuera un trozo de carne. Su lengua salió de su boca y recorrió su labio inferior, recordando a River una serpiente.
“Ella no es un premio. Es una persona, ¿Recuerdas?”, regañó River.
“Lo que sea, hombre. Solo estás celoso de que haya salido con Ulises toda la mañana”, Alfa Strand se encogió de hombros.
River no se molestó en responder a esa acusación. Si bien era cierto que deseaba haber sido él quien estuviera con Ellie y no Ulises, había gente peor con la que ella podía estar… claramente. Volvió a poner su atención en la conversación entre Blade, Lance y Clark.
“Bien, bien. ¿Quieren que les dé mi palabra de que, si pierdo, no me desquitaré con ustedes, imbéciles? No hay problema. No voy a perder de todos modos”, espetó Blade.
“Te das cuenta de que estás hablando con otros cinco Alfas, ¿Verdad Blade? Quiero decir, ¿Acaso quieres molestarnos a todos al mismo tiempo?”, preguntó Ulises, quien parecía un poco perturbado por los insultos de Blade, pero no le sorprendía a River que tratara de intimidarlos usando tácticas tan inmaduras
“No, eso tampoco me preocupa”, afirmó Blade, con una sonrisa en el rostro.
Se rió y se pasó una mano por un lado del pelo. Su flequillo formaba un pico perfecto sobre el ojo izquierdo, como el arma que le daba nombre. River se preguntó qué había sido primero; el nombre o el peinado. ¿Había nacido con ese peinado o había decidido que necesitaba un aspecto característico que representara su mortífero nombre?
Era fácil burlarse de una persona como Blade, que era el estereotipo de tipo duro que se creía mejor que los demás e invencible, pero River no quería dejar que su rabia contra Blade lo distrajera de concentrarse en la tarea que tenía entre manos. Necesitaba ganar esta prueba para empezar con buen pie.
Cuando Michael comenzó a hablar, River trató de escuchar la explicación de las reglas, pero sus ojos seguían desviándose hacia Ellie. Sorprendentemente, sus ojos azules también estaban enfocados en él. River tuvo que preguntarse si, después de todo, no había razón para estar celoso de Ulises
POV Ellie.
“¿Cómo estás, cielo? ¿Te puedes creer que por fin haya llegado?”, llamó su padre cuando se reunió con él en el claro donde se celebraría la primera prueba.
Estaba rebosante de emoción mientras le rodeaba el cuello con el brazo.
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