La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 667
Capítulo 667:
Tenía los ojos fijos en el vaso, o tal vez la miraba a ella a través de él.
Su tono era muy despreocupado cuando dijo: «Evelyn te estuvo esperando mucho tiempo y se quedó dormida poco antes de tu regreso.
No paraba de llorar cuando intentaba que se tomara la medicina e insistía en que la quería a usted.
¿Así es como la has cuidado estos últimos años?
¿Sólo la cuidas cuando estás libre y se la dejas a la niñera cuando no lo estás?».
En realidad sabía que no era así. Sabía lo mucho que Alexis había cuidado de Evelyn y lo mucho que la quería. Ella nunca habría acudido a él por el caso de Evelyn si no fuera cierto.
Sin embargo, cada vez que recordaba que había ido a visitar a Calvin, le entraban ganas de enemistarse con ella.
En ese momento, sólo quería exponerle su herida y dejar que ella también sintiera el dolor. De ese modo, podría averiguar si ella aún sentía algo por él.
Tras un breve silencio entre ambos, Alexis dijo: «Subiré a verla».
Antes de que pudiera levantarse, Leonel la cogió de la mano. Esta vez, su tono se había suavizado un poco, ya no sonaba sarcástico.
«Comamos primero», sugirió.
Alexis mantuvo la mano en el borde de la mesa mientras dudaba.
Al cabo de un rato, cedió y se sentó a comer.
Mientras los dos comían, el ambiente a su alrededor permanecía en silencio.
Alexis no pudo evitar pensar en la frase «la última cena», que la hizo sonreír. Leonel se dio cuenta y se quedó mirándola largo rato.
Había una mirada insondable en sus ojos.
Tenía una mezcla de amor, resentimiento y añoranza por todos los años transcurridos.
Por alguna razón, esta vez Alexis estaba dispuesta a entablar conversación con él. Mientras bebía su sopa, le preguntó: «¿Cómo has estado estos últimos años?».
Sabía lo del primer año, cuando él volaba alrededor del mundo buscándola. Sin embargo, cuando dio a luz a Evelyn, él ya había regresado al país.
Para entonces, le había perdido la pista y nadie lo había mencionado delante de ella.
Alexis pensó que él, como cualquier otra persona, necesitaba una conexión emocional.
Tenía un pasado pintoresco, con tantas personas diferentes que iban y venían.
Quizás también tuvo a alguien a su lado durante ese tiempo.
La mirada de Leonel se hizo más profunda mientras apoyaba la espalda en la silla, observándola atentamente. Al cabo de un rato, pronunció en voz baja: «¿De verdad quieres saberlo?».
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